viernes, mayo 20, 2011

Cristina presiona en todas las provincias para definir a gusto los diputados nacionales

Herida por los conversos que la dejaron sin el control del Congreso, monitorea con sigilo cada nómina de diputados y senadores. Quiere colar a referentes de La Cámpora y restringir la reelección a quienes le fueron fieles. Mazzón y hasta De Vido buscan ablandar a los más reacios. "El Cuervo" Larroque viaja para pedir pista. Como en Capital, anhelan que Zannini refrende todo el último día. La CGT presiona por lugares y se acerca a otros destratados por el Gobierno.

“Para diciembre, Cristina quiere otro Congreso”. La frase, tajante, salió de boca de uno de los funcionarios del Gobierno que más seguido pisa suelo parlamentario. Y describió un escenario que se vislumbra a lo largo y ancho del país.

Es que a través de sus principales operadores o sus legisladores afines Cristina Kirchner hace fuerza para que las listas de diputados y senadores nacionales que acompañarán su boleta en octubre sean tal cual las desea.

La reelección está reservada para quienes mostraron fidelidad y en el resto de los lugares debe haber premios para los jóvenes de La Cámpora, quienes comenzaron a recorrer el país pidiendo ser tenidos en cuenta. Por su lado presiona la CGT, sin diálogo con el Gobierno, pero deseoso de engrosar sus filas parlamentarias.

Aunque Cristina juegue con la carta de contar con una buena imagen en todas las provincias, no en todas ellas los referentes del oficialismo están dispuestos a ceder. La discusión central pasa por Diputados ya que se estima que en el tercio que se renueva en el Senado no alterará la mayoría que ya tiene el Gobierno en esa Cámara.

A un mes del cierre definitivo de las nóminas, los roces comenzaron a ser más duros. Donde aún no hubo discusiones primó el silencio y el misterio, siempre un síntoma de que el kirchnerismo tiene bajo control.

Buenos Aires es un buen ejemplo. El Gobierno consumió meses en el debate por la colectora de Sabbatella y la vicegobernación de Scioli pero nada se dijo de la lista de diputados, donde ni los intendentes, más preocupados por mantenerse que por otra cosa, ni piensan en el Congreso. Y en diciembre los bonaerenses tienen 35 escaños que elegir.

La estrategia se repite y da resultados: lejos de las épocas en que Duhalde era capaz de frenarle leyes a Menem, los bonaerenses del oficialismo son los más fieles en Diputados, con figuras que no controlan sus distritos pero son respetadas en Olivos como Diana Conti y María Teresa García, ambas con mandato hasta 2013.

Casi con asistencia perfecta se reúnen a cenar semanalmente y, según confió a LPO uno de los que tiene mandato hasta diciembre, el tema reelección ni se tocó. “Nadie habla de eso porque no hay señales. Es insólito cuando alguien te dice que hace tal cosa en su distrito si le dan un lugar en la lista como si la lista pasara por nuestra manos”.

El diputado recuerda que de los que ingresaron en 2007 cuatro se fueron a la oposición y que Cristina no lo olvida. “Al resto nos pagarán la fidelidad”, confía.

Entre los revoltosos que piden pista está el platense Carlos Castagnetto, viceministro de Desarrollo Social y descontento con el armado del kirchnerismo de La Plata.

Los sindicalistas también quieren ir al Congreso por Buenos Aires. Uno de los que vence mandato es Octavio Argüello, mano derecha de Moyano, quien tomaría como una declaración de guerra su exclusión.

Desde la capital bonaerense presiona para llegar al Congreso Miguel Forte, secretario general de los camioneros platenses y concejal del bloque kirchnerista que le viene poniendo trabas a Pablo Bruera por un pedido inicial de Néstor Kirchner.

“En 2009 había que firmar a en un despacho contiguo a la oficina de (Carlos) Zannnini. Sólo así aparecías en la nómina”, recuerda un ex candidato que no llegó a ser diputado.

Es que en Buenos Aires Cristina conserva los recaudos legales que tomó Kirchner para tener la lapicera que durante 15 años tuvo Duhalde. Zannini, su mano derecha, sería el apoderado del Frente justicialista para la Victoria, conformado por el PJ y una decena de partidos o sellos, según como se interprete.

Algunos de ellos son el Frente Grande, el Partido de la Victoria (propiedad del intendente de San Pedro Aldo San Pedro) y el Frente Transversal (de Edgardo Depetri), todos manejados por asiduos concurrentes de Olivos. Hasta el apoderado del PJ bonaerense, Jorge Landau, ya dio muestra en el verano de cumplir órdenes del Gobierno cuando defendió la colectoras pese a que intendentes y legisladores las criticaban.

A Sabbatella nadie le teme. Zannini les dijo a los intendentes del conurbano que lo único que le habían prometido era su candidatura a gobernador y que el resto estaba por verse.

El diputado hizo lo que después le obligaron a hacer para las nóminas porteñas: propuso nombres como Carlos Raimundi y Ariel Basteiro para una lista propia a la espera de una aprobación de el secretario Legal y Técnico o Juan Manuel Abal Medina, el otro cristinista con peso en estos asuntos. La respuesta, si existe llegará en última hora del último día.

Pejotistas y camporistas

Aunque se tomó como un reto personal el mano a mano con Das Neves en Chubut, en aquellas provincias donde no tuvo terreno para definir las cuestiones locales Cristina puso fichas para definir quien competirá para ir al Congreso.

Sí pudo cambiar una de las listas de diputados provinciales de Mendoza, donde logró colar a dos jóvenes de La Cámpora con menos de 30 años. Tuvo que intervenir personalmente: llamó a Mazzón para que rearme las nóminas y les de pista a los pibes.

El problema es que, aun cuando se habla de candidaturas nacionales, no en todos lados logra obediencia. Un caso que la preocupa es Córdoba, donde José Manuel De la Sota pergeña su candidatura con el gobernador Juan Schiaretti y Julio De Vido.

Desde la Rosada le piden el vice y la lapicera para definir diputaciones nacionales. Experimentado, “El Gallego” sabe que lo necesitan y dice no a lo primero y ni a lo segundo. “Algo le van a dar, pero están viendo. Por ahora De la Sota ni confirma su candidatura”, aclaró a LPO un dirigente del PJ cordobés.

Una foto de ese malestar se vio en la última visita de Cristina a la capital de la provincia mediterránea, cuando los referentes locales de La Cámpora abuchearon a Schiaretti.

Es que la agrupación juvenil dejó por un rato los despachos oficiales y empezó a pedir pista en los territorios, anoticiados tal vez que su jefa no puede digitar todo.

Andrés “Cuervo” Larroque viajó en las últimas semanas a La Pampa, donde el Gobierno tiene agrupación pero quiere al senador Carlos Verna de candidato; y estuvo en Santa Fe junto a su referente local para pedirle a Rossi y a Bielsa que quiere poner diputados.

Larroque no volvió contento. Rossi sigue dando muestras de no ser tan obediente cuando se trata de cuestiones de Santa Fe. Y Bielsa, si no gana, difícilmente podrá hacer mucho más que garantizar la reelección de Gustavo Marconato.

Rossi, además, ya avisó que si llega a pelear por la gobernación con un socialista priorizará al resto del peronismo local. La tensión ya no la oculta nadie y los rossistas, que no olvidan el destrato de Kirchner en 2009, amenazan con jugar una carta de riesgo: una sociedad con la CGT, tan ninguneada en la Casa Rosada.

El principal referente del central obrera en Santa Fe es ni más ni menos que Juan Carlos Schmidt, jefe del gremio de Dragado y Balizamiento y uno de los intérpretes de Moyano en el Consejo Directivo cegetista.

En Misiones sobra kirchnerismo pero también candidatos. Al PJ le queda poco ante la preponderancia del radical K Maurice Closs, dispuesto a ser reelecto con vice propio y no con un peronista como el actual presidente de la Legislatura, que es su antecesor Carlos Rovira.

Mazzón se trenzó feo con los diputados Juan Irrazabal y Julia Perie, enojados porque Luis Viana, candidato a gobernador por el PJ, también quiere ser reelegido en el Senado. Su lugar lo quiere Irrazabal quien sabe que en esta provincia transversla no tendrá más de dos diputados peronistas. Cuando "El Chueco" no resuelve nada, todo queda a merced del fitro presidencial, que suele venir acompañado de premios consuelo, llamese direcciones o cargos menores en el Gobierno.

Sólo en Capital Federal Cristina logra que nadie haga hipótesis sobre candidaturas nacionales sin presagiar que todo puede caerse en la quinta de Olivos. En el resto hasta la amenazan con internas el 14 de agosto, un último recurso no siempre añorado por los operadores cristinistas, más apegados a la lapicera.

En La Rioja, donde para las elecciones del 29 de mayo hay cientos de colectoras debajo del gobernador Beder Herrera y su antecesor Ángel Mazza, la presidenta debe definir si acepta para octubre la adhesión de Carlos Menem, dispuesto a reelegir como senador. Si se paga fidelidad, por sus ausencias, el ex presidente se lo merece.

En Entre Ríos Jorge Busti le facilitó las cosas a Cristina. Abandonó a Eduardo Duhalde y competirá el mismo día de las generales sin candidato a presidente ni a diputados, o sea, le dará al kirchnerista Sergio Uribarri el privilegio de ser el único peronista con candidatos al Congreso.

Sabe que es la única lista que le importa a la presidenta en una provincia donde su imagen subió pero no está para arrasar. Y Busti, recorriendo distrito por distrito, puede dañar.

Salta fue una muestra de que Cristina, muy distinta a Néstor, no gastará cartuchos en peleas locales que tenga perdidas. Su reticencia a Juan Manuel Urtubey (como a todos los que dieron un paso al costado durante su enfrentamiento con el campo) no la cegó para imponer una lista propia que hubiera hecho un papelón.

Lo supo Tupac Puggione, kirchnerista a cargo de la corriente popular de Salta. Armó un frente para competir en las elecciones del 10 de abril, se lo presentó a Zannini y a Larroque y, según su versión, le dijeron que siguiera adelante.

Pero la justicia le impugnó su alianza y nadie hizo nada por él. Tras la desazón, avisó que quiere ser diputado nacional. Quizá en esta pelea sí reciba el apoyo de sus padrinos. (La Política OnLine).

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