Maria Eva Duarte, nuestra eterna Evita, nació el 7 de mayo de 1919 en los Toldos, un pequeño pueblo de la Pcia. de Buenos Aires. Desde el inicio su existencia estaba signada por la negación de derechos: según el Código Civil de aquellos tiempos, no solo era una hija extramatrimonial (la menor de cinco hermanos) sino que además era hija adulterina; pues así se calificaban a las personas según su filiación. No tenía padre para ley, ni siquiera derecho a la herencia.
A los siete años de edad Eva sintió por primera vez la pesadez del desprecio y la discriminación, cuando junto a su madre y hermanos, fueron impedidos de asistir de asistir al velorio de su padre, Juan Duarte. Él era un estanciero que estando casado mantuvo una relación extra matrimonial con Juana Ibarguren, madre de Eva. En 1931 Juana se mudó a Junín con sus hijos, teniendo Eva la edad de 12 años, escapando de la pobreza y el señalamiento social.
A los 15 años Eva conoció al cantante de tango Agustín Magaldi y decidió irse con él a Buenos Aires para probar suerte como actriz. Con esa edad y en aquellos tiempos, ya empezaba a romper los moldes, a salirse del rol que correspondía para alguien como ella: pobre, mujer y sin padre. En plena década infame, padeciendo en carne propia los embates del hambre, se fue haciendo su lugar en el mundo del espectáculo, hasta llegar al radio teatro, donde su voz comenzó a hacerse oír en los hogares argentinos. De ahí es que el destino la cruzó con Juan Domingo Perón, junto con quien cambiarían la historia argentina para siempre.
¿Por qué la figura de Evita significó y significa tanto para la gran mayaría de los argentinos? ¿Por qué ha despertado tanto amor y tanto odio a la vez? ¿Cómo es qué solo nombrarla nos llena de emociones, y por qué para muchas mujeres sigue siendo la referente más grande por la lucha de los derechos femeninos? No en vano se ha ganado el nombre de “abanderada de los humildes” y “jefa espiritual de la nación”.
Evita fue la propulsora del Perón presidente, quién organizó el 17 de octubre, quién sumó las lealtades necesarias para llevar adelante una transformación social sin precedentes en la historia argentina. La sociedad estaba cambiando, la industrialización y apertura de fábricas movilizaba a las familias del interior a las ciudades, pero estos los sectores seguían estando postergados. La política era manejada por élites de poder, alternándose entre el fraude y los golpes de estado. El peronismo vino a dar representatividad a los trabajadores, a los olvidados, y fue con la reforma Constitucional de 1949 que los derechos económicos y sociales, entre ellos los derechos laborales adquirieron jerarquía Constitucional. Dejando atrás la Constitución vigente de 1853, de carácter liberal, que enaltecía al derecho de propiedad sobre todas las cosas. Es de recalcar que según la corriente liberal el trabajo equivale a una mercancía, por lo tanto su precio se forma en el mercado.
Así entendía la Constitución referida al derecho a trabajar art. 37 inc. 1: “El trabajo es el medio indispensable para satisfacer las necesidades espirituales y materiales del individuo y de la comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento de la prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe ser protegido por la sociedad, considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo ocupación a quien la necesite.”
Inc. 6.Derecho al bienestar. –“ El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuadas, de satisfacer sin angustias sus necesidades y las de su· familia en forma que les permita trabajar con satisfacción, descansar libres de preocupaciones y gozar mesuradamente de expansiones espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el nivel de vida y de trabajo con los recursos directos e indirectos :que permita el desenvolvimiento económico.”
Estos principios iban en consonancia con una concepción de la economía orientada en el bien común:
Art. 39.- “El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social. Sus diversas formas de explotaci6n no pueden contrariar los fines de beneficio común del pueblo argentino”
Art. 40. – “La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social (…).”
Más allá de la gran importancia de esta Constitución de avanzada, lo cierto es que Eva Perón fue clave a la hora de darle vida a la letra de la ley, pues fue ella quien hizo de la política una herramienta transformadora y plasmó estos derechos en el plano de la realidad. Mediante su trabajo arduo en la Fundación Eva Perón y su dedicación absoluta a los más necesitados, entendió que la asistencia social no era de arriba hacia abajo, sino de forma horizontal. Y esa era su modo de hacer y entender la política: escuchar a cada persona, atender a sus necesidades. Por primera vez en nuestro país el trabajador fue dignificado, considerado un sujeto de derechos a quien le correspondía no solo un salario justo sino una vivienda digna, el derecho a vacacionar en un hotel, juguetes para los niños, máquinas de coser, ajuares de novia, manteles, muebles, vajilla. Según una anécdota conocida cuando Evita planificó el plan de viviendas Eva Perón lo diseñó con el modelo de chalet californiano, aunque le indicaron que era mucho más económicos los departamentos tipo monoblock, ella respondió: “no quiero casas para pobres, quiero que tengan las casas que ven el cine. Quiero cumplirles el sueño”. Eso fue Evita, una gran cumplidora de sueños, alguien que no miraba al pobre como un pobre sino como un igual, como merecedor de una vida cómoda y agradable. Así entendía la dignidad, porque ella como nadie hablaba desde la igualdad, desde el conocimiento cercano del otro, porque se metía en el barro, porque conocía el territorio, porque no tomaba las decisiones al estilo burócrata desde la comodidad de una oficina. En eso Evita nos interpela y nos sirve de faro, pues se pueden promulgar las leyes más perfectas técnicamente, pero quedan solo en letra muerta sino se cristalizan en la realidad. El derecho que se enuncia y no se ejecuta es lo mismo que la nada. Evita así lo entendió y vaya que fue molesto para aquellos sectores rancios que veían peligrar sus privilegios.
Los logros de la Fundación Eva Perón fueron, entre ellos:
13.402 mujeres consiguieron empleo gracias a la Fundación, entre 1948 y 1950.
8.726 chicos fueron internados para su cuidado en colegios o instituciones de la Fundación entre 1948 y 1950.
25.320 vacantes tenían los 19 Hogares Escuela, entre los ya construidos y en construcción por la Fundación, en julio de 1952; distribuidos en 16 provincias.
22.650 camas tenían los 21 hospitales y policlínicos construidos por la Fundación en 11 provincias.
17.150 camas del total estaban distribuidas en los hospitales y policlínicos construidos en el Gran Buenos Aires.
2.350 ancianos fueron internados en los hogares para ancianos que construyó la Fundación. Allí eran alimentados y atendidos por enfermeras y monjas.
20 países recibieron ayuda de la Fundación en 1950. Se les enviaban víveres, medicina y ropa.
20.148 familias sin trabajo en la ciudad, fueron reinsertadas en sus provincias de origen con trabajo y vivienda entre 1948 y 1950.
11.000 empleados tuvo la Fundación Eva Perón hasta 1955 entre todas las instituciones que abarcaba.
7.000 autos constituían la flota de todas las instituciones que conformaban la Fundación.
$ 70.000.000: presupuesto otorgado por la Fundación a la Ciudad Universitaria de Córdoba, en construcción en el momento de la muerte de Evita.
45.324 personas recibieron trabajo o vivienda al año de haberse inaugurado el primer Hogar de Tránsito, donde habían sido alojadas gratuitamente hasta cuando se resolvió su problema.
1.500.000 sidras y unidades de pan dulce repartía todos los años la Fundación para las Fiestas.
181 proveedurías fueron abiertas por la Fundación con el propósito de abastecer los artículos de primera necesidad para las familias en forma regular y a bajos precios.
120.000 niños participaron del tercer certamen de los Campeonatos Infantiles "Evita" y los juveniles "Juan D. Perón", organizados desde 1949 en forma anual.
3.000.000 de libros, juguetes, máquinas de coser, bicicletas, y prendas de ropa distribuía anualmente la Fundación.
El día 9 de septiembre de 1947 se promulgó la ley 13.010 de Sufragio Femenino conocida como “Ley Evita”, y las mujeres pudieron votar por primera vez en las elecciones presidenciales de 1951. Para ese entonces Evita luchaba con un cáncer de útero que la consumía, hasta que tristemente el 26 de julio de 1952 falleció a los 33 años. A causa de su enfermedad no pudo acompañar a su marido como candidata a vice presidenta y la fórmula Perón-Evita quedó como un sueño inconcluso. En septiembre de 1955 el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón fue de derrocado por un golpe militar que dio a llamarse “Revolución libertadora”, fusilando militares y civiles y derogando la gloriosa Constitución de 1949.
Evita fue amada, llorada eternamente, venerada como una santa de los humildes. Así también fue odiada por aquellos sectores cuyos privilegios puso en jaque y no podían perdonar que una mujer de origen pobre y actriz se hubiera metido en un terreno que hasta ese entonces era privativo de los hombres poderosos. El rol de las mujeres en la política se ceñía a las cenas de beneficencia y a la caridad; ella en cambio entendía como nadie el derecho a la dignidad, en el contexto de un proyecto de país que valoraba al trabajo, la industria, la familia y el desarrollo de la economía para el bien común. Para concluir enunciamos el fragmento de su discurso inaugural de la Fundación Eva Perón: “No es filantropía ni caridad, ni limosna, ni solidaridad social, ni beneficencia. Ni siquiera es ayuda social, es estrictamente Justicia".
Dra. Macarena Alonso. Abogada y comunicadora social.