lunes, julio 24, 2006

Por el cierre de la UNLu durante la dictadura militar. Las cifras de la reparación histórica.

LUJAN, Julio 24, (PUNTO CERO-El Civismo) A días de cumplirse un nuevo aniversario de la reapertura de la Universidad Nacional de Luján, EL CIVISMO tuvo acceso al documento donde se detallan los perjuicios ocasionados por la clausura.
En ese texto, se solicita un incremento del 25 por ciento del presupuesto actual y una reparación económica de $225.407.048 en concepto de daños materiales y morales.
El próximo 30 del corriente se cumplen 22 años de la reapertura de la Universidad Nacional de Luján, luego del cierre que sufrió durante la última dictadura militar. Por esta razón, EL CIVISMO dialogó con autoridades de la casa de altos estudios para conocer el trabajo final presentado ante distintos estamentos gubernamentales para reclamar una reparación histórica debido a los impactos que provocó la clausura, ocurrida en marzo de 1980.
En el documento se especifican tres puntos esenciales que debería contemplar la reparación en cuestión. En primer lugar, se solicita un incremento del presupuesto del 25 por ciento sobre el actual para, de esta manera, equilibrar el defasaje que existe en la UNLu con relación a otras universidades creadas en la misma época o con posterioridad.
Además, el texto señala que se incumplió la Ley de Reapertura al no otorgar el presupuesto existente al momento del cierre, que se situaba en el orden de los 18.000 millones de pesos, cifra que permitía cubrir 375 cargos docentes y 126 empleados no docentes.
El presupuesto otorgado cuando la UNLu comenzó a funcionar nuevamente sólo posibilitaba atender la carrera de Ingeniería en Alimentos con un total de 52 docentes.
Por otra parte, y según lo establecido en el estudio de impacto económico, los presupuestos no percibidos durante los cuatro años de cierre implican una reposición económica de $136.379.841.
En segundo lugar, el pedido de reparación histórica contempla una cifra única para los daños materiales y morales ocasionados por los años de clausura. En este punto también se especifican los efectos negativos generados por la no devolución de los bienes que fueron transferidos, entrega que se contemplaba en la Ley de Reapertura.
Luego de distintas evaluaciones y consideraciones de carácter económicas, el monto referido a daños materiales asciende a los $140.879.405 y los perjuicios morales a los $84.527.643. Sumados, alcanzan los $225.407.048. El último punto que se detalla en el documento está dirigido a la concreción del traspaso definitivo a manos de la UNLu del Instituto Alvear, para desarrollar en ese lugar actividades específicas de la universidad y otras en conjunto con el municipio.
El pedido se sustenta en lo establecido por la ley de creación de la UNLu que transfería a la casa de altos estudios la ex estancia de la familia Alvear, donde funcionaba un instituto de menores. Con la llegada de López Rega al ministerio de Bienestar Social -cartera que tenía a su cargo el predio- el traspaso quedó sin efecto. Sin embargo, en 1977 se concretó la cesión de unas 250 hectáreas, sobre un total de 403. La entrega completa del Instituto Alvear fue nuevamente ratificada por un decreto de julio de 1989, pero hasta el momento no se concretó.

OPINIONES
"El cierre tuvo mucho que ver con una nueva visión de la educación y su organización que tenía la universidad", explicó el actual vicerrector Pedro Díaz.
"Antes del cierre hubo un trabajo de desacreditación de la UNLu, orientado sobre todo a poner en duda la calidad de los egresados y de los profesores".
"Esta gestión está tratando de volver a las fuentes, queremos que esta universidad en particular sea pionera. Nosotros creemos que esta casa tiene que estar al servicio de la gente", agregó el vicerrector.
Por su parte, Alberto Jech -miembro del Consejo Superior de la UNLu-, comentó que "una de las cosas que se practicaban era el espíritu solidario, que nuestros egresados muestren solidaridad hacia el vecino. En Luján se empezaron a dar materias totalmente distintas, y eso no gustó"."Cuando los militares entraron acá lo primero que hicieron fue preguntar dónde estaban las armas. Y estaba lleno de armas en la biblioteca, porque las armas eran los libros", explicó Jech. (PUNTO CERO-El Civismo).

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