EL CIVISMO recorrió la zona en la que desde hace más de dos años se levantaron decenas de construcciones en terrenos ocupados. El sector, aledaño a la UNLu, tiene calles abiertas por la Municipalidad y el servicio de energía eléctrica de la Cooperativa.
A simple vista, el escenario barrial no difiere demasiado de otros sectores de la ciudad en expansión. Se observa una barriada con un avanzado proceso de consolidación, en condiciones muy similares a otros lugares donde la ausencia del Estado parece regla: calles de tierra con poco mantenimiento, acumulación de pequeños basurales en una u otra esquina, escasez de alumbrado público, viviendas que combinan ladrillos, chapas y maderas.
Al lugar se accede por la calle Dr. Negri, el camino que desde la ruta 5 bordea el predio de la Universidad Nacional de Luján. Cuando se llega a la intersección Dr. Lasa, las viviendas se expanden en terrenos ocupados. Uno de los extremos se acerca a los fondos del barrio Parque Lasa, mientras que el otro marca el inicio de una zona de quintas.
Con el anuncio de reactivación de la demorada conexión de la autopista 5 entre Jáuregui y Luján, el vecindario se puso en alerta. Resulta que una parte todavía indeterminada del barrio conformado en los últimos años ocupa la traza de la -tantas veces prometida- obra vial. Por eso, se anticipa un importante punto de conflicto en caso de que los renovados anuncios se hagan efectivos.
Por el momento, Vialidad Nacional les informó que sólo atenderá aquellos casos que cuenten con las escrituras correspondientes. Y aunque desde el punto de vista legal la solución parezca unívoca y el desalojo inevitable, la profunda problemática social que encierra el cuadro de situación complejiza mucho más un panorama caracterizado por la falta de acceso a la tierra, algo que empuja a muchos vecinos a la búsqueda de soluciones al margen de la ley.
En las consultas efectuadas por EL CIVISMO aparecen familias enteras que en los últimos tres años llegaron al lugar con la expectativa de obtener un lote donde levantar su vivienda. En algunos casos son personas jóvenes criadas en las adyacencias que, al conformar su propia familia, se vieron arrastrados a encontrar un nuevo domicilio. En otros, son vecinos que en sitios de la ciudad vivían en peores condiciones habitacionales o se vieron impedidos de continuar pagando un alquiler.
Se estima que la traza de la autopista afecta a entre 15 y 20 familias de ese sector de la ciudad lindante con el predio de la UNLu.
Juan hace más de dos años que construyó su casa en Dr. Negri y Lasa, justo enfrente del portón de ingreso al puente vehicular que espera, desde hace tiempo, el paso de la autopista, en terrenos de la casa de altos estudios. Sabe que su vivienda es una de las afectadas, aunque no pierde las esperanzas de que una rectificación en la traza la deje en pie.
"Estamos averiguando, pero sabemos que hay que ir a Capital para tener alguna respuesta. Igual hay vecinos que se abrieron y no preguntan. Nadie nos dice nada, menos en Luján", comentó.
Los vecinos se enteraron de la supuesta reactivación de la obra por los medios de comunicación y buscan precisiones: "Escuchamos que se dijo que terminarán la autopista y entonces queremos saber qué proponen para nosotros, en especial para las familias que se esforzaron en levantar algo de material. No se pide mucho, pero al menos la compensación de materiales para no quedarnos en la calle, sin nada".
En cuanto a su llegada al lugar, Juan explicó que "en su momento averigüé que era un terreno fiscal y empecé a pagar los impuestos". Además de la construcción de material que levantó en esa esquina, cuenta con el servicio de luz proporcionado por la Cooperativa Eléctrica.
El vecino aclaró que "acá de Vialidad no vino nadie, ni siquiera nos dicen exactamente por dónde pasa la traza, porque afirman que pasa por este sector pero también que la piensan correr unos metros". De todos modos, está convencido de que al resolverse el paso por la UNLu –varios años atrás- "la obra la van a terminar".
Mily vive sobre Franzatti, otra de las calles abiertas hace años por la Municipalidad, que dan al lugar la estructura propia de cualquier barrio, es decir, no se trata de un loteo amplio, sino que está dividido por manzanas. La joven construyó una casa de ladrillos en la que vive con su esposo y su hijo.
"Fuimos a Vialidad Nacional la semana pasada pero nos dijeron que ellos tampoco saben exactamente la ubicación del trazado de la autopista. Dicen que hay un plano que circula por todos lados pero lo estarían modificando en algunos metros. Igual no se sabe y pidieron que vayamos en unos días. Por lo menos queremos que nos den una respuesta exacta", expresó.
En esos encuentros, las autoridades de Vialidad comunicaron a los vecinos que sólo se contemplarán los casos donde exista la titularidad de las parcelas: "Nos dijeron que si teníamos papeles o la escritura del lote, nos ayudaban. Pero la mayoría no tiene eso. Yo cuando vine, hace dos años, tuve que gestionar para conseguir la luz y luego de insistir nos hicieron el tendido de cables y tenemos el medidor que nos puso la Cooperativa. Eso está todo en orden. Sabemos cuál es la parcela en la que construimos y que figuraba como fiscal. Pero también sabemos que no importa el valor de la casa que te pudiste construir. Si no tenés papeles, no tenés nada. Y la van a tirar".
La vecina contó que "semanas atrás hubo máquinas en la parte de atrás, cerca del Lasa". Esos trabajos, que podrían estar relacionados con la reactivación de la autopista, consistieron en limpiar un sector donde en otros tiempos funcionaba un circuito de karting. Sin embargo, "hace días que desaparecieron y no supimos más".
Mily dijo que, al menos en lo inmediato, "queremos por lo menos tener el dato de cuánto afecta a estos lotes".
Julia atiende el kiosquito del barrio, construido con aglomerado, delante de su casa también precaria, en la calle Visconti.
Como los otros vecinos, adujo falta de información. "No sabemos nada. Estamos en la espera. Preguntamos y no nos dicen nada. Solo que pasará la autopista, pero no qué pasará con nosotros", explicó.
Julia repite los otros testimonios cuando expresa que "queremos que nos den una oportunidad para reubicarnos". En su caso, vive con sus hijos y su mamá, que está enferma.
"En su momento con mi marido averiguamos y terminamos acá. Fuimos a la Municipalidad y nos enteramos que por acá había terrenos tomados y posibilidad de venir. Estábamos sin laburo y vinimos. Porque en el barrio Santa Marta pagábamos un alquiler de 4 mil pesos, era mucho. Y nos arriesgamos. Hace dos años y tres meses que llegamos a este lugar", comentó.
Atenta a la precariedad de su situación, expuso que su intención era levantar, poco a poco, una casa de material, pero "mi marido no quiso, porque no tenemos seguridad de nada".
En cuanto al kiosco, el único en un amplio radio, Julia dijo que lo montó para "juntar unos pesos que ayudan a mantenernos. Mi madre va al médico tres veces por semana y con su jubilación no le alcanza para nada".
El abandono en el tramo de la obra que atraviesa el predio de la UNLu terminó siendo la atracción para decenas de chicos que se acercan al lugar cada tarde, más aún los fines de semana. Justo debajo del puente, una gran excavación se llenó de agua y es utilizada como natatorio público o lugar de pesca. Se accede en la intersección de las calles Negri y Lasa, donde el alambrado perimetral es vulnerado constantemente. (El Civismo).