martes, marzo 11, 2014

El mate, una infusión con una vieja historia en Líbano


El vapor del agua caliente se eleva desde la calabaza llena de yerba mate y Wisam al Halabi bebe un sorbo con la bombilla, sentado en la ladera de una montaña libanesa, donde la infusión sudamericana ya se ha convertido en una tradición local. Desde hace ya más de un siglo, los habitantes del lugar han disfrutado de esta infusión ligeramente amarga, a la que llaman "yer-bah mah-tay".

La bebida es especialmente popular entre los practicantes de la fe drusa, cuya doctrina es casi secreta, dispersos en toda la región del Levante, en el Mediterráneo oriental, sobre todo en Líbano y Siria.

"Es originaria de Argentina y se nos dice que llegó aquí hace cientos de años, traída por inmigrantes libaneses que regresaban desde allí", dice Samah Halawi, un jeque druso.

América Latina se convirtió en uno de los destinos principales para los emigrantes económicos del Levante, sobre todo durante el siglo XIX, y aún existe una gran comunidad de sus descendientes, tanto en Argentina como en otros países de la región.

Halawi luce turbante de punto blanco, bigotes gruesos, y los pantalones plisados sherwal (de algodón) sueltos, que son el atuendo tradicional de la clase religiosa en la comunidad drusa.

Para él, la calabaza, la yerba mate y la bombilla de plata (bahm-bee-Zha), para beber la infusión, son tan tradicionales como su vestimenta.

"El mate es algo muy tradicional aquí, algo con lo que que hemos crecido, y hemos aprendido a beberlo en nuestra familia (...). Es una bebida social. Con los muchachos nos reunimos para beberla juntos, en grupo", explica. 
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Cruza las líneas de combate en Siria 

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La yerba mate proviene de las hojas de un árbol de gran talla, el Ilex paraguariensis, que crece de manera silvestre o es cultivado desde hace siglos en regiones tropicales de América del Sur.

Es particularmente popular en el sur de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, siendo este último país el que domina las exportaciones de yerba mate a Líbano y la vecina Siria.

En 2012, Argentina exportó casi 1.500 toneladas de yerba sólo a Líbano, por lo que es el tercer mayor mercado para el país sudamericano, según datos del International Trade Centre, agencia de las Naciones Unidas, y el World Trade Centre.

Siria, con una población cinco veces mayor que la de Líbano, es el mayor comprador de la yerba 
argentina, de la que importó más de 24.000 toneladas en 2012.

La popularidad de la bebida no se ha visto en nada afectada por el conflicto que vive actualmente el país e inclusive cruza las líneas de combate. Tanto miembros de las tropas del régimen como los combatientes rebeldes beben habitualmente la infusión.

Para Halabi, quien trabaja en un hotel en el bucólico entorno montañoso de la ciudad de Baruk, en el centro de Líbano, el mate es tan necesario como el café o el té. Por lo que al mediodía para él es normal hacer una pausa para beberlo.

"Por lo general, si sé que mis amigos se encuentran por la zona, los llamo para decirles que estoy preparando un mate. Ellos vienen y lo bebemos juntos".

Por la tarde, Halabi se sienta junto a sus amigos alrededor de una fogata rodeada por unos ladrillos que sostienen el recipiente para calentar el agua y, mientras se reparten galletas y panecillos dulces, hablan de sus marcas preferidas de yerba mate y de los beneficios de esta bebida para la salud.

Por ejemplo, Halabi y algunos de sus amigos prefieren la marca argentina Amanda, puesto que tiene un sabor suave y se puede beber tanto con como sin azúcar.

Halabi recomienda el mate amargo para ayudar a la digestión tras la comida, e insiste en que la bebida también ayuda a "limpiar los riñones".

Otra habitante de Baruk, Ghada al Halawi, prefiere tomar mate por las mañanas, en el desayuno, en lugar de café o té.

"¡Sentimos como que no nos despertamos hasta que lo bebemos!", dice con una sonrisa, y afirma que lo bebe tanto dulce como amargo, en el recipiente tradicional que fabrica en forma casera con la cáscara de calabacín.

También posee un mate de cerámica en el que prepara la infusión con leche en lugar de agua, puesto que la calabaza vegetal le cambia el sabor, según ella. (Buenos Aires, NA. ).

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