domingo, noviembre 13, 2016

Perfiles, hoy: Yamila Masur.


(De la edición gráfica Nº 552, del lunes 7 de noviembre). Entrevista a Yamila Masur, artista, bailarina, docente, pero por sobre todas las cosas, un ser humano, ubicado, segura de sus convicciones y coherente con sus acciones.

Yamila Masur: -Bailo desde los 15 años. Siempre me gusto dar clases, aprender a expresarme, enseñar desde un lugar pedagógico, que una bailarina se transforme en artista también, además de incorporar elementos técnicos.
Me gusta también hacer shows, donde voy más por lo artístico y donde hay que disfrutar y tratar de sacar cosas positivas mientras se está actuando.-

Periodista: -¿Qué motiva a una persona inclinarse por lo artístico?-

Y. M.: -Creo que es algo natural, a veces uno comienza a bailar e inconscientemente trata de descubrir algunas cosas. Un artista es una persona más sensible que el resto, es completamente diferente, a personas que quizás son más prácticas, por decirlo de alguna manera. Creo que se nace artista y después se forja. Uno tiene esa chispita y ahonda, después hay gente que se queda y otra que persevera y sigue.-

P.: -Como se sobrelleva y logra el equilibrio cuando hay una agenda tan cargada?-

Y. M.: -Además de ser artista, uno debe aprender a cuidarse mental y espiritualmente; saber que el cuerpo es la herramienta que va a permitir manifestar todo tu arte. Es aprender a cuidarse, descansar, a estar bien mentalmente, tiene que conocer su cuerpo, seguir investigando siempre.
La herramienta de un artista es el todo, tanto físico, mente o espíritu.
Si tengo algo malo, saber transformarlo en bueno, para poder transmitir cosas buenas.
Mucha gente no hace ese trabajo interno y ahí es donde choca, fracasa. Fracasos hay siempre, el tema es levantarte y seguir.-

P.: -Cómo llega al árabe?-

Y. M.: -A los 15 años empecé a tomar clases con Fairuz. Lo encuentro a Mario Kirlis y me dice… “hay un chico que está enseñando y es muy bueno, se llama Amir Thaleb, porque no lo vas a ver?... Me dio el teléfono… Fui a estudiar con Amir y me quede toda la vida con él. Hoy sigo tomando clases. Tomo tercero, cuarto y quinto para ir actualizándome. No es lo mismo tomar que dar una clase, es completamente diferente. Entonces El artista debe estar permanentemente aprendiendo.
Hay gente que se recibe y queda ahí. Dando clases y nunca se actualiza y es lo contrario, cuando más arriba estás, más estudiaste, más debes perfeccionarte para después brindar al alumnado cosas diferentes.-

P.: -¿Cuándo surge la necesidad de lo árabe?-

Y. M.: -Mi papá es de Siria, mi mamá de Beirut, el Líbano, por eso ahí toda la mezcla.
En casa siempre se escuchaba música árabe, mi papá musulmán, mi mamá católica y de chico se escuchaba la música árabe, lo veía a mi papá rezando, toda una ceremonia, ponían música y yo me movía, no entendía nada, pero me movía. Lo empecé a hacer por hobby, bailaba árabe, jamás pensé en ser bailarina, no estaba en mis planes. Quería ser maestra para chicos especiales, me faltan rendir dos maetrias para ser licenciada en sistemas informáticos y hacia como hobby danzas árabes.
Un día decidí no ir más a la facultad, y como no tenía nada que hacer en la vida, iba todos los días a tomar clases de árabe con Amir.
De repente, me recibí, puse la escuela, fue todo así, como sin pensar. Todo fue como decantándose, me deje llevar y así fue y acá estamos.-

P.: -¿Qué sucede cuándo el maestro dice… “Yamila… quiero que estés en el ballet?-

Y. M.: -Fue una alegría enorme, antes de estar en el ballet de Amir, bailaba con él en Al Shark con otras chicas, hacíamos los shows, las entradas de Amir; después empecé a estar en la compañía, era como tocar el cielo con las manos. Todo lo que el proponía, nosotras estábamos bien dispuestas. Era una época donde hacíamos todo a pulmón, éramos la compañía porque teníamos ganas de bailar, ganas de crecer y le poníamos pila.
Eramos un grupo muy unido, de hecho sigue siendo hoy la compañía muy unida, el comienzo fue muy lindo.-

P.: -¿Qué significò de alumna a directora de la Arabian Dance Company?-

Y. M.: -Estuve muy joven con Amir en la compañía, me fui, volví cuando fuimos a bailar a Egipto, después me quede como gerente. El no podía, encárgate vos me decía y así fue decantando y quede como directora de la compañía. Lugar que me gusta, me da la libertad también de dirigir a un grupo humano, de gente profesional que tiene ganas de bailar. Si bien yo no armo las coreografías, ahí estoy para ayudar y que todo esté en armonía y que se vea un show lindo.
El objetivo es mostrar lo que es la danza y la cultura árabe desde un lugar profesional y sabiendo que se está bailando y de que manera se baila. Es fundamental que lo hagamos en Argentina.-

P.: -Que hay de lo que Yamila Masur no habla, sus escuelas, su ballet Al Bustan, su vida?-

Y. M.: -No es que no hablo… sino que tuve varias escuelas mucho tiempo y me quede con mi escuela de Pablo Podesta, mi ballet que se llama Al Bustan, con un grupo de gente que se maneja igual que yo, sino no se puede estar y pasamos a tener un grado más de confianza. Saben cómo trabajo y como me gusta que sean las cosas. Se con la clase de gente que estoy. Soy muy selectiva, con la gente que quiero estar y ahora arme otro ballet en Córdoba también, son todas profesoras de Córdoba, que decidieron juntarse. Entonces estamos ahí amando algo nuevo y lindo. Lo mío es sencillo, voy, doy clases, enseño, a veces ajusto, a veces me enojo, porque soy un poquito brava, pero es mi pasión. Mi pasión es bailar y mi pasión es dar clases.-

P.: -¿Cómo se logra que los años pasen y las alumnas recuerden con cariño?-

Y. M.: -No todas… pero si la mayoría, en el balance, sí, tengo mucha gente que me da cariño, es también lo que da uno; si al alumno le haces una crítica constructiva, lo apoyas, enseñas a bailar, enseñas a prepararse para las cosas que se tiene que enfrentar; enseñas la filosofía de ser un artista… das cosas buenas, vuelven cosas buenas. Va a haber gente a la que le va a gustar, a la que no le va a gustar. Gente a la que le he dichos cosas que no le han gustado, pero es parte de mí, como docente hacer esas cosas, es lo más honesto que uno puede hacer. Está confiando en vos, si viene a aprender con vos, está confiando y he tenido gente que se ido enojada, que ha regresado y me dice… “ahora que doy clases, te entiendo, me doy cuenta de un montón de cosas”. A mí me ha pasado, al empezar a ser maestra darme cuenta de cosas que decís… guauuu, ahora entiendo. Es un ciclo. Todo va girando. Va pasando de alumno a maestro, así va subiendo y va comprendiendo. Las cosas se van acomodando. Tengo mucho amor por la gente a la que le he enseñado. Siempre le digo a las chicas, que brillan porque son ellas, quizás yo tengo un 1 % en esa persona, después el 99 %, es propio, la esencia de la bailarina, uno lo trae adentro, es sacar su estilo, desarrollar su personalidad. Verla bailar, verla crecer te da emoción.-

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