En este andar por la vida, transitar esta oportunidad de vivir, asumir la misión encomendada, porque seamos algo inteligente; no estamos aquí y ahora por casualidad.
Dios tiene para cada uno de nosotros una misión, seguramente esta no es para fiacas ni para vagos, ni para tibios, ni para nerviosos ni para apurados; esta importante tarea de vivir es como un vaso de agua hay que disfrutarla de a pequeños sorbos, saborear aun los tragos amargos para después distinguir los dulces.
Aun cuando el Creador es muy misericordioso y nos da cada día una nueva oportunidad de rectificar nuestro accionar, nos exige a cada uno y en todo momento un esfuerzo, mucha veces pensamos que este no pide demasiado, tal vez porque no confiamos que El nos ha nutrido de todas las armas necesarias para desandar paso a paso este sendero; a cada costado a puesto personas, madre, padre, hermanos, amigos e ilustres desconocidos que serán nuestros aliados y aun para fortalecernos más algunos serán nuestros enemigos.
Porque en las buenas todos somos buenos, pero en las otras sacamos nuestras garras y agarrémonos, somos un todos contra todos, ahí es donde tenemos que sacar a relucir nuestras mejores armas, saber esperar el momento justo, no dejarnos llevar por la venganza y la ira, muy malos consejeros, el tiempo es un muy buen aliado.
La mejor forma de cumplir esta misión será tal vez ¿Aprendiendo a conocernos y aceptando lo qué tenemos? Conocernos y aceptarnos es una forma de respetarnos y amarnos.
Porque nadie puede amar lo que no conoce.
Solemos ver como nos llevan de las narices en muchas cosas, hacemos lo que las mayorías quieren, sin decir nada, mejor dicho sin hacer nada, nos dedicamos a la crítica sin los conocimientos básicos necesarios y en el lugar menos adecuado, por el solo hecho de hablar y de hacer alarde de horas frente al televisor, con los noticieros las veinticuatro horas y siempre el mismo, porque escuchar y ver otro nos obliga a elegir, a no ser indiferente y a definirnos, porque no podemos caminar por el medio de la calle.
La vida es bella, hay que preguntarse cada día que debo hacer yo para que valga la pena vivirla.
Hay mucho por hacer, no hace falta que salgamos muy lejos de nuestro interior cada día, debiéramos preguntarnos que hay de aquello que soñamos de jóvenes que por circunstancia que no vale la pena recordar hemos retrasado, estudiar música, pintura, letras, leer libros, enseñar aquellas artes manuales que bien sabemos a otras personas, hacer la secundaria, incluso aprender a leer y escribir, sin importarnos la edad que tengamos, ni para que vamos a usar nuestros conocimientos, no hay mejor uso que demostrarnos a nosotros mismos que aun podemos hacer cosas bellas, estas son una caricia para el alma.
Esto puede ayudarnos a cambiar de tema de conversación, a valorarnos más, a ser mas solidarios, porque no solo se lo es con dinero, una regalito hecho por nuestras manos, suele tener un valor incalculable, a veces más para el que lo da, que para el que lo recibe.
Pedir ayuda y ser agradecido es una muy buena actitud, para hacer de cada momento que transcurre sin prisa pero sin pausa una forma de ejemplo de que vale la pena vivir .
Cada día pongámonos como premisa ser aunque sea solo por hoy una persona mejor, todos y cada uno sabemos que es lo que suele empañar nuestra vida, corrijamos esto ya que la vida es maravillosa pero corta y el tiempo un tirano.
Dios tiene para cada uno de nosotros una misión, seguramente esta no es para fiacas ni para vagos, ni para tibios, ni para nerviosos ni para apurados; esta importante tarea de vivir es como un vaso de agua hay que disfrutarla de a pequeños sorbos, saborear aun los tragos amargos para después distinguir los dulces.
Aun cuando el Creador es muy misericordioso y nos da cada día una nueva oportunidad de rectificar nuestro accionar, nos exige a cada uno y en todo momento un esfuerzo, mucha veces pensamos que este no pide demasiado, tal vez porque no confiamos que El nos ha nutrido de todas las armas necesarias para desandar paso a paso este sendero; a cada costado a puesto personas, madre, padre, hermanos, amigos e ilustres desconocidos que serán nuestros aliados y aun para fortalecernos más algunos serán nuestros enemigos.
Porque en las buenas todos somos buenos, pero en las otras sacamos nuestras garras y agarrémonos, somos un todos contra todos, ahí es donde tenemos que sacar a relucir nuestras mejores armas, saber esperar el momento justo, no dejarnos llevar por la venganza y la ira, muy malos consejeros, el tiempo es un muy buen aliado.
La mejor forma de cumplir esta misión será tal vez ¿Aprendiendo a conocernos y aceptando lo qué tenemos? Conocernos y aceptarnos es una forma de respetarnos y amarnos.
Porque nadie puede amar lo que no conoce.
Solemos ver como nos llevan de las narices en muchas cosas, hacemos lo que las mayorías quieren, sin decir nada, mejor dicho sin hacer nada, nos dedicamos a la crítica sin los conocimientos básicos necesarios y en el lugar menos adecuado, por el solo hecho de hablar y de hacer alarde de horas frente al televisor, con los noticieros las veinticuatro horas y siempre el mismo, porque escuchar y ver otro nos obliga a elegir, a no ser indiferente y a definirnos, porque no podemos caminar por el medio de la calle.
La vida es bella, hay que preguntarse cada día que debo hacer yo para que valga la pena vivirla.
Hay mucho por hacer, no hace falta que salgamos muy lejos de nuestro interior cada día, debiéramos preguntarnos que hay de aquello que soñamos de jóvenes que por circunstancia que no vale la pena recordar hemos retrasado, estudiar música, pintura, letras, leer libros, enseñar aquellas artes manuales que bien sabemos a otras personas, hacer la secundaria, incluso aprender a leer y escribir, sin importarnos la edad que tengamos, ni para que vamos a usar nuestros conocimientos, no hay mejor uso que demostrarnos a nosotros mismos que aun podemos hacer cosas bellas, estas son una caricia para el alma.
Esto puede ayudarnos a cambiar de tema de conversación, a valorarnos más, a ser mas solidarios, porque no solo se lo es con dinero, una regalito hecho por nuestras manos, suele tener un valor incalculable, a veces más para el que lo da, que para el que lo recibe.
Pedir ayuda y ser agradecido es una muy buena actitud, para hacer de cada momento que transcurre sin prisa pero sin pausa una forma de ejemplo de que vale la pena vivir .
Cada día pongámonos como premisa ser aunque sea solo por hoy una persona mejor, todos y cada uno sabemos que es lo que suele empañar nuestra vida, corrijamos esto ya que la vida es maravillosa pero corta y el tiempo un tirano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario