(Asteriscos Tv). Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen en el mundo casi 500.000 casos de meningitis por meningococo, ocasionando alrededor de 50.000 muertes prematuras. Por su parte en América Latina, se estima que se reportan anualmente alrededor de 5.000 casos de meningitis por meningococo, y un 14 por ciento de estos casos fallece. Como la enfermedad puede ser no diagnosticada inicialmente o confundirse con otra infección viral, si bien existen terapias muy eficaces, el tratamiento a veces llega tarde.
Por lo tanto, la mejor medida para evitar una tragedia es vacunar a los niños contra los grupos de N. meningitidis que causan meningitis. La OMS estima que una campaña masiva de vacunación podría reducir la meningitis por meningococo en un 70 por ciento.
“La enfermedad por meningococo especialmente la meningitis, es una de las infecciones más devastadoras para un individuo o comunidad. La mortalidad es muy elevada si no se trata precozmente. Por ello, a pesar de que fuera de los brotes epidémicos, la incidencia es muy baja (1 a 3 por 100.000) la vacunación se justifica por la severidad de la enfermedad”, afirma el doctor Daniel Stamboulian, Presidente de FIDEC (Fighting Infectious Diseases in Emerging Countries); FUNCEI (Fundación Centro de Estudios Infectológicos), y Profesor emérito de la UCES.
A su vez la doctora Silvia González Ayala, Profesora Titular de la Cátedra de Infectología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional La Plata; y jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Niños Superiora Sor María Ludovica de esa ciudad, coincide: “La vacunación para prevenir la meningitis por meningococo es la herramienta más eficaz para prevenir la enfermedad, que es moderada o grave y afecta principalmente a los menores de 5 años”.
Vacunas: a muchos se las indican pero pocos la reciben
Respecto a quiénes deberían recibir la vacuna el doctor Stamboulian indica: “En general, la vacunación se realiza en los niños menores de 2 años que son los que en el 40% de los casos presentan la enfermedad”.
Pero también hay poblaciones puntuales que deberían recibirla en situaciones específicas: “Cuando existen brotes la vacunación debe aplicarse en forma masiva en el área afectada. Frente a las situaciones endémicas, si bien como decíamos la frecuencia es muy baja, por la severidad de la enfermedad es importante que se vacunen la mayoría de los niños especialmente antes del año. También se debe tener presente la recomendación en los viajeros de la Meningococo AC.
Otras indicaciones sobre todo cuando tengamos próximamente la vacuna cuadrivalente conjugada como hoy existe en Estados Unidos y algunos países de Europa (útil frente a los serogrupos A, C, W135, Y) las indicaciones se ampliarían a los militares, jóvenes que concurren sobre todo a colegios en Estados Unidos, frente a brotes en nuestro país de W135, pacientes sin bazo, etc”.
De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Salud de la Nación y de centros de vacunación privados como el FUNCEI, más del 20 % de las personas que tienen indicada la vacuna para prevenir la infección por meningococo no la reciben.
Por su parte, según datos aportados por la doctora Gonzáles Ayala, se estima que en los subsectores privado, prepagas y obras sociales sólo un 5 por ciento recibe la vacunación y según la especialista: “los lactantes, niños y adolescentes sin factores de riesgo aumentado para la enfermedad pero cuyas familias puedan invertir en la vacuna deberían ser vacunados”.
La enfermedad
La meningitis por meningococo es una enfermedad endémica y epidémica de transmisión por vía aérea. Es más frecuente en niños menores de 5 años y, en especial, en los menores de 1 año. Sin embargo, según estudios llevados a cabo por el Centro de Enfermedades Infecciosas (CDC) de los Estados Unidos el 32 por ciento de los casos se presenta en pacientes de 30 años o más donde la letalidad de la enfermedad aumenta[4].
Es causada por Neisseria meningitidis o meningococo, un residente comúnmente benigno de la nariz y la garganta que, por motivos que aún no han sido determinados en algunas personas, puede penetrar en el torrente sanguíneo en el cual prolifera convirtiéndose en uno de los peores enemigos del cuerpo humano. Se han identificado factores que favorecen la colonización de Neisseria meningitidis, que se relacionan fundamentalmente con aquello que ocasiona daño de la mucosa nasofaríngea: infecciones virales, tabaco, y otros irritantes similares.
Suele producir en un 43% los casos bacteremia primaria y en un 47 por ciento meningitis; además puede causar neumonía, artritis séptica y pericarditis con menor frecuencia. Es decir que en el 90 por ciento de los casos, la enfermedad se presenta en forma grave e invasiva. Fiebre alta, confusión, vómitos y molestias con la luz (fotofobia) son algunos de los principales síntomas de la enfermedad. Se caracteriza por un comienzo brusco; en algunas horas, la persona evoluciona de un estado saludable al de enfermedad grave, pudiendo llegar incluso a la muerte.
Graves secuelas
Con una velocidad impresionante, la infección por meningococo puede llevar a la grave generalización (sepsis, daño de órganos) e inflamación de las membranas que rodean al cerebro (meningitis). La letalidad de la enfermedad es del 10 -15 por ciento en países industrializados y el doble en países en desarrollo; por otra parte, entre un 10 y 20 por ciento de los que sobreviven a la infección por meningococo tiene secuelas graves que afectan la calidad de vida y suelen ser definitivas: pérdida de la audición, convulsiones, hidrocefalia, retraso madurativo neurológico, insuficiencia renal, amputación de miembros y escaras que requieren injertos, entre otras.
Respecto a lo que debe hacerse ante un cuadro de meningitis por meningococo el doctor Stamboulian destaca a la rápida consulta y el manejo adecuado como factores fundamentales para evitar las secuelas graves:: “Frente a todo tipo de meningitis, las medidas más importantes son: realizar el diagnóstico precoz y administrar el tratamiento antibiótico adecuado. En este sentido debemos jerarquizar la fiebre alta con cefaleas como uno nunca tuvo, manchitas como de sangre o hemorrágicas en la piel, nauseas y vómitos fáciles, entre otros. En relación al meningococo es importante recordar la necesidad de administrar antibiótico como profilaxis a los contactos íntimos”.
En términos de prevención la doctora González Ayala detalla: “Para prevenirla, como pilar fundamental hay que contemplar la educación para la salud que comprende las medidas higiénicas (no compartir utensilios, por ejemplo) y la profilaxis activa oportuna (vacunación). La otra medida de prevención es emergente ante la situación de convivencia o contacto cercano con un enfermo y es la administración de un antibiótico para prevenir el desarrollo de la infección (quimioprofilaxis)”.
En el mundo cinco subgrupos de Neisseria meningitidis – A, C, W, Y y B – son responsables de la mayoría de estas infecciones[6]. Los serogrupos A, B y C ocasionan el 80-90 por ciento de los casos. El serogrupo B origina casos esporádicos y predomina en Europa, Norteamérica y Australia; en algunos países de Sudamérica, como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, ha producido epidemias. Existen diferencias en la tasa de letalidad y las secuelas entre los diferentes serogrupos: la enfermedad invasiva por el serogrupo C causa el doble de letalidad y cinco veces más secuelas que la producida por el serogrupo B. El serogrupo C se vincula a epidemias de evolución rápida en América del Sur.
Argentina
Los datos epidemiológicos sobre Neisseria meningitidis en nuestro país provienen de 33 hospitales que conforman una red nacional de laboratorios para el estudio de la meningitis bacteriana. En diferentes períodos se ha ido intercalando el predominio de los serogrupos B y C; así en el período de 1993-1995 prevaleció el serogrupo B (66%); en 1995-2000, el serogrupo C (65%) y a partir de 2001 volvió a predominar el B. Por otra parte, se registra un significativo aumento del serogrupo W135 a partir del 2007. Hasta el año 2000 los serogrupos W135 e Y no superaban el 4,7%, pero de 2001 a 2005 representaron en conjunto el 15,6 % de los aislamientos.