lunes, agosto 07, 2006

BUENOS AIRES: EL DESEMPLEO CERCA DE SU NUCLEO DURO. Por Balbina Griffa.

BUENOS AIRES, Agosto 07, (PUNTO CERO-LaPoliticaOnLine) Desde el año 2003 la expansión del empleo fue notoria, generando una fuerte disminución de la desocupación. Con una economía que creció a tasas cercanas al 9% durante tres años consecutivos y con un régimen de tipo de cambio real elevado que generó un abaratamiento del trabajo en función del capital, se logró una fuerte reducción en las cifras de desocupación.
En la actualidad el nivel de desempleo se encuentra en línea con el que se verificaba en el año 1994, período que marcó un punto de inflexión en lo que hace a la desocupación ya que de allí en más el deterioro fue progresivo hasta alcanzar el peor nivel de la historia en la medición de mayo del 2002.
En la actualidad el nivel de desempleo se encuentra en línea con el que se verificaba en el año 1994, período que marcó un punto de inflexión en lo que hace a la desocupación ya que de allí en más el deterioro fue progresivo hasta alcanzar el peor nivel de la historia en la medición de mayo del 2002.
Desde ese momento, donde la tasa de desempleo alcanzó un máximo histórico, la absorción del mercado laboral fue más que significativa: en tres años y medio la desocupación pasó de 24% de la Población Económicamente Activa (PEA) a rondar el 11%. Incluso el Presidente afirma que para el segundo trimestre del año la cifra sería de 10,4%.
En este sentido parecería que el mercado se estaría acercando al núcleo duro de la desocupación y ya no será tan sencilla la inserción de la población que aún luego de tres años y medio de fuerte crecimiento no ha logrado reinsertarse en el mercado laboral.
Sin embargo, en este mejor escenario aún persisten ciertas debilidades, entre los ocupados una elevada tasa de informalidad y entre los desocupados todavía se encuentran en vigencia una gran cantidad de planes Jefas y Jefes de hogar.
Si a mediados del año 2003 la tasa de informalidad se acercaba al 50% de los asalariados, en el primer trimestre del corriente se ubicó en el 44,3%. No hay dudas de que esta tasa es aún elevada, pero no es menor que la misma se haya reducido en casi 6 puntos porcentuales en un período donde la política central no se enfocaba en este sentido. Durante estos años, las políticas en materia laboral estuvieron enfocadas a crear empleo por sobre todas las cosas.
En lo que hace a los desocupados, si dejamos de tomar a los beneficiarios de los Planes Jefas y Jefes como ocupados lo cierto es que la tasa de desempleo se aleja bastante del dígito.
Si consideramos como desocupados sólo a aquellos beneficiarios que aún recibiendo el subsidio buscan otro empleo, la tasa de desocupación asciende a 12,8%, y si consideramos a todos los beneficiarios como desocupados la tasa asciende a un 14,1%.
En este escenario, y de continuar la buena performance que viene experimentando este mercado, comenzaría a abrirse un espacio para dejar atrás el momento de medidas de emergencia y empezar a pensar en políticas para remediar estas falencias que aún persisten.
Hacia el núcleo duro de la desocupación
No sólo el fuerte descenso de la tasa de desempleo nos hace pensar que nos acercamos al núcleo duro de la desocupación, sino que hay ciertos indicios como las dificultades que encuentran las empresas que buscan trabajadores con algún tipo de calificación, y por la misma razón, la proporción de la población que busca empleo por períodos prolongados y no lo consigue.
Tal como se mencionó en párrafos anteriores, todo parecería indicar que a lo largo del 2006 la desocupación alcanzaría, después de 11 años, niveles de un dígito. En este sentido, se vuelve interesante analizar las características de la población que en estos años de crecimiento no logró reinsertarse en el mercado laboral.
La cifras correspondientes al primer trimestre del corriente año muestran que si bien existe una mayor proporción de desocupados mujeres, lo cierto es que la diferencia es sólo marginal como para afirmar una tendencia: de 1.233 mil personas que se identificaron como desocupados, el 51% fueron mujeres.
En lo que hace a la edad de la población que no consigue empleo, si bien el grueso se encuentra entre los 20 y 30 años, la cifra relevante es que un 17% los desocupados tiene más de 50 años, que claramente son los que más dificultad presentan para conseguir un empleo.
Asimismo, también es significativo que el 26% de los desocupados se encuentre en esta situación hace más de un año. Y al incluir los que se encuentran en esta situación hace más de seis meses suman un 36%.
En cuanto al nivel de educación de los desocupados, lo primero que hay que destacar es que existe una fuerte concentración de mano de obra de baja calificación entre los desocupados. El 76% de la población que no consigue empleo presenta como nivel máximo de educación alcanzado el secundario completo. Dentro de estos, el 30% de la población desocupada tiene como máximo terminado el primario, y un 46% tiene el secundario incompleto o completo. Las cifras expuestas no hacen más que confirmar que de a poco nos acercamos al núcleo duro de la desocupación, y dadas las características que presenta la población que no consigue empleo parecería que cada vez se vuelve más relevante la inversión en capital humano. Así, acercándonos al dígito de desocupación, la inversión en capital humano parecería una condición necesaria para poder continuar el crecimiento de la economía por un período prolongado. (PUNTO CERO-LaPoliticaOnLine).

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