viernes, febrero 16, 2007

ESTEBAN ECHEVERRIA. El vecinalismo no asume el paso del tiempo

ESTEBAN ECHEVERRIA, Febrero 13, (PUNTO CERO-Inforegión) Las operaciones de lifting previstas para rejuvenecer al vecinalismo y procurar retener el poder más allá del 2007, si es que el intendente Alberto Groppi alcanza su reelección, despiertan contradicciones en el oficialismo. La principal, asumir que ya no tiene la fortaleza de tres lustros atrás y que las fronteras de sus dominios son horadadas de forma lenta pero persistente por vientos de cambio.
Ana María Resia estalló de furia cuando leyó el pasado lunes 5 de febrero que Info Región reveló que el descanso que tomó con su esposo y jefe de Gobierno, Alberto Groppi, no tuvo por destino San Martín de los Andes y sí en cambio las cotizadas playas del Norte del Brasil. Particularmente las de San Salvador de Bahía, donde incluso fueron vistos por vecinos de Monte Grande, con quienes parecen compartir predilección por ese sector de la costa carioca y la magia que insufló a ellas con su prosa el escritor Jorge Amado.
Como suele ocurrir en estos casos, creyó conveniente ir por el presunto mensajero de la indiscreción, que dio a la oposición legislativa a herramienta que no supo construir por sí. Un resquicio legal por donde cuestionar una gestión con altibajos y poco encanto pero en líneas generales correcta. En rigor, para salir del país Groppi debió haber solicitado permiso al Concejo Deliberante y no lo hizo.
Acaso en un gesto de auto indulgencia reparó poco en la calidad del mensaje transmitido por los propios voceros - oficiales, oficiosos y extra oficiales – quienes se empeñaron en recalcar el lugar elegido para las merecidas vacaciones a la que tiene derecho cualquier funcionario público.
Una actitud asumida, tal vez, por el temor que infundió al vecinalismo la actitud adoptada por la oposición - y también por varios ediles vecinalistas - cuando a comienzos de noviembre un medicamento le jugó una mala pasada a Groppi y se ventiló la posibilidad de obtener una licencia de 40 días que debería haber convalidado también la legislatura local.
En aquella ocasión, el temor a no lograr reunir el número suficiente de voluntades y la mejora experimentada por el jefe comunal, hizo que los operadores de aquella iniciativa desistieran de llevarla adelante. Quizás el acto reflejo derivado de aquel mal recuerdo los haya inducido a caer en una falta que, si no es grave, brinda un escenario inesperado a los bloques de concejales del PJ y del ARI – Unidad Comunal.
Desde ambas bancadas, se relamen en las heridas que les facturan al oficialismo. Aunque adelantaron que aguardarán hasta abril y que su cuestionamiento al viaje inconsulto de Groppi coincida con el inicio del período de sesiones ordinarias.
Resia desató su ira sobre Pablo Losada, secretario de Gobierno, que sigue ocupando esa cartera muy a pesar de la titular de Desarrollo Social, que no lo tiene entre sus favoritos. Tal vez porque lo sospecha de no haber corregido cierto s hábitos de oralidad desprendidos de su pasado como cronista deportivo en las transmisiones radiales del fútbol de segunda división.
El funcionario volvió a vivir días de pánico, cuando aún no se acallan las versiones sobre los cambios en el gabinete municipal. Un hecho que lo colocó en el centro de las miradas de manera fortuita cuando Info Región indicó que desde residencia de veraneo en El Calafate había intentado tranquilizar - por vía telefónica - a quienes se sienten todavía en la cuerda floja.
Una sensación que compartieron Jorge Billia, Marta Mangas, José Artía y Guillermo Resia, preocupados por el definitivo acercamiento de Groppi al Frente para la Victoria, con un significativo matiz distintivo. Ninguno cree que, como ocurrió en el 2005, el Intendente vuelva a digitar las listas del kirchnerismo y una propia. Es casi un hecho que los aspirantes a ser electos deban apiñarse en una única boleta. Aún cuando desde algunas centrales del gobierno nacional se promueva que existan dos versiones oficializadas de las franquicias K.
Esos cuatro concejales vecinalistas dependen de la renovación de sus mandatos en el 2007 para seguir en el ruedo de la política y lo saben. Ese fue el definitivo factor de cohesión que los llevó a respaldar al joven Daniel Fagaburu como secretario del Departamento Legislativo y a cerrar con ese acto el paso a cualquier avance kirchnerista sobre lo que estiman como sus propios espacios de poder.
Por esas contingencias que depara la actividad que desempeñan, no deja de resultar paradójico observarlos espalda con espalda, cuando riñeron como gatos en bolsa ante la posibilidad de la licencia de Groppi. Artía defendió a Resia como el sucesor interino del jefe de Gobierno, mientras que Bilia y Mangas compitieron a brazo partido por una ubicación preferencial en la lista de potenciales reemplazos.
Su paso a la ofensiva en el Concejo se explica, en verdad, como una maniobra de defensa frente a lo que evalúan como decisiones inconsultas de otros dirigentes de su sector en el nuevo armado político que de dispone a respaldar la reelección de Groppi que, en verdad, suele consensuar sus decisiones apenas con su esposa y con su alter ego y operador en las sombras, Juan “Yani” Intelisano.
Ese trío habría dispuesto mantener un status quo, por lo menos hasta abril, en las vacantes abiertas en la secretaría de Políticas Públicas y Cultura con las renuncias de Mauricio Taján y Carlos Hospital. Un plazo similar había sido acordado entre el Intendente y los concejales que le responden con relación a la secretaría que desde el fin de semana que pasó ocupa Fagaburu.
Ese plan conspiraría también contra las expectativas del propio Losada - que suele reivindicar para sí una cercanía que no tiene con ese terceto - quien pretendería ubicar al subsecretario de Tierras, Martín Rodríguez en el cargo que dejó Taján.
Eso es lo que habrían acordado Rodríguez con Losada, que también le habría prometido que sus funciones en el área tendrían características similares a las de su antecesor: un contenido etéreo que le permitiría ocuparse del manejo de la marcha del Plan Federal de viviendas y de la campaña proselitista de Groppi en forma simultánea.
La oferta tiene poco de fortuita. Losada cimentó su carrera municipal con la composición de singles y avisos publicitarios. No es que ahora pretenda un émulo. Por el contrario, se trata de mantener a raya a un candidato a ocupar su cargo en un año clave. Una sucesión que vería con agrado Ana María Resia y un tema que procuró resolver Intelisano en la reunión que mantuvo con Rodríguez antes de partir de vacaciones, a fines de la primera quincena de enero. De confirmarse el enroque, Intelisano ganaría un aliado y anexaría a su égida municipal otra secretaria, además de las de Gobierno y Hacienda.
Desde algunos sectores kirchneristas ya estarían desempolvando antecedentes calificados de negativos para cerrarle el paso a Rodríguez. Entre ellos y pese a ser afiliado al PJ, acceder a convertirse en el quinto candidato a concejal del vecinalismo en el 2005. Un lugar en el que, aseguran desde allí, no tuvo jamás otra chance que la de figurar como un aliado del oficialismo.
Mangas, Billia, Artía y Resia como Losada y tal vez el mismo Rodríguez, buscan posicionarse en las elecciones del 2007.Unos, para revalidarse como ala legislativa del vecinalismo.

Los otros, como expresión del trasvasamiento generacional de esa fuerza en el Concejo.Lo cierto es que las operaciones de lifting previstas para rejuvenecer y procurar retener el poder si es que el intendente Alberto Groppi alcanza su reelección, despiertan contradicciones en el oficialismo.

La principal, asumir que ya no tiene la fortaleza de tres lustros atrás y que las fronteras de sus dominios son horadadas de forma lenta pero persistente por vientos de cambio. Tal vez Groppi deba recurrir al prosario de sentencias peronistas para escapar a esa tragedia y recordar a los suyos la disyuntiva crucial que enfrentan: ni apresurados ni retardatarios.Daniel Bilotta. (PUNTO CERO-Inforegión).

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