martes, abril 11, 2017

Una vecina de Florida moviliza todo el barrio para ayudar a los más pobres. Por Christian Thomsen Hall.

Se llama María y tiene 53 años. En 1997 viajó por trabajo a Tucumán y quedó impactada por la pobreza en la región. Desde ese año moviliza al barrio de Florida para enviar donaciones. Junto a sus vecinos y su hermano verdulero creó la red "Uniendo Eslabones" que lleva auxilio a las provincias más necesitadas. A pesar de sufrir lupus, una enfermedad degenerativa que afecta sus órganos, la mujer nunca se detuvo: "Ayudar es mi mejor tratamiento". Ahora buscan conseguir un camión para enviar artículos de primera necesidad a los afectados por las inundaciones.

Dicen que los héroes no siempre vuelan ni tienen poderes. Algunos son personas comunes que pasan inadvertidas ante nuestros ojos y que simplemente tienen el don de hacer su aporte para cambiar el mundo. La historia de María Isabel Rodríguez es tan increíble como emocionante. Hace 20 años, esta vecina del coqueto barrio de Florida atravesó una experiencia que la sensibilizó y a partir de ahí decidió dar un vuelco en su vida para "dejar de hacerse problema por pequeñeces" e inciar acciones que "reconfortan el alma". Todo comenzó en 1997, cuando por cuestiones de trabajo se mudó dos años a la provincia de Tucumán. Allí, la mujer recibió "un baño de realidad" y tomó dimensión de la magnitud de la pobreza que castiga a nuestro país, cuando advirtió las terribles necesidades que tenía la gente del lugar.

Impactada por el hambre y la pobreza extrema que padecían en el "Jardín de la República", María decidió ayudar con todo lo que estaba a su alcance. "Antes no teníamos redes sociales, la única forma de contar lo que estaba pasando fue a través de mi familia, que tenía comercio y conocía a mucha gente del barrio. Así empezamos a recolectar ropa que nos acercaban los clientes y vecinos, y cada 30 días volvía a Buenos Aires, juntaba todas las donaciones y las llevaba a los pueblitos más necesitados", relató la mujer de 53 años durante una entrevista con La Noticia 1. "A partir de ahí no paré nunca. Los vecinos y amigos empezaron a donar cada vez más y cuando me quise dar cuenta, estaba desbordada. Descubrí que tenía en mis manos una herramienta valiosa que era la de poder ayudar", explicó a este portal.

El nombre de María no tardó en hacerse conocido en el interior y en las provincias comenzaron a hablar de una mujer de Capital que enviaba donaciones a los pueblos más necesitados. Así comenzó a unir eslabones hasta forjar un verdadero ejército solidario: "Mi hermano tiene una verdulería en Florida, en la esquina de Melo y Bernardo de Irigoyen, donde recibe las donaciones que dejan los vecinos. Luego con mis amigas clasificamos todo el material para separar ropa y alimentos". Otra vecina del barrio, llamada Laura, se transformó en una pieza fundamental en esta cruzada solidaria y además de ofrecer su casa para depositar las donaciones, también se encarga de la difusión de la iniciativa. El mecanismo permitió que la ayuda llegara también a Catamarca y Santiago del Estero, donde "la pobreza es dramática".

Con el tiempo, la inmensa obra de María fue creciendo al ritmo de su sacrificio, mientras trabajaba y atendía a su familia. Sin embargo, la vida le puso una prueba más dura y tras estar varios años sin empleo, una grave enfermedad afectó su salud. Así comenzó una dura batalla contra el lupus, un trastorno degenerativo que afecta la piel, las articulaciones, los riñones y el cerebro, entre otros órganos. Pero a pesar de no contar con obra social y tener que rebuscársela para comprar los medicamentos, la mujer nunca dejó de ocuparse de la gente. "Ayudar es mi mejor tratamiento. Cuando me mandan las fotos de los chicos que están descalzos y que se alegran por recibir zapatiilas, eso no tiene precio. Es lo mejor que me puede pasar. Es algo grande y maravilloso que me hace sentir muy feliz", confesó entre lágrimas.

María reveló que a pesar de todas las dificultades, el mayor problema que atraviesan en estos tiempos de crisis es lograr que las donaciones lleguen a destino. "Muchas veces me siento desbordada porque no tengo la posibilidad o el dinero para poder enviar todo lo que logramos recolectar. Los problemas son los transportes. Hay empresas que colaboran y nos hacen precio, entonces juntamos plata entre los vecinos. Pero hay momentos en que no se puede juntar todo porque no nos alcanza la plata", contó la mujer que ahora destina para la causa lo poco que gana como niñera. A raíz de esto, sus colaboradoras lanzaron "Uniendo Eslabones", la página de Facebook que lleva el nombre de su iniciativa solidaria y que apunta a encontrar ayuda para el envío de los materiales.

María, que nunca había hablado con la prensa, contó a La Noticia 1 que se siente agradecida con sus amigas y con los vecinos por hacer realidad su sueño de ayudar. "Yo solamente soy un granito de arena porque somos muchos los que llevamos esto adelante. Por suerte tengo ese don de convocar a la gente, quizás lo heredé de mis padres que fueron muy queridos en el barrio. La gente es muy solidaria, en este momento tengo una estufa, una cuna y hasta una silla de ruedas que un chico discapacitado de Santiago del Estero necesita para poder ir a estudiar", contó la mujer, quien a pesar de su estado de salud, aseguró que continuará ayudando. "Hay días que no me puedo mover. Pero todo esto que hago me llena de energía porque me sale del corazón, porque es ponerse en el lugar del otro", concluyó.

Una verdulería que de HDP no tiene nada:
La verdulería "Los HDP" está ubicada en el corazón de Florida, en el partido de Vicente López. El comercio es famoso en el barrio por la buena onda de sus dueños y los simpáticos carteles que aparecen en su frente. Con leyendas disparatadas, los letreros les roban risas a clientes y vecinos que pasan por el lugar. Pero además de vender productos de calidad, "Los Hijos de Pipo", como aclaran desde el local, se caracterizan por recibir las donaciones que todo el vecindario deposita para enviar a las provincias del norte. Julio César, "Pipo" para los amigos, es hermano de María y lo conoce todo el barrio. Desde su verdulería se transformó en un eslabón fundamental en esta travesía solidaria, ya que se encarga de difundir la campaña y recolectar todas las donaciones. (Lanoticia1).

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