martes, diciembre 02, 2008

Secretos del Maldonado: La obra que frenará las inundaciones. Por Francisca Valsecchi.


BUENOS AIRES, Diciembre 02, (PUNTO CERO-La Política On Line). Se trata de la obra pública más grande que realizará la gestión Macri y costará más de $400 millones. Podría haberse iniciado hace dos años. Por qué se demoró. Cómo evitará que barrios como Palermo, Belgrano, Nuñez y Colegiales, sufran las inundaciones. Las impresionantes máquinas que vienen de Canadá y los riesgos de la obra tunelera más grande de la historia argentina.
La lluvia dejó una polémica que crece en torno a la obra pública más importante de la gestión de Mauricio Macri. No se trata del vistoso bacheo, ni del ordenamiento del tránsito a través de llamativos bulevares. Tampoco se trata de las prometidas nuevas líneas y estaciones de subte que, según decía el jefe de Gobierno cuando estaba en campaña, traería alivio a la transitada ciudad. No. Se trata de una obra más silenciosa, pero vital: aquella que evite a los porteños las cíclicas inundaciones que colapsan Buenos Aires con cada lluvía fuerte.Se trata del denominado entubamiento del Maldonado, el arroyo que en rigor ya está entubado y corre bajo la avenida Juan B. Justo desde Liniers hasta Palermo y que, cada vez que llueve, se hace sentir con toda la furia del agua sobre las calles
¿Pero porqué entubar un arroyo que ya está bajo tierra? En rigor, lo que se construirá son dos enormes canales aliviadores, que correrán paralelos al Maldonado y permitirán evacuar más rápido el agua en el río de la Plata. Así de simple, así de complejo.Luego de la tormenta del sábado, en la que apenas bastaron dos horas de lluvia para colapsar la Ciudad, el vendabal se convirtió en un torbellino político.
Mientras el legislador kirchnerista, Diego Kravetz, acusaba al gobierno porteño de “no hacer las obras correspondientes sobre el arroyo Maldonado” para evitar las inundaciones, el macrismo salió a aclarar que las obras para aliviar el cauce del arroyo subterráneo más caudaloso de Capital ya empezaron ¿Cuál es la verdad?La adjudicaciónEl 15 de julio de 2005, el entonces jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, llamó a licitación para la construcción de los canales aliviadores de la cuenca del Maldonado y el 7 de agosto de 2006 el Banco Mundial le aprobó un crédito de 130 millones de dólares al gobierno porteño.
Sin embargo, recién el 6 de julio de 2007 –casi un año después-, se presentaron las ofertas de las empresas al gobierno porteño.En esa presentación, terminaron peleando la brasileña Odebrecht contra las italianas SELI y Ghella. Fue esta última empresa la que terminó ganado la licitación con una cotización de 454.233.340 millones de pesos. Pero la gestión de Jorge Telerman, sucesor de Ibarra, jamás le adjudicó las obras y el anuncio del comienzo de la construcción quedó en sólo discurso proselitista cuando perdió las elecciones y todo se frenó.
La negativa de Telerman a adjudicar la obra enfureció al macrismo, ya que esa decisión había sido una claúsula importante de las que se pactaron para la larga transición que le tocoó administrar al peronista y que contó con el apoyo del jefe de Gobierno electo, luego de una trabajosa negociación. La furia tenía sus razones. La ganadora Ghella se había asociado en el país a la firma del primo del jefe de Gobierno, Angelo Calcaterra –aunque no en esta obra- y para el macrismo era obviamente incómodo adjudicarle la obra. Pero algo decidió a Telerman a no adjudicar.

Una historia de demoras“
Desde que apareció el aviso en el diario llamando a las empresas para la licitación de las obras hasta que se presentaron ofertas, pasaron dos años”, afirmó una fuente del Ministerio de Desarrollo Urbano a La Política Online, a la hora de explicar la exasperante lentitud que envolvió a una obra clave para el bienestar de los vecinos.Y lo peor es que mientras no se ejecutaba el crédito del Banco Mundial ni en la gestión de Ibarra, ni en la de Telerman ni en el primer tramo de la de Macri, el organismo internacional igual cobraba intereses y comisiones.
Según las fuentes consultadas por La Política Online, la Ciudad de Buenos Aires pagó alrededor de un millón de euros en los dos años y medio en que la plata del Banco Mundial no fue usada."Lo que no se hizo antes es responsabilidad de Ibarra y de Telerman”, acusaron desde el gobierno macrista.
“Esta gestión asumió en diciembre y desde entonces, se adjudicó la obra a Ghella (que cotizó 454.233.340 millones de pesos como oferente), se firmó el contrato y se arrancó con la obra. De hecho, si no se hubiera adjudicado la obra a Ghella, el crédito otorgado en 2006 por el BM, hubiera caído”, agregó la fuente.
En rigor, el crédito ya estaba prácticamente caído, y al macrismo le llevó la primera mitad del año levantarlo. Se realizaron numerosas y complejas reuniones técnicas con los especialistas y auditores del Banco Mundial y no fue fñacil convencerlos de que esta vez sí, se harían las obras.

El obrador
En esa compleja negociación el macrismo contó con un argumento de peso: El enorme obrador ubicado en lo que era Punta Carrasco, en el que ya trabajan más de 100 personas. Allí, en un terreno cercado de más de cuatro hectáreas, puede verse un enorme pozo de 12 metros de diámetros, ubicado justo donde estaban las piletas del complejo que albergó íconos de la década menemista como el boliche “El Cielo”.
Es en ese pozo, que deberá alcanzar una profundidad de 50 metros, en el que se sumergirán las dos tuneleras que en febrero o marzo llegarán al país de Canadá. Se trata de dos máquinas inmensas que parecen de ciencia ficción –fabricadas especialmente para esta obra- que como orugas metálicas se sumerge en el suelo y cavan y saca la tierra al tiempo que construyen el túnel en tiempo real.
Se suma a estas megamáquinas, la excavadora que hará el pozo inicial que ya está en el puerto, y que sólo aguarda el permiso de Aduana para comenzar a trabajar
Pero no es todo. En el obrador incluso se instaló una fábrica que produce los anillos que sostendrán los futuros canales aliviadores. “Cuando los del Banco Mundial vieron todo ese movimiento, entendieron que la obra esta vez sí iba en serio”, afirmó un funcionario macrista.

La obra
El arroyo Maldonado atraviesa la Ciudad en dirección sudoeste–noreste, y está canalizado en todo el trayecto, escurriendo por un conducto de hormigón armado de 3,6 metros de altura media y un ancho variable en su emisario principal que va entre los 15 y los 18.20 metros, que en la mayor parte de su recorrido se encuentra bajo la Avenida Juan B. Justo, y descarga en el Río de la Plata, frente al Aeroparque metropolitano, donde también lo harían los aliviadores.La nueva construcción se basa en dos túneles de 7 metros de diámetro que correrán por debajo de la Avenida Juan B. Justo.
Uno corto de 4 km y otro largo de 10 km. Esta obra apunta a que funcionen como aliviadores del conducto principal que actualmente no da abasto.Además se prevé sumar 46 kilómetros de conductos secundarios que permitirán canalizar el agua de las precipitaciones que caen en la cuenca hacia los nuevos túneles.El túnel corto, según estiman desde el gobierno porteño, estará inaugurado en 36 meses; mientras que el túnel más largo se podría terminar en 48 meses. Según afirman las autoridades porteñas con esta obra se quintuplicará el nivel de protección contra las inundaciones, alcanzándose un nivel similar al que hoy tienen las grandes ciudades del mundo.
Estimaciones oficiales arrojan que una vez finalizada esta obra se aliviará el peligro de inundación principalmente en Palermo, Belgrano, Nuñez y Colegiales. Se calcula que la población que hoy habita las áreas que se inundan y que se beneficiaría alcanza aproximadamente a 266.000 pesonas o unas 92.854 viviendas.Se trata de la obra con túneles más grande en la historia de la Ciudad y por sus dimensiones todo un acontecimiento para la ingenieria civil. De hecho, el gobierno porteño ha recibido cantidad de pedidos de especialistas de todo el mundo que quieren venir a estudiar y observar los trabajos.
Trabajos que deberían haber comenzado hace más de dos años y que ahora se convertirán enla obra emblemática de la gestión PRO. No por elección, sino porque, tras el boicot del gobierno nacional al bono Tango y la negativa a firmar los avales para los créditos internacionales quie iban a financiar la extensión de las líneas de subte, la bandera de obra pública macrista cambió de color y pasó de las trochas bajo tierra a los túneles de agua. Acaso menos vistosa, pero igual de necesaria.

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