miércoles, abril 06, 2011

HEBE PARTICIPÓ EN LA JORNADA DE “DIÁLOGO JÓVEN” EN SAN NICOLÁS

La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, viajó a la ciudad de San Nicolás donde participó de la jornada “Diálogo Joven”, organizada por la Juventud Nicoleña para la Victoria, en el Teatro Municipal Rafael de Aguiar de esa ciudad.
Allí se realizaron tres paneles enfocados a debatir los derechos humanos. El primero giró en torno al “rock y política: recuperando el lugar del arte como transformador social”.
El segundo, en el estuvieron como panelistas Hebe y Gabriel Ganón, defensor general, tuvo como eje “Derechos Humanos: el compromiso con la memoria”. En tanto, el último panel hizo hincapié en los derechos de la Mujer y las desigualdades ocultas.
En su exposición, la Presidenta de la Asociación, expresó: “Siempre que estoy con los jóvenes me pongo muy contenta y muy feliz y le traigo el abrazo de todas las Madres porque ustedes son nuestro presente y nuestro futuro. Ya en el futuro verán ustedes, pero ahora son nuestro presente, un presente que parecía que nunca podía llegar pero por suerte llegó, donde los jóvenes están participando, están poniendo su alegría, tienen derecho a pensar, a discutir, a decir. Me parece maravilloso”.
“Las Madres vamos a cumplir 34 años con la lucha –añadió. 34 años donde empezamos una vez a llevar una carta a Videla y fuimos el 30 de abril de 1977 por primera vez. No tuvimos respuesta, nos seguimos quedando. Un día vino la Policía, nos pegó y dijo ‘caminen’. Y ahí nos tomamos del brazo y empezamos a caminar, en círculo, como siempre, al revés de todo: ahí, al revés de las agujas del reloj. Todavía no nos dábamos cuenta que el plan económico era el que tenía que ver con la desaparición, el asesinato, la tortura y la muerte de nuestros hijos. Todavía no nos dábamos cuenta que no los íbamos a encontrar, que había mucha complicidad civil, de los curas, de los sindicatos. Cuánto tuvimos que aprender. Cuánto tuvimos que luchar y pelear con un país que miraba para otro lado y que decía ‘a mí no me pasó’”.
Luego, Hebe afirmó: “Yo quiero que ustedes sepan que le pasó al país. Esto fue un genocidio, no nos pasó nada más que a las Madres, le pasó al país, que fue destruido; regalada y rematadas todas las empresas, un país invadido por el temor y el miedo. Poblaciones como éstas, que tienen mucho campo y mucho bienestar tapaban lo que había pasado. Muchos años tardamos en poder decir que esto nos había pasado a todos, también a los que estaban en silencio, también a los que no salían de su casa, también a los que estaban por nacer”.
Los jóvenes escuchan atentos las palabras de la Presidenta de la Asociación. El promedio de edad era de 17 años, todos ellos alumnos de escuelas privadas y católicas de San Nicolás. Los alumnos de las escuelas públicas se habían quedado con las ganas de participar de la actividad: no los autorizaron debido a que no se había tramitado con el tiempo necesario el permiso para actividades fuera de la escuela, según explicaron los organizadores.
Hebe siguió narrando aquellos años duros para las Madres: los primeros viajes al exterior para contarle al mundo la situación por la que atravesaban, las reuniones sin lugar fijo donde realizarlas hasta que pudieron comprar la primer casa con el apoyo de las mujeres holandesas. “No hubo día que no hiciéramos algo. La prensa –esta misma de Clarín, que también hay aquí porque en San Nicolás tienen pocos medios y los medios son muy malintencionados, ya los probé con algunas preguntas que me hicieron– decía que éramos las madres de los terroristas’, entonces todo el mundo justificaba, decían ‘está bien’, ‘que los maten’, ‘que los torturen’, ‘hay que sacarlos del medio’, de la misma manera que mienten ahora todo el tiempo si ven Canal 13, TN: todos dicen las mismas mentiras”, aseguró.
Posteriormente, expresó: “Nunca faltamos un jueves a la Plaza desde hace 34 años. Tenemos el orgullo inmenso, enorme, increíble de tener hijos revolucionarios. Nuestros hijos amaban la patria y dieron su vida para que ustedes hoy puedan estar acá sentados”.
Tras contar diversas situaciones por las que atravesaron las Madres a lo largo de estos años, Hebe brindó detalles sobre la creación de la Universidad, la Imprenta, la Librería, la Radio y la Misión “Sueños Compartidos”.
Luego, dijo: “En el 80 socializamos la maternidad, nos hicimos madres de todos y ninguna de nosotras va a hablar de su propio hijo porque sería muy injusto. Empezamos a ver que el sistema capitalista es muy astuto, y entonces en la época de Alfonsín se preparó la reparación económica: 273 mil dólares por cada hijo desaparecido. También la exhumación de cadáver que se hacía todos los mediodías por los canales de Clarín para que se asustara la gente, para que viera la muerte. Y las Madres dijimos ‘no, no vamos a permitir que le pongan precio a la vida de nuestros hijos’. La vida de un joven no puede valer plata y menos la vida de un joven que entregó su vida por la patria. Rechazamos la reparación económica, rechazamos la exhumación de cadáveres porque nadie nos dijo que nuestros hijos estaban muertos, nadie se hizo cargo.”
Por último, Hebe sintetizó: “Creemos en la construcción, tenemos que construir la patria entre todos. Néstor y Cristina nos pusieron la patria en nuestras manos, que es una gran responsabilidad. Todos desde donde estamos podemos hacer algo, en el lugar que estemos. Hay que aprender a luchar para los otros, junto a los otros, pero para los otros, no para nosotros. Nosotros decimos ‘el otro soy yo’, lo que le pasa al otro me pasa a mí. Nuestros hijos no están físicamente pero aprendimos a pensarlos vivos, están en cada uno de los que luchan, en cada pibe que no se resigna. Cada vez estamos más orgullosas por haber dado a luz hijos revolucionarios. Tengo el orgullo má s grande y más hermoso que puede tener una madre, de haber tenido hijos libres que dieron su vida por la libertad, por esta patria que amaban y que yo también amo”.
A su turno, Gabriel Ganón, expresó: “La verdad que quería agradecerles a los compañeros jóvenes que me hayan invitado porque es un orgullo para mí compartir este espacio con ustedes y sobre todo con Hebe que para mí es un ejemplo de vida, de creatividad, de fortaleza, de lucha constante y de tratar de no aceptar nunca cuáles son las circunstancias que nos toca vivir. Muchas veces nos vivimos quejando de nuestras circunstancias y no hacemos nada para cambiarlas. Las Madres nos han demostrado una creatividad y una fortaleza enorme para dar respuesta, para sobreponerse y luchar y luchar por cambiar. Y hoy tenemos un país un país distinto, justamente por esta fortaleza de las Madre s que todo el tiempo están inventando algo nuevo”.
Luego, expuso: “Muchas de las cosas que contaba Hebe, que pasaban hace 30 años, siguen pasando hoy y se consolidan a través de prácticas discursivas parecidas, en la misma prensa; se construye un sujeto peligroso. Antes eran los ‘jóvenes militantes’, hoy son los jóvenes pobres de los barrios periféricos”.
Dedicado a visitar y recorrer las cárceles bonaerenses durante muchos años, el Defensor General afirmó: “Las cárceles de la provincia de Buenos Aires poco tienen que envidiarle a los campos de concentración de la dictadura. Yo diría que casi nada. Las prácticas de tortura son las mismas. Este abuso constante del ejercicio de poder porque están adjetivados como ‘enemigos de la sociedad’. Quienes están encerrados en las cárceles de la democracia, son los enemigos de la democracia. Ésta es la realidad concreta de lo que se escucha en la televisión: estamos todos con pánico por estos morochitos que vienen de los barrios periféricos”.
Posteriormente trazó un paralelismo entre la reacción de un sector de la sociedad en la dictadura y en la actualidad: “La sociedad fue cómplice de todo lo que pasó. No quiso escuchar, no quiso ver y no quiso creer lo que las Madres decían en ese momento y hoy la sociedad no quiere creer lo que está pasando: todas las semanas en el conurbano bonaerense es ejecutado sumariamente un joven por las balas de la Policía bonaerense. Cuando algún preso denuncia la tortura los jueces dicen que está mintiendo, dicen que no es cierto. Sin embargo uno ve las caras golpeadas, las picanas eléctricas. Si sigue pasando es porque muchos de nosotros no queremos ver, no queremos oír, o no q ueremos saber qué pasa o quizá algunos están de acuerdo porque les está pasando a otros. Una sociedad democrática no puede tolerar bajo ningún punto de vista que se violen los derechos humanos en democracia y hoy se siguen violando y mucho, sobre todo en la provincia de Buenos Aires”.
Tras las palabras de ambos panelistas, los moderadores abrieron a las preguntas y allí el debate resultó intenso, con posiciones encontradas.
Influenciados por lo que publican los medios de comunicación, un grupo de jóvenes cuestionó que se respeten los derechos humanos de las personas privadas de su libertad: “¿Me estás diciendo que aquel que está en una cárcel tiene que ser tratado bien?”, dijo uno al comenzar.
Lejos de las estadísticas, postulaban que los detenidos entran por una puerta para salir rápidamente por otra. Allí, la Presidenta de la Asociación afirmó: “Vayan a las cárceles, vayan a ver las comisarías, vayan a ver cómo los tratan. Es bueno, porque si no lo ves en carne propia no lo vas a creer. Pregúntale de dónde viene, si lo cagaron a palos, o si vos cuando pasás lo desprecias porque es negro, pobre y tiene olor. Ojo con eso. Son muy chicos para pensar así, no compren el discurso de la televisión. Si vos querés tener educación, apagá la televisión”
Los aplausos retumbaron en el teatro.
El debate continuó con temas como la “inseguridad” y los “derechos humanos de los delincuentes”, que reflejan hasta dónde cala la dictadura del discurso único. Fue allí, entonces, cuando Hebe les preguntó por la situación de las personas esclavizadas en los campos de la zona que siembran soja, cuestión que también generó un intenso intercambio.
Finalmente, ya sobrepasado largamente el tiempo de la mesa, los moderadores cerraron el panel ponderando el intercambio de opiniones, impensado cuando las Madres comenzaron caminar.
Ése sea, tal vez, otro legado que debamos a su incansable lucha

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