miércoles, julio 11, 2007

BUENOS AIRES. Entrevista a Rafael Martínez Raymonda. El fuego sagrado. Por Anabella Gagliardi


BUENOS AIRES, Julio 11, (PUNTO CERO-Comunas del País) El diputado demócrata progresista, Rafael Martínez Raymonda, hace un análisis sobre la actual política argentina. Cree que se necesitan candidatos respaldados por la estructura de un partido político y no figuras rutilante. Considera que ante la luz de los últimos resultados electorales, el Presidente se ve debilitado y vulnerado. ¿Se considera un hombre histórico de la política?

De ninguna manera. En política, cuando se la tiene en plenitud, yo la llamo el fuego sagrado, que no es una virtud, ni un defecto. El que lo tiene, lo tiene y no se lo puede sacar de encima, y por eso no deja de actuar. Y el que no lo tiene, puede actuar si le conviene y abandonarlo cuando quiera. El que tiene fuego político esta condenado a seguir hasta el fin de los tiempos.

Usted siempre está involucrado en la política, mas allá de que tenga o no un cargo específico en ella

Tanto que yo he unido en la política al periodismo. Empecé periodismo a los once años con una lata de aquellas que se imprimía con tinta copiativa. Hacíamos una revista que se llamaba La Sinceridad, con los compañeros de quinto grado y se las vendíamos a las familias a 5 centavos el ejemplar. Allí, en un pueblo que se llamaba San José de la Esquina a cien kilómetros de Rosario. Cuando un vecino se iba a la ciudad de Rosario lo poníamos en la parte de sociales.

Después tuve una revista que la publicamos tres años, en la época de Onganía, del 67 al 71, llamada Tiempo Nuevo. Nombre que después usó un periodista radial, pero era nuestro, lo que pasa que no lo patentamos. Hicimos 33 números en esa época, cuando no había nada. Después hice televisión más de veinte años. Tres, en canal 3 de Rosario, 8 en Nuevedario y 14 años con el Hombre Libre, que lo estoy haciendo hasta hoy.

¿Y en la política cuando se inició?

A los 14 años, en el comité de mi pueblo. Además milité en política universitaria en los años 46 y 47, en el partido universitario, democrático y reformista, en la Facultad de Derecho de Rosario. Es decir, siempre.

¿Cuando tuvo su primer cargo?

Primero fui convencional constituyente en Santa Fe para reformar la constitución de la provincia en el año 62´. Luego fui electo diputado nacional en el 63´ y reelecto en el 65´. Más tarde se interrumpe el mandato con Onganía en el 66´. Ya en la era democrática fui diputado nacional en el 83´ y 89´ hasta el 93´. Volví en le período que va entre 2002 al 2004 y ahora este. En el ínterin estuve dos años en Yaciretá con el gobierno de De La Rua, como director ejecutivo.

Ahora está en el lugar que dejó Argüello cuando se fue a las Naciones Unidas…

Si, por estos seis meses.

Y de ahí en adelante piensa…(contesta rápidamente antes de terminar la pregunta)

Nada, no pienso en nada. Hoy estamos en esto. ¿Usted tiene idea de cómo va a ser la oposición?, yo tampoco. Nadie lo sabe.

¿Cómo vivió las elecciones de la Capital?

Bueno, el partido está en alianza con Compromiso para el Cambio, desde el año 2003. En realidad no hice actividad directamente. Estuvo todo muy cargado sobre los protagonistas, principales. Pero utilicé mi programa como medio de difusión y vino casi toda la lista. Mi programa está saliendo por Metro todos los miércoles 21.30, en vivo.

¿Pero cual fue su lectura como hombre de la política?

Tenía muy en claro que Macri iba a tener estos resultados. En mi caso viví una cosa muy parecida al triunfo de Macri. En 1973 formamos con Francisco Manrique la Alianza Popular Federalista, con la fórmula Manrique-Martínez Raymonda y salimos terceros con 1.815.000 votos en la República. Con una leve diferencia de más de 200 mil votos con Balbín, y le ganamos al radicalismo en Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, Santa Fe y muchas ciudades de la provincia de Buenos Aires, es decir una cosa parecida. Solos los dos, caminando el país, sacamos en 60 días esa cantidad de votos. Manrique era también un hacedor, muy parecido a Macri. El creó el Pami, siendo el primero que se ocupa realmente de los jubilados. Era un hombre que había salido de la Marina y había dado la baja total para actuar en política.

Le dije: “Mauricio, lo más parecido a lo tuyo fuimos nosotros, con la diferencia que vos tuviste una ciudad que con un millón te alcanza para ganar”.

¿Este resultado porteño es una señal al Gobierno nacional?

Hay una cosa muy clara. El presidente era una fortaleza inexpugnable y en un día perdió en dos extremos de la República. Pegadito a su provincia, en Tierra del Fuego y acá, nada menos que en la capital de la República. Realmente demostró que la expectativa: “ah, ya ganó de cualquier manera”, ha desaparecido. Creemos que puede ganar ahora la elección presidencial, pero ya no es un imposible intentar llevarlo a segunda vuelta en octubre. Si usted lee a los comentaristas se preguntan: “el presidente seguirá con esta actitud de confrontación o pensará en una actitud más tranquila y pacífica?” Lo cierto es que el hecho de cómo se movió el presidente en la Capital Federal, tendría que hacerlo reflexionar a la luz de las circunstancias concretísimas. Cuando empezó la primera semana de la segunda vuelta, el presidente lo atacó violentamente a Macri. El resultado fue que Macri subió y bajó Filmus. Se calló el presidente y Macri se quedó y subió un poquito Filmus. Es decir que la confrontación no era buena concejera. La gente está cansada de la confrontación.

Si el presidente afloja la autonomía de la ciudad y convive civilizadamente con un Jefe de Gobierno de otro partido opositor, va a hacer lo que corresponde en la República y a lo mejor lo beneficia.

Y la oposición, ¿que rol tiene?

Bueno como contrapartida a lo que dije, está la falencia de la oposición que no logra dar con una actitud aparentemente concreta y homogénea. Está atomizada. Entonces, si el Presidente pasa el 40 por ciento en el país, quedó consagrado porque nuestra Constitución tiene una rarísima forma de Ballottage. Este es el único país del mundo donde la mitad más uno de cien es cuarenta y cinco. Y si no alcanza, es cuarenta con más diez de diferencia. Ahora si tiene 39,99 de los votos, tiene que ir a ballottage, aunque el que siga tenga el cuatro por ciento del electorado.

Pero, lo que era imprevisible antes de las elecciones del domingo 17, hoy permite hacer conjeturas, sin avanzar más allá.

Usted vivió muchas etapas dentro de la política, ¿qué cosas tenía el político de antes que no tiene ahora, o al revés?

Yo no creo que el político sea distinto, lo que pasa es que hay menos políticos. Los que se han despedazado son los partidos políticos. En el momento que la Constitución los reconoció como instrumentos básicos del sistema republicano y representativo, es cuando empezaron a llamarse con nombres fantasía. Fíjese lo que pasa con los dos grandes partidos que hacían la bipolaridad. El radicalismo está sin posibilidad de reacción y en cuatro o cinco fracciones. Y el Justicialismo, en el frezzer, intervenido, marginado por el presidente. Una frase simbólica como es Frente para la Victoria, que no es estructura, que no es partido, que no tiene organización, sino simplemente la voluntad presidencial, no es orgánicamente razonable.

El Gobierno ha llegado hasta aquí gracias a una burbuja económica.

¿Y como está esa burbuja que usted menciona?

Si el presidente no hubiera tenido el bajón de los precios, la falta de confiabilidad en el INDEC, los cortes de energía, la burbuja seguiría volando por los cielos. Si a esto se le suman las últimas derrotas electorales da como resultado que el presidente pasó a ser vulnerable, ya no es intocable. Usando una expresión que no es muy elegante diríamos que le han empezado a crecer los enanos.

Siempre digo que no hay nada más perverso que un gobierno populista, hegemónico y con superávit fiscal. Los de arriba están en contra, pero como les va bien no dicen nada. Y a los de abajo, más vale que no salgan de la pobreza, así los siguen subsidiando y nos los pierden. Acá teníamos más de dos millones de personas con planes. Ahora se han ido reduciendo, por suerte ha habido trabajo, pero mientras tanto ha habido dos o tres millones de votos cautivos. Hay jefes piqueteros que tienen entre 12 mil y 20 mil planes en sus manos Prácticamente un ejército militante. “Si no venís a la marcha, no hay plan”. Se ha sustituido el sistema representativo por las avalanchas. Si el gobierno tiene superávit fiscal y le sobra la plata, va fenómeno, pero cuando no tiene para dar se cae la estantería.

¿La gente se involucra en la política?

La juventud se interesa menos por la cosa política. Ha perdido atractivo porque en primer lugar hubo discontinuidad. Hay que pensar que la Argentina desde 1930 hasta 1983, tuvo seis golpes de Estado. En segundo lugar los dos partidos mayoritarios tuvieron tendencias a ser hegemónicos, y cuando un partido es hegemónico tiene dos caminos: o se trasforma en dictadura o se divide para que el sistema siga funcionado con alternativas. Un sistema representativo, republicano sin alternativas, es hegemónico, y este gobierno va camino a serlo. Ganaba todo, tenía todo. Congreso mayoritario que sólo funciona por orden de arriba, lo que pasa a ser delegación de facultades; decretos de necesidad de urgencia; súper poderes para transferir los fondos de presupuesto. Entonces el sistema republicano no funcionaba. Ahora tiene que mirar un poco de costado. Hace unos días ha salido a enfrentarlo, nada más ni nada menos que el señor Acevedo, que fue su gobernador. Ya empiezan a animársele. ¿Por qué? Porque ven debilidad.

¿Cómo lo ve a López Murphy?

No veo a ninguno. Ninguno ha logrado concitar. Es necesario que se reconstituyan los partidos políticos, porque son el único instrumento de la representación. Cómo bien lo indica es una parte del todo, pero tiene además una amplia estructura, donde existe el escalonamiento de las posiciones. Ir de candidato a concejal suplente, después a diputado provincial y después a diputado nacional. Es decir, cuando el hombre supera los cuarenta años está maduro para estar en la conducción. Pero si el partido político no existe y aparecen solo figuras rutilantes, por muy honorables que sean, son como los relámpagos, que cuando se apaga la luz se quedan sin adeptos.

Pero no le gusta López Murphy?

No me gusta que no haya partidos políticos. López Murphy, Lilita Carrió, Lavagna, Sobisch, salen, salen. En cambio Macri hizo una escuela, hizo cuatro años, fundó al partido y ahora logra el éxito.

¿Pero López Murphy viene de una elección que tuvo fuerza en cuanto a seguidores?

Si, pero por una elección que fue precisamente por uno solo. ¿Con que aparato? Con el de los partidos políticos que lo apoyamos, porque nosotros lo apoyamos y sacó más de tres millones de votos. ¿Pero qué quedó después? Nada, porque no tenía partido. Y cuando hay que poner 40 mil o 50 mil mesas a lo largo de la República, esto implica unos 40 mil fiscales, que no son fáciles sin estructura.

Recordemos la “borocotización”. Cuando no hay un partido que lo contenga, se lo llevan, se lo pasan. Cuando a un socialista le ofrecieron una secretaría, fue a su partido, el partido le dijo que no y aunque tuviera ganas no aceptó. Porque hay una militancia de años. Pero cuando se buscan personajes, éstos se van cuando las cosas terminan. Se necesitan partidos políticos. Es el único instrumento que da continuidad. Allí los candidatos surgen de internas y no como ahora que surgen de un dedo que los nombra.

Recordemos ejemplos cercanos en donde Chacho Álvarez y Bordón fueron a elecciones nacionales para ver cómo se ordenaban en la fórmula. Después vino Fernández Meijide en la provincia y ahí hubo elección interna con de la Rua . En estos casos, el nominado venía respaldado por una expresión de voluntad. Ahora se juntan y si no les gusta hacen otro partido y se separan. Por eso la gente está indefinida. (PUNTO CERO-Comunas del País).

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