martes, junio 09, 2009

CONFIRMAN FUERTE DISMINUCIÓN DE CASOS DE TOS CONVULSA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Los casos confirmados de tos convulsa en territorio provincial se redujeron un 81 por ciento en los primeros cincos meses del año -en comparación con igual período de 2008-, entre otras causas, por la fuerte campaña de vacunación llevada a cabo el año pasado por el Ministerio de Salud provincial.
Los datos cerrados al mes de mayo indican que en la Provincia se registraron este año 48 casos de tos convulsa (o coqueluche) contra 257 de 2008: es decir, 209 casos menos (un 81 por ciento).
De hecho, en algunas regiones sanitarias de la provincia -como la III, IV, VIII y X- no se han registrado hasta el momento casos de la enfermedad.
La coqueluche es una enfermedad respiratoria que, si bien tiene tratamiento con antibióticos, puede dejar serias secuelas, afectar el sistema nervioso central de los lactantes e incluso derivar en la muerte del paciente.
“Los datos constituyen una prueba más de la relevancia que tiene la estrategia de vacunación en la reducción de casos de muerte por enfermedades respiratorias, la principal causa de fallecimientos posneonatales”, indicó el ministro de Salud provincial, Claudio Zin.
En esa línea, destacó la baja en la mortalidad infantil registrada el año pasado en relación a 2007, que pasó de 13,6 fallecimientos de menores de un año por cada mil nacidos vivos a 12,5 en 2008.
Vacunación
Uno de los factores centrales que condujeron a esta baja en los casos de tos convulsa tiene relación con la fuerte campaña de vacunación contra la enfermedad iniciada en 2008 por la cartera sanitaria provincial.
Es que la coqueluche se había transformado en los últimos años en una enfermedad preocupante: de hecho, entre 2006 y 2007 los casos de la enfermedad se habían incrementado 10 veces (de 35 casos a 352).
Tras la campaña iniciada en 2008, la cobertura de la vacuna cuádruple bacteriana –incluida en el calendario de vacunación nacional- creció del 88,06 por ciento de la población indicada en 2007 al 90,43 en 2008. Esta vacuna tiene una efectividad de inmunización de 5 años, se aplica a los 2, 4 y 6 meses de edad y protege contra difteria, tétanos y coqueluche.
También el refuerzo de la cuádruple bacteriana (que se aplica a los 18 meses) pasó de una cobertura del 78,86 por ciento en 2007 al 83,32 en 2008.
Además, la vacuna triple bacteriana (se aplica a los 6 años y también inmuniza contra coqueluche) pasó del 87,82 por ciento al 92,06.
El director de Medicina Preventiva de la cartera sanitaria, Alejandro Costa, insistió en la necesidad de que los padres se mantengan atentos al calendario de vacunación para no quedarse sólo en la primera dosis.
En ese sentido, Costa anticipó que se ha resuelto comenzar a implementar este año la vacuna DPT triple –que también protege contra coqueluche- para chicos de 11 años. “Es importante que a esta edad los chicos estén inmunizados porque siempre hay riesgo de que sus hermanos menores afectados por coqueluche puedan contagiarlos”, indicó.
Cómo identificarla
La principal característica de la tos convulsa o coqueluche –que es generada por la bacteria bordetella pertussis-, son los ataques de tos seca (no catarro) asociada a una dificultad respiratoria denominada por los especialistas estridor o ‘gallo’.
Entre los lactantes suelen producir apneas. El niño deja de respirar por unos instantes, y después de cuatro a seis accesos de tos de este tipo, queda muy agitado, eliminando a veces por la boca un líquido viscoso.
Esta situación, caracterizada por la tos, la falta de aire y el agotamiento del niño, aumenta su presión arterial y llega a provocar hemorragias, agravamiento de hernias si las hubiera, prolapso rectal además de secuelas graves, entre las que figuran las obstrucciones respiratorias e, incluso, la afectación del sistema nervioso central.
El contagio de la tos convulsa se produce cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. En esos momentos las secreciones que expele quedan en el aire y pueden ingresar al organismo de otra persona, sobre todo si se trata de un niño que no recibió la vacuna cuádruple y, por consiguiente, que está desprotegido contra esta afección

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