jueves, julio 09, 2009

Secretos de la violenta caída de Massa


(La Política On Line). El matrimonio Kirchner decidió echar a Massa de mala manera, luego de leer una entrevista en la que De Narváez reconocía un acuerdo por debajo de la mesa con el intendente de Tigre, para sumar votos a su boleta. El ex jefe de Gabinete se enteró de su salida cuando vio al vocero Scoccimarro anunciarla por televisión. El operativo para disimular el mal final.
Sergio Massa utilizó las versiones de renuncia casi desde el primer día que asumió como jefe de Gabinete de los Kirchner, cuando creía que a través de esa carta podía producir cambios como la salida de Guillermo Moreno o Enrique Albistur. Fracasó en toda la línea y a partir de entonces las especulaciones sobre su salida ya no se originaban en su despacho sino en oficinas del kirchnerismo.
Deteriorada de manera irreversible su relación con Néstor Kirchner, luego que el ex presidente comprobara que en el Tigre lo borró de la campaña, su salida era cuestión de tiempo. Pero un hecho concreto detonó su alejamiento, que en los códigos kirchneristas, fue en malos términos.
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El domingo pasado en la quinta de Olivos estalló la furia del matrimonio presidencial al leer una entrevista en Perfil a Francisco de Narváez, en la que con gran torpeza –o malicia-, el empresario confirmaba lo sospechado, que Sergio Massa operó a nivel distrital para derivar votos a favor del candidato de Unión-PRO.
Por eso, Massa se enteró de su renuncia mientras miraba distraídamente la televisión. Su propio vocero Claudio Ambrosini, estaba junto al vocero de Néstor Kirchner, Alfredo Scoccimarro cuando este comenzó a leer los cambios de gabinete en la sala de periodistas de la Casa Rosada, y hasta ese momento tampoco sabía nada.
Luego de este golpe, Massa armó rápidamente una reunión “en off” con los periodistas de los diarios en su despacho, para intentar achicar los daños, ofreciendo su propia versión de su salida. Allí, suficiente, dijo que sabía que se iba pero no cuando y agregó que la renuncia de Carlos Fernández precipitó los cambios, para agregar sobre el final que se le había hecho “muy difícil” seguir conviviendo con Néstor Kirchner.
Es justo reconocer que al menos en su último día en el gobierno, tuvo un éxito relativo y logró que los principales medios ofrecieran su versión de las cosas.

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