domingo, agosto 29, 2010

La tendencia a la depresión en hogares unipersonales. Por Leonardo Coscia.

(Asteriscos Tv). El fenómeno se da en todo el mundo, especialmente en los países centrales. Ya es marcado en los grandes centros urbanos de nuestro país. Según estudios de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires, se trata de adultos jóvenes, en muchos casos profesionales con ingresos sólidos, que viven solos, y tienen dificultades para construir relaciones. Si este cuadro se cronifica, puede terminar en depresión.

La información proviene del Servicio de Asistencia a la Comunidad (SAC) de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires (AGBA). Con miles pacientes atendidos a lo largo de veintitrés años de trayectoria, el Servicio de Asistencia a la Comunidad de la AGBA es un pequeño observatorio de las preocupaciones, angustias y dolencias de los porteños de un amplio espectro social.

Según Claudia Pires, la profesional a cargo del tema, soledad y depresión, aunque no necesariamente son sinónimos, configuran juntas un cuadro cada vez más frecuente.

“Siempre existen, algunas veces más solapados, otras más evidentes, modelos sociales del éxito, de lo que deberíamos ser, parecer o desear para ser felices. El problema es cuando estas creencias guían nuestra existencia y obturan una búsqueda personal profunda. Nosotros detectamos que muchos adultos jóvenes eligen la soledad, no como experiencia de vida, no como tránsito hacia el encuentro con otro o camino de crecimiento, sino alentados por discursos del egoísmo y el consumo alentados por estrategias de marketing. La consecuencia, en muchos casos, es el vacío y la insatisfacción", señaló. Con un humor ácido, la psicóloga agregó, “como si la felicidad fuera Ricardo Fort”.

Consumo, tecnología y soledad
Pires remarcó que al cabo de cierto tiempo de vivir solos, estos individuos "padecen una fuerte contradicción o quiebre, entre lo que deberían sentir de acuerdo a los discursos sociales dominantes vinculados al marketing, el consumo y los medios de comunicación, y su experiencia real, más cercana al aislamiento, el vacío y la frustración. Ocurre que los gurúes del marketing han detectado en ellos a una categoría por demás interesante; sus ingresos están por encima de la media y no tienen hijos a cargo".

"La búsqueda del goce, si se cede a la influencia de estos discursos, se circunscribe al consumo, generando una espiral que, si no se detecta a tiempo, termina en depresión", detalló.

No obstante, la profesional advirtió que este fenómeno "es apenas uno de los modos en que las relaciones interpersonales se deterioran actualmente". En ese sentido, remarcó que también se sienten solos "quienes viven en familia".

"Padres e hijos o marido y mujer se frustran ante la dificultad de encontrarse. A las obligaciones cotidianas se suma la hiperestimulación que generan las tecnologías de información y dispositivos en red. Celulares, computadoras y demás aparatos nos brindan información ilimitada e instantánea, pero esto no alimenta más que la ilusión vana de un encuentro con otro, restándonos tiempo y energía para los encuentros reales con los seres cercanos, a los que sí podríamos acceder. La dificultad para dialogar en la familia ha existido siempre, pero en los últimos años se ha vuelto endémica”, afirma Teresa Cleris, quien coordinó recientemente una charla sobre el tema, al que acudieron familias enteras.

El próximo 28 de agosto se realizarán las XXV Jornadas Abiertas a la Comunidad, en las que se abordarán este y otros temas bajo la modalidad de taller. Los talleres serán coordinados por estudiantes del tercer y último año de la Escuela de Formación Gestáltica y supervisados por sus autoridades. Al cabo de esta formación, los profesionales quedan habilitados para sumarse al Servicio de Asistencia a la Comunidad, entre otras cosas. Asisten tradicionalmente profesionales y estudiantes de todas las provincias.

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