jueves, noviembre 10, 2011

Saltos y migraciones en la fuerza de De Narváez

Desde un aspecto meramente visual, lo que mejor grafica la diáspora de dirigentes que viene sufriendo el espacio de Francisco De Narváez desde la derrota del 23 de octubre pasado es la actualidad del búnker situado en el barrio porteño de Las Cañitas, una mezcla de edificio reciclado cool y centro de alta tecnología al servicio de la política.
Si alguna vez estuvo hiper poblado de jóvenes dedicados full time a trabajar por la candidatura a gobernador de "El Colorado" y de expertos de varias áreas que preparaban programas de gobierno, hoy por hoy se asemeja más a un páramo.
Es sólo un detalle, acaso consecuencia lógica de cualquier desactivación del trabajo que implica una campaña electoral. Pero el problema es que esa sensación de vaciamiento se viene trasladando a la política. Unión Celeste y Blanco, la fuerza política de De Narváez, es por estas horas una olla a presión que ha estallado.
"Hubo poca capacidad de contención política. Si eran poco hábiles para contenernos antes de octubre, imagínese lo que es ahora", se queja un dirigente que ya pegó el salto pero aún no lo anunció formalmente.
La legislatura bonaerense suele ser una inevitable caja de resonancia de estos desacuerdos. Si hasta antes de la debacle electoral, De Narváez -quien perdió por 40 puntos frente a Daniel Scioli- contaba con un bloque módico de algo más de media docena de diputados, ese espacio parece destinado a reducirse más.
La primera fuga fue la de Jorge Srodek, dirigente rural de Carbap, que había entrado a la Cámara baja en 2009 con aquel triunfo de la entente De Narváez-Mauricio Macri-Felipe Solá sobre el kirchnerismo. El ruralista anunció ahora su decisión de trabajar por la candidatura presidencial de Macri. Dicen que "El Colorado" enfureció, sobre todo porque lo tomó por sorpresa.
En los últimos días, otros legisladores de la bancada Unión Celeste y Blanco estarían en tratativas para despegarse de "El Colorado" y formar un bloque nuevo que, si bien no estaría integrado al del oficialismo, mostraría más vocación de diálogo con la Gobernación y un mayor espíritu de acompañamiento general del que ha anunciado De Narváez. "Somos la segunda fuerza más votada de la Provincia y debemos ser oposición. Responsable, pero claramente oposición", ha dicho el empresario.
Este grupo de legisladores estaría integrado por Ramiro Gutiérrez (actual jefe del bloque), Jorge Solmi y Verónica Couly. Dicen contar, además, con la promesa de que se incorporará a partir de diciembre Ricardo Lissalde, diputado electo por la Séptima Sección Electoral, quien ha mantenido reservadas charlas con el senador Alfredo "Tati" Meckievi.
Hombre de Dolores, Meckievi es el jefe territorial de Gutiérrez y se lo sindica como uno de los primeros en criticar la lógica de construcción política de De Narváez.
Algunas fuentes dicen que Gutiérrez ya se reunió a solas con "El Colorado" para anunciarle el portazo de esos cuatro nombres antes mencionados y blanquearle sus charlas reservadas con operadores políticos del gobernador Scioli.
Las fuentes consultadas también indican que, además, Gutiérrez se llevó la certeza de que De Narváez, aún si se mantuviera dentro del redil, no lo quiere como titular del bloque de sus diputados provinciales.
Aquí se abre una, si se quiere, insólita pelea por ese puesto preciado en cualquier fuerza que integre las Cámaras Legislativas: la jefatura de bloque. Porque parece que De Narváez tiene otro candidato para el cargo.
Su compañera de fórmula en la perdida elección, Mónica López, tendría muchas chances de conducir la que, parece, será una escuálida bancada desde diciembre. Una suerte de premio consuelo, dicen las fuentes malintencionadas.
Sin embargo, un sector del denarvaeísmo propondría para la preciada jefatura al diputado electo por la Primera Sección Electoral Fernando Rozas, hombre de Gustavo Ferrari, quien es operador, amigo y mano derecha de "El Colorado".
Ferrari también es, digámoslo, muy resistido por la tropa bonaerense. Le endilgan, por ejemplo, gran parte de responsabilidad en la fallida alianza con Ricardo Alfonsín. Rozas es, además, apoderado del partido. Le jugaría en contra que es un "nuevo", un recién ingresado a la Cámara. Pero ese es un código que no siempre se respeta.
Este mismo dato hace que el platense Gonzalo Atanasof, al que De Narváez alguna vez anotó en una terna de posibles candidatos a presidir el bloque, también suene en la discusión, aunque en privado habría declinado aspiraciones.
Este panorama legislativo y algunas deserciones que se vienen dando a nivel de concejales en varios distritos de la Provincia, hablan de la crisis en la que quedó inmersa la tropa de De Narváez luego de octubre. Y acaso expliquen en parte el porqué de tan abultada derrota.

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