martes, mayo 05, 2015

Artritis reumatoidea afecta a 400 mil

Atenta contra la calidad de vida de quienes padecen la enfermedad, tanto a nivel físico, como emocional y profesional. Conocer los síntomas de la patología facilita su detección temprana y mejora los resultados del tratamiento.
       
La artritis reumatoidea (AR) se define como una enfermedad autoinmune e inflamatoria sistémica crónica, que se caracteriza por la inflamación del revestimiento de las articulaciones, afectando significativamente el movimiento del cuerpo. Si no es diagnosticada y tratada a tiempo puede llegar a generar una discapacidad total o parcial en el paciente.

“Los daños de la articulación asociados con la artritis reumatoidea progresan constantemente durante los primeros 20 años y representan más del 25% de discapacidad en AR ya diagnosticada”, explica el Dr. Gustavo Citera, Jefe de la Sección de Reumatología del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP) y actual presidente de la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR).

La artritis reumatoidea tiene una incidencia mayor en las mujeres que en los hombres, en una proporción de tres a uno. Se inicia preferentemente entre los 25 y los 50 años, si bien su prevalencia aumenta con la edad. La mayoría de las veces, afecta las articulaciones en ambos lados del cuerpo por igual. Las muñecas, las rodillas, los dedos de las manos y los tobillos resultan perjudicados con mayor frecuencia, causando un fuerte dolor y rigidez articular.

Impacto de la AR en la vida cotidiana

La artritis reumatoidea produce una significativa discapacidad funcional y laboral. En los casos más severos de la enfermedad, donde se observan marcadas deformidades articulares, las personas suelen tener que abandonar su trabajo y padecen incapacidad para realizar actividades propias de la vida cotidiana, como abrir un frasco, girar una manija o retorcer ropa. Incluso algunos pacientes abandonan las actividades de ocio y recreación, afectando también su vida social.

El carácter crónico y oscilante de la artritis reumatoidea también impacta, en muchos casos, la estructura y el funcionamiento familiar, ya que la convivencia con la persona que padece la enfermedad conlleva altas cargas de estrés, sobre todo por las crisis de dolor severo e impredecible que puede sufrir.

Para reducir los aspectos discapacitantes que trae aparejada la artritis reumatoidea, es de vital importancia conocer los síntomas iniciales de la enfermedad tales como la rigidez matutina mayor a una hora, la sensación de calor en las articulaciones y la extrema sensibilidad.

Otras señales para estar alerta son el dolor torácico al respirar, la sensación de fatiga, resequedad en los ojos y la boca, nódulos bajo la piel y el entumecimiento en manos y pies. En este sentido, “la consulta con un reumatólogo, el diagnóstico precoz y el desarrollo de un plan de gestión eficaz de la enfermedad se consideran de suma importancia en los pacientes con artritis reumatoidea”, asegura el Dr. Gustavo Citera.

Existen algunas recomendaciones para incorporar a la rutina diaria que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes:

- Evitar los esfuerzos y el exceso de actividad física.
- Durante el descanso se recomienda mantener una postura adecuada, de forma tal que los brazos y las piernas se mantengan estiradas.
- Comenzar el día con un baño de agua caliente contribuye a disminuir la rigidez articular.
- Incorporar una alimentación balanceada y evitar el sobrepeso a fin de no recargar las articulaciones de caderas, rodillas y pies.
- Realizar ejercicios “isométricos” ayuda a fortalecer huesos y músculos.

La artritis reumatoidea puede ser controlada y manejada a tiempo si, ante los primeros síntomas, se realiza una consulta con el médico reumatólogo, quien indicará un tratamiento acorde que le permitirá a cada paciente llevar una vida satisfactoria y plena.

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