jueves, mayo 04, 2006

BUENOS AIRES: DIOS SE FUE Por Hugo Presman

BUENOS AIRES, Mayo 04, (PUNTO CERO) La mayor parte de la literatura y la filosofía han girado sobre conceptos como la vida, la muerte, Dios y el amor. La vida es un milagro, la muerte es un misterio. Dios es para los creyentes lo que explica el milagro de la vida y el misterio de la muerte. Para los no creyentes es la expresión de lo que el hombre ignora. El amor es lo que permite recrear el circuito vida – muerte.
Cuando desde una posición de agnosticismo uno observa el antiguo y el nuevo testamento no puede menos que observar que Dios está concebido desde una perspectiva que refleja las miserias humanas. Si Dios hizo al hombre a su imagen, éste se vengó concibiéndolo a su semejanza.
En el Antiguo Testamento, Dios obliga a Abraham a ofrecer como sacrificio a su hijo Isaac. A último momento desestima la ofrenda. En el Nuevo Testamento, Dios envía a su hijo a la muerte. La expresión de Jesús: “Padre, porque me has abandonado”, expresa con precisión la dimensión del drama.
Los creyentes afirman que las atrocidades cometidas por el hombre no pueden ser atribuidas a Dios, porque el dotó a su máxima creación de libre albedrío. Ya sea porque el argumento permite salvar la interpretación creacionista o porque ha vencido la garantía de fabricación, el siglo XX y lo que va del siglo XXI ha permitido pasar, gracias al desarrollo tecnológico, de las muertes artesanales a las industrializadas.
A mero título enunciativo: genocidio armenio, la shoah contra el pueblo judío, dos guerras interimperialistas, Corea, Vietnam, el exterminio entre hutus y tutsis, entre bosnios y croatas, Hiroshima y Nagasaki, los gulags y ahora Abú Ghraib y Guantánamo, Afganistán e Irak, Israelíes y Palestinos.
Pero los símbolos más paradigmáticos que supera a nuestros ancestros animales son Auschwitz y la Esma. El filósofo Theodor Adorno llegó a cuestionarse si se podría seguir escribiendo después de Auschwitz. Si Auschwitz existió, entonces Dios no existe, podría ser una línea de pensamiento. Si Dios no existe todo está permitido.

REPLAY HISTÓRICO
Lo que está sucediendo con el MERCOSUR a partir del problema de las plantas de celulosa es una lección de historia, que reproduce la balcanización padecida por América Latina en el siglo XIX. Problemas solucionables transformados en pretextos para la fragmentación. Torpezas inadmisibles que anulan la posibilidad de desplegar un proyecto estratégico. Caída profunda a menos de seis meses de un frente común enfrentando al ALCA en la cumbre de Mar del Plata. Gobiernos que parecían transitar una línea de pensamiento cercano actuando como amigos traicionados. La miseria y la desocupación que enfrentan a países empobrecidos por enemigos comunes. Vecinos que ponen el problema en el tapete y luego evitan formar parte de las soluciones. Gobierno preso de la empresa finlandesa que es más fuerte que el Estado Uruguayo. El MERCOSUR que reproduce en su seno las arbitrariedades de sus socios mayores con sus integrantes menores. Hugo Chávez que intenta mediar apoyando a Uruguay y Paraguay, al tiempo que rompe equivocadamente el Pacto Andino. Su actitud desembozada en la interna peruana, no ayuda finalmente al candidato al que apoya: Ollanta Humala. El surgimiento de nacionalismos provincianos, en una escalada de desaciertos. Bush actúa en las sombras y evita exteriorizar su alegría en público.
En medio de este contexto de debilitamiento latinoamericano, Evo Morales realiza la primera nacionalización del siglo XXI en América Latina. El ideólogo de la revolucionaria medida es el Ministro del Área, Andrés Soliz Rada, máximo referente de la izquierda nacional boliviana. Pero la medida afecta a Petrobrás y Repsol Es decir a Lula y Kirchner. Es el momento de ver si los presidentes de los socios mayores del Mercosur son capaces de elevarse por encima de los intereses provinciales. Evo Morales necesitará mucho apoyo para contrarrestar los intereses que afectó y los que amenazan con secesionar a Santa Cruz de la Sierra.
Otros países latinoamericanos firman acuerdos suicidas de Libre Comercio con EE.UU. El último es el impresentable presidente peruano Toledo, cuando guarda sus bártulos de despedida del Palacio Pizarro.
El mismo Uruguay, cuyo gobierno tiene su principal base de apoyo en los ex Tupamaros, amenaza con firmar su certificado de defunción.
Nadie parece querer mirarse en Méjico, que abrió su mercado al libre ingreso de mercaderías, pero no tiene la contrapartida el libre movimiento de personas. EE.UU. todos los días aumenta el Muro que lo separa de Méjico, en largo y alto. Es el mismo Méjico al que el Nafta le incrementó la desocupación y terminó en ser importador de su alimento básico como el maíz. El mismo Muro que recluye a los desocupados y excluidos por el ALCA.
El momento es histórico y tiene una enorme potencialidad. Desaprovecharlo será un crimen El mismo que se consumó en el siglo XIX, cuando pasamos a ser argentinos, uruguayos, brasileños, mejicanos, colombianos porque fracasamos en ser latinoamericanos.

LA VERSIÓN ORIGINAL
La inexistencia de una burguesía industrial o a lo sumo los esbozos de una raquítica y embrionaria, termino con facilitar el desmembramiento de una nación no concretada. Los comerciantes importadores de los puertos latinoamericanos y los productores de productos primarios ganaron las cruentas guerras civiles. Al sur del Río Bravo no triunfaron los intereses económicos que se impusieron en la Guerra de Secesión norteamericana. No hubo una Prusia como la que unificó Alemania o Lombardía que hizo lo mismo en Italia. Por eso Simón Bolívar, denodado adalid de la unidad pudo decir al final de sus días “He arado en el mar”
Todas las figuras que propusieron una visión continental, tuvieron una mirada tan clara como oscuras fueron sus muertes o sus exilios.
Moreno fue posiblemente asesinado. San Martín murió luego de un largo exilio en Francia como Rosas lo vivió en Inglaterra. Monteagudo fue asesinado en Perú. Francisco Solano López murió combatiendo, lo mismo que Francisco Ramírez. Felipe Varela, que llevaba la bandera de la unidad americana, terminó sus días en Chile. José Martí murió combatiendo. Miguel Güemes, asesinado. El Chacho Peñaloza fue asesinado y su cabeza colgada en una pica en Olta. Facundo Quiroga fue asesinado. Artigas tuvo un largo exilio hasta su muerte en Paraguay. Alberdi murió en Francia. Bolívar murió enfermo y abandonado, impedido de exiliarse en Europa por su avanzada enfermedad y escasos recursos. Francisco Morazán, presidente de la República Confederada de Centro América (1830-1838) fue fusilado. Un escueto muestrario de aquella frase del Che, que afirmaba que en una Revolución se triunfa o se muere. A lo cual omitió agregar o se termina los días en el exilio.
Las tareas inconclusas del siglo XIX, vuelven a tropezar con los mismos obstáculos en el siglo XXI. A aquellos a los que las plantas de celulosas terminan por quemarles los papeles, sería bueno que lean la carta de Belgrano a Martín Güemes, el 3 de junio de 1817, reproducida por Lucía Gálvez en su libro “¿Como Dios manda? Iglesia, Masonería y Estado en la Argentina”: “.....Si los americanos tuviesen una idea de lo que es nación y no creyesen que todo su patriotismo debe circunscribirse a lo que llaman su Provincia, otra cosa sucedería. Veríamos entonces que cada uno daría un caballo de 3 o 4 o más que tendrán y habría caballada para todos. ¿Pero quién los convence? No lo sé y sólo espero de Dios el remedio”
En el siglo XX, en 1968, Juan Perón publicó “La hora de los pueblos”. Decía entre otras cosas: «La integración de la América Latina es indispensable: el año 2000 nos encontrará unidos o dominados, pero esa integración ha de ser obra de nuestros países, sin intervenciones extrañas de ninguna clase, para crear, gracias a un mercado ampliado, sin fronteras, las condiciones más favorables para la utilización del progreso técnico y la expansión económica para evitar divisiones que puedan ser explotadas; para mejorar el nivel de vida de nuestros 200 millones de habitantes; para dar a Latinoamérica, frente al dinamismo de los “grandes” y el despertar de los continentes, el puesto que debe corresponderle en los asuntos mundiales y para crear las bases para los futuros Estados Unidos de Latinoamérica». Y más adelante agrega: «Sólo mediante esta Comunidad Económica Latinoamericana se puede dar origen a un Mercado Común Latinoamericano [.]. Nadie se hace rico pidiendo prestado ni siendo objeto de la explotación ajena».
La unidad latinoamericana no será, seguramente el cumplimiento de un mandato divino, sino la configuración y el alineamiento de fuerzas que la hagan posible. Más allá si Dios existe o no. Más allá que esté o se haya ido.
Si Dios no existe todo está permitido. Incluso que la derrota no sea un destino inexorable.
Se siguió escribiendo después de Auschwitz, superando del dilema de Adorno. Se continúo combatiendo después de los fracasos. Hay que hacer lo imposible, para que esta historia, no sea replay de la otra.
Si Dios existe, la única certeza es que sería ateo.

DIOS SE FUE
En su último libro “La respuesta de Heráclito”, el prestigioso psicoanalista Emilio Rodrigué cuenta en un capítulo titulado “El octavo día: “Nada en un principio. En el primer día Dios hizo la luz y vio que era buena, dándole el nombre de Día.
En el segundo día se separó el agua y la tierra seca.
En el tercer día Dios hizo el Sol, la Luna y las estrellas.
En el cuarto día Dios hizo la hierba verde y el árbol de fruto y vio que eran buenos.
En el quinto día Dios hizo a los reptiles grandes y pequeños, las ballenas y los otros mamíferos, los cefalópodos y los peces. También hizo las aves y los insectos.
En el sexto día Dios hizo al hombre.
En el séptimo día, habiendo completado su obra, descansó.Y al día siguiente, ya descansado, Dios se fue.” (PUNTO CERO).

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