(El Civismo).
El último censo indica que Luján es el tercer distrito bonaerense con el mayor porcentaje de personas que no saben leer y escribir. Desde hace cuatro años, la Municipalidad impulsa el programa “Yo, sí puedo”, la única propuesta oficial que atiende el tema.
Los datos del último censo colocan a Luján en una posición incómoda en cuanto al índice de analfabetismo, cuyo indicador porcentual es el tercero más elevado de toda la provincia. El 2,3 por ciento de los vecinos de 10 años en adelante no sabe leer ni escribir.
El porcentaje, que resulta del grado de incidencia de los 2.016 analfabetos sobre las 89.083 personas que se ubican en la franja etaria mencionada, supera al registrado en los municipios vecinos y al promedio general provincial.
Luján es superado por Villarino, cuyo índice es del 2,6 por ciento, y por Patagones, con 2,4 por ciento. Apenas por debajo se ubica La Matanza, que sobre 1.459.643 vecinos mayores de 10 años, 32.746 admitieron ser analfabetos, es decir, el 2,2 por ciento.
Por otra parte, ninguno de los municipios próximos a Luján alcanza los dos puntos. En el caso de San Andrés de Giles, el porcentaje de analfabetos es del 1,9 (355 sobre un total de 19.107 personas). En tanto, Pilar y Exaltación de la Cruz muestran un indicador porcentual de 1,6 (3.708 y 397 vecinos que no saben leer y escribir de un total de 237.824 y 24.428 respectivamente).
En el caso de General Rodríguez, ese índice es de 1,5 por ciento (1.028 analfabetos en una población de 69.098 mayores de 10 años), mientras que Mercedes apenas suma el 1,2 por ciento (644 de 52.964 vecinos) y General Las Heras el 1,1 (138 en un total de 14.049).
Otro dato que surge de la comparación con el censo realizado en 2001 es la tendencia decreciente que el analfabetismo sufrió en todos los distritos mencionados. Ese comportamiento, sin embargo, no se reflejó en Luján, donde el porcentaje se mantuvo en los mismos números. Hace ya 12 años, el partido contabilizaba 1.796 analfabetos en una población de 76.315 mayores de 10 años. En nueve años, esa franja etaria experimentó un crecimiento aproximado del 14 por ciento, que fue acompañado por un incremento de los vecinos que no tienen competencias de lecto-escritura. Ambos indicadores aumentaron nominalmente de manera proporcional, lo que terminó por arrojar una estimación porcentual casi idéntica.
En cambio, los distritos que en esta última medición alcanzaron los mayores porcentajes de analfabetismo experimentaron una considerable disminución de esa problemática: Villarino pasó de un indicador de 3,5 a 2,6 por ciento y Patagones de ese mismo número a 2,4 por ciento.
La tendencia también se refleja en los municipios vecinos, a pesar de que en la mayoría de los casos el crecimiento poblacional fue superior al de Luján. Por ejemplo, Pilar contaba en 2001 con un porcentaje del 2,5 (el último censo muestra una reducción de casi un punto) y San Andrés de Giles pasó de 2,5 a 1,6 por ciento.
YO, SÍ PUEDODesde 2008 -a partir de una triangulación entre la Embajada de Cuba, la Fundación Un Mundo Mejor es Posible y el Municipio- en Luján se desarrolla el programa de alfabetización "Yo, sí puedo".
"El programa está funcionando desde 2008. Al año siguiente se hizo una formación a cargo de la fundación para capacitación de facilitadores. En ese año se expandió hacia las localidades. Se trabajó con los centros de atención primaria, con trabajadores sociales, médicos. Se hizo un relevamiento de la situación", explicó a este medio Julián Sotelo, actual subdirector de Educación de la Comuna.
El programa tiene su origen en Cuba y su implementación se cuenta con gran éxito en diferentes países latinoamericanos. En su versión local, ha contado con la colaboración de asesores cubanos para su aplicación en el territorio. Con el cambio de gestión, el gobierno de Luciani decidió traspasar la propuesta desde Políticas Sociales al área de Educación.
"Para nosotros como área de Educación era importante poder tomar el programa porque permite fortalecer un eje relacionado con la educación no formal. Ha sido la única estrategia de Luján en términos promocionales de atacar el analfabetismo. En estos años no han existido otras estrategias", agregó Sotelo.
Hasta el momento, el "Yo, sí puedo" cosecha en Luján unos 300 egresados. En diálogo con EL CIVISMO, Sotelo marcó que otro de los desafíos es lograr que el mayor porcentaje de esos nuevos vecinos alfabetizados comience la escuela primaria. La entrevista contó también con los aportes de Ina Cavallini, referente del programa en su versión local; y Cristian Fraile, integrante del equipo de Educación.
- ¿Cómo se distribuye este segmento de la población en el distrito?- Julián Sotelo: La distribución es diversa, no está focalizada en algún lugar particular. En lo que es el núcleo urbano es difícil de detectarlo. Cuando arrancó el programa no se hizo el mapeo de la zona céntrica de la ciudad. No sabemos si ahí tenemos personas analfabetas. Si nos ponemos a pensar en términos de capital social, para una persona que vive en el centro es mucho más pesado salir a decir que es analfabeto. Sí tenemos vecinos en localidades como Olivera, Open Door y Torres. En cuanto a los barrios apareció esta problemática en Los Gallitos, Luna, Padre Varela, Ameghino, en Lezica y en todo el bloque de lo que es San Fermín, Santa Marta y San Pedro, entro otros. Territorialmente es un espacio amplio.
- ¿Esa misma amplitud se refleja en las edades?- JS: Sí, es amplio. El año pasado hubo un punto de alfabetización en la Casa de la Juventud con pibes que habían abandonado la escuela primaria, entre 14 y 16 años. Dejaron la escuela cuando andaban por el tercer grado, lo que los convierte en analfabetos funcionales. Después tenés personas que están en el Hogar San Juan de Dios, también tuvimos un grupo de graduados en el Hogar Granja Padre Varela. Las edades son diversas. En San Fermín recuerdo a una persona muy mayor compartiendo el programa con vecinos de 30 años.
-Ina Cavallini: En Olivera actualmente se está dando eso. Hay una persona de 80 años con chicas de 20 y de 40 años.
- ¿Qué motivaciones encuentran las personas que deciden iniciar el proceso de alfabetización? - IC: Una motivación es la de romper la dependencia, no tener que seguir dependiendo de un tercero para llevar adelante cuestiones mínimas y cotidianas de la vida. Recuerdo a una persona en particular que nos dijo que a partir de completar el programa conoció otro mundo. Son motivaciones internas y cada uno lo vive desde distintos lugares.
- Cristian Fraile: En las graduaciones se les pide que elijan un libro de regalo. Ahí aparecen algunos que piden libros de recetas de cocina porque eso era lo que soñaban, otros piden cuentos para leerles a sus hijos o nietos. Otros piden un cuento que quisieron leer desde chicos.
- ¿Cuál es el porcentaje de terminalidad que experimenta el programa en Luján?
- IC: Por lo menos desde julio del año pasado hasta hoy el porcentaje de las personas que terminan el programa es menor al 50 por ciento.
- ¿Cuáles son las razones del abandono?- IC: Desde lo personal creo que la motivación tiene que partir desde la persona. Cuando en cada una de estas personas aparece la necesidad concreta, cumplen el proceso. Al que vas y le ofrecés la oportunidad de hacerlo, suele pasar que arranca y después abandona.
- CF: Se hacen los relevamientos, se identifica la posible matrícula y mucha gente dice que sí, pero después al empezar el proceso terminan eligiendo otras prioridades. He tenido la experiencia de llevar adelante el "Yo, sí puedo" en otros lugares y lo que nos dio resultado es atar el programa a cuestiones concretas, por ejemplo a las madres analfabetas de los chicos de los primeros años de la primaria. A esas madres alfabetizarse les permitía ayudar a sus pibes a cursar la primaria. En otros casos se repetían los abandonos. También hay que recordar que el "Yo, sí puedo" nació en un momento particular, con una historia que necesariamente debe ser readecuada al contexto actual. Lleva un trabajo de adaptación.
- JS: Aquellos que terminan son los que lo viven como una necesidad bien sentida. Para muchas personas no es sencillo reconocerse como analfabetos.
- ¿El programa se propone la continuidad de los estudios primarios?- JS: Para este año, uno de los desafíos es lograr que estos 300 graduados puedan iniciar los estudios formales para completar la escuela primaria. Estamos en una tarea con la Jefatura Distrital y la inspectora de Adultos para avanzar en este tránsito por la educación formal. Si bien el "Yo, sí puedo" cumple con una necesidad concreta que consiste en resolver la cuestión de las primeras letras y el primer ejercicio de comprensión lectora, hay todo un segundo paso que consiste en terminar la escuela primaria. Eso enfrenta otras dificultades.
- Imagino que además es una forma de fortalecer lo que se aprendió.- CF: Exacto. Pero además en esa carrera que parece muy larga, si alguien tiene la buena práctica de escritura y lectura puede terminar la primaria en unos dos años y después estudiar en un taller de oficios con un título oficial. Entonces en pocos años podés pasar de no saber leer y escribir a poder tener tu oficio acreditado por la Provincia. Es un camino muy bueno que puede sonar imposible pero termina siendo una motivación.
- ¿Cómo es la dinámica del programa?- JS: El método tradicional, que tiene 50 años, lo hemos adecuado a los recursos que tenemos y particularidades de la población. A veces ocurre que se prefiere más el contacto con el facilitador que con el video. Los 60 videos que se utilizan, que son el total de clases, fueron filmados en Argentina. A veces ocurre que eso no engancha en la estrategia de enseñanza-aprendizaje. Ahí entra en juego la capacidad del facilitador para poder generar otras estrategias para que la formación cumpla su objetivo. - IC: También se utiliza una cartilla donde se presentan las letras. El método está basado en una cuestión alfabética y numérica, donde cada letra está relacionada con un número. Se respeta el orden de aparición de esas letras. Lo importante es el resultado, más allá del método utilizado.
- CF: En el programa se pone mucha fuerza en la persona que aprende, algo que a veces no ocurre en la escuela. El programa es flexible también en cuanto a horarios, que pueden ser propuestos por ellos. Los horarios se van consensuando. Eso me parece que contribuye a que estas personas, que en algún momento quedaron fuera del sistema, puedan completar el proceso. Esto es un comienzo, pero no queremos que termine solo en eso sino que tenga una continuidad.
- ¿Cuáles fueron los puntos habilitados durante el año pasado? - IC: Funcionó en el Taller Protegido Juan XXIII, en el San Bernardo con una comunidad gitana, en El Ceibo, Los Laureles, El Quinto. Además se continuó con Ameghino, Los Gallitos, San Jorge, Santa Marta, Olivera, en el Patronato de Liberados y La Casita de Guemes.
- ¿Qué perspectiva ven en cuanto a la evolución de esta problemática y la incidencia que puede tener el programa en el mediano y largo plazo?
- JS: En base a los escasos recursos que tenemos, el trabajo en perspectiva apunta a seguir estableciendo lazos para poder articular en base a esos escasos recursos. Por ejemplo estamos tratando de buscar articular con el Instituto Florentino Ameghino para trabajar con los estudiantes de primer año de magisterio, dado que ellos están con una mirada que viene de Provincia vinculada al concepto de "Ciudad Educadora", pensar a la educación en su integralidad y tomando las demandas que existen en la comunidad. La otra línea consiste en ver qué recursos materiales concretos obtenemos para darle más acompañamiento a la tarea de la coordinadora. También hemos hablado con algunos sindicatos, como los que nuclean a los trabajares municipales, porque hacia el interior de los empleados hay entre 20 y 30 compañeros que son analfabetos.
IC: Hay que aclarar que los facilitadores son voluntarios. Por eso falta gente para avanzar, es una de las problemáticas que tiene el programa. Los requisitos para ser facilitadores es tener ganas y compromiso con la tarea, saber leer y escribir y disponer de seis horas semanales para poder dedicarse a ser alfabetizador siendo respetuoso de los tiempos de la otra persona, porque sino la frustración es mutua, tanto para el que está siendo alfabetizado como para el alfabetizador.
1,4es el porcentaje de analfabetos total de la provincia; unos 179.008 bonaerenses.
2.016
es la cantidad de lujanenses analfabetos que arrojó el último censo.