Fue durante décadas párroco de Los Polvorines, y mantuvo vínculos con los militares de la última dictadura. El cariglinismo ya lo había declarado ciudadano ilustre. "Fue cómplice de tantas muertes", dijo el concejal opositor Ferrau.
Oficialismo y oposición se cruzaron fuerte en la última sesión del Concejo Deliberante, el jueves 20, cuando desde el bloque cariglinista se pidió un minuto de silencio por el cura Luis Mecchia, a un año de su fallecimiento.
La concejal cariglinista Dora Luque leyó un largo texto, en el que reseñó la vida del sacerdote. Mecchia fue durante décadas párroco de Los Polvorines, pero además mantuvo fluidas relaciones con el dictador Onganía y con los represores del Proceso. Todo a partir de su cargo como capellán del Ejército.
El primer contrapunto lo marcó la presidenta del bloque del Frente para la Victoria, que pidió un homenaje a los jóvenes desaparecidos en la Noche de los Lápices. "En este recinto hay quienes aun niegan la realidad histórica, ya que en Malvinas Argentinos existió el centro de detención el Cilindro, pero hace falta compromiso por la memoria, y eso tiene que venir de quienes tienen responsabilidades políticas", dijo.
Por su parte, el concejal Reinaldo Ferrau fue contundente: "Mecchia fue cómplice de la dictadura, por eso no voy a adherir al minuto de silencio". "Encima lo declararon ciudadano ilustre, a un tipo que fue cómplice de tantas muertes y de tanta sangre", dijo Ferrau, aludiendo a una iniciativa de hace unos años del cariglinismo.
La cariglinista María Burgos se puso de pie para replicar la intervención de Ferrau, en un tono que mezclaba nerviosismo e indignación. "Lo que usted dijo del presbítero Luis Mecchia es imposible y ofende su memoria. Si usted tiene cómo demostrarlo hágalo... usted confunde las cosas. Usted cambia todo...". La edil le contestó también a Zuccarini, por su referencia a El Cilindro, en el ex Batallón. "Vinieron de los Derechos Humanos y solo encontraron huesos de animales... Acá nunca hubo nadie detenido en el batallón 601".
El minuto de silencio por Mecchia se llevó a cabo, pero los ediles kirchneristas permanecieron sentados en sus bancas.
LOS VÍNCULOS CON LA DICTADURA
La reseña exaltando la figura de Mecchia que leyó Luque obvió algunos aspectos oscuros del sacerdote de origen italiano. Especialmente, los que lo vinculan con los militares del Proceso. Según refirió en una nota periodística Horacio Verbitzky, "En los años de la dictadura militar (Mecchia) se desempeñó al frente de los 33 capellanes que prestaron servicios en el Comando de Institutos de Campo de Mayo, donde funcionó la Zona de Seguridad 4 y uno de los mayores campos de torturas y exterminio del país".
En la misma nota, el periodista cita un texto en el que el sacerdote justificaba las violaciones de derechos humanos en el Proceso.
Mecchia mantuvo siempre buenas relaciones con el cariglinismo, que en el 2000 lo nombró ciudadano ilustre del distrito.
El 20 de marzo de 2009, en una sesión en la que el sacerdote estuvo presente, el cariglinismo aprobó un proyecto por el cual se puso su nombre en una calle de la localidad que funciona en lo que fue el ex batallón.
En esa oportunidad, el concejal Carlos Herrera expresó que "es un altísimo honor contar con el nombre de Monseñor Mecchia, por la tarea realizada en estos años". (Tiempo de Tortuguitas).