En la Argentina, el subdiagnóstico no permite avanzar en esta problemática cada vez más frecuente en las organizaciones. En 2016 se detectó solo un 2 por ciento de enfermedades profesionales
El día 28 de abril pasado se conmemoró el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, por lo que se realizó una campaña mundial de sensibilización destinada a centrar la atención internacional sobre la magnitud del problema y sobre cómo la creación y promoción de una cultura de la seguridad y la salud puede ayudar a reducir el número de muertes y lesiones relacionadas con el trabajo.
Las enfermedades laborales que comprometen al sistema respiratorio, y con él tanto la salud general como la calidad de vida, son más comunes de lo que se supone. La principal característica de las enfermedades laborales, especialmente las respiratorias, es que al conocerse su origen es posible diseñar procedimientos preventivos que permitirán anular o al menos minimizar la agresión ambiental o laboral.
Rita Zurbriggen, Darío Rey y Lilian Capone, miembros de la sección Enfermedades Ocupacionales de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), explicaron que "una persona que cumple jornadas de ocho horas respira durante su trabajo 14.000 litros de aire".
"Semejante volumen establece una indudable relación entre los factores ambientales del trabajo y la salud de los trabajadores expuestos. En el caso de las enfermedades profesionales respiratorias, pueden pasar de 10 a 15 años, o más, desde la exposición laboral y la aparición de los síntomas. Por eso un diagnóstico preciso requiere un estudio exhaustivo de los antecedentes del caso y una evaluación de la historia laboral del paciente", destacaron los especialistas de la AAMR.
En la Argentina el tema tiene escasa repercusión y los reportes de disturbios de origen laboral expresan una casuística moderada, pero engañosa. Esto se debe a un claro subdiagnóstico respecto del origen de una patología laboral.
"Lo que plantea la imperiosa la necesidad de generar políticas tendientes a hacer visible lo invisible, pues de otro modo no se diagnosticará seriamente la situación y será imposible establecer estrategias para identificar y prevenir enfermedades", indicaron.
Según las estadísticas de la Superintendencia del Trabajo, en 2016, se detectó solo un 2% de enfermedades profesionales, en su mayoría atribuibles a accidentes de trabajo y accidentes in itinere, o sea, desde que el trabajador sale de su domicilio hasta que llega su lugar de trabajo y viceversa. Además, la Salud Pública se ve seriamente afectada por las enfermedades e incapacidades laborales no detectadas como tales, ya que las debe absorber cuando no corresponde.
"Si bien cada paciente es tratado en forma individual, detectar el origen laboral de una enfermedad es clave para establecer el agente causal, lo cual dará cuenta de la posibilidad de generar estrategias preventivas. Y es la Neumonología Ocupacional la que se encargará de desarrollar tácticas de manera colectiva, no sólo para el paciente afectado sino además para su entorno de trabajo y para el resto de los trabajadores de una misma actividad", concluyeron desde la AAMR. (Asteriscos TV).
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