Este 12 de mayo, se conmemora el Día del Fonoaudiólogo, hacemos hincapié en una de las secuelas que dejó la pandemia: cada vez son más los niños que no hablan en las etapas esperables. Los fonoaudiólogos son los especialistas a quienes recurren los padres con el objetivo de ayudar a sus hijos a desarrollar el lenguaje.
Compartimos un artículo en el que la Dra. Verónica Maggio, directora de la Diplomatura en Trastornos del Lenguaje Infantil desde una perspectiva Neurolingüística de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, enumera una serie de recomendaciones para estimular a los más pequeños y acompañar el tratamiento fonoaudiológico desde casa.
El 12 de mayo se celebra el día del Fonoaudiólogo, una profesión muy amplia que cuenta con diversas áreas de trabajo: la rama audiológica y vestibular, en la que se detectan y tratan las alteraciones del oído y el equilibrio; el área vocal, en donde se tratan las alteraciones de la voz y se potencia el desarrollo vocal en profesionales (cantantes, actores o locutores); el área fonoestomatológica, en donde se evalúan y tratan alteraciones deglutorias, respiratorias y del habla; y el área de comunicación, en donde se asiste a niños y adultos con problemas en el lenguaje.
En la actualidad, dentro del área de lenguaje infantil, se detecta un enorme crecimiento de las consultas postpandemia: cada vez son más los niños que no hablan en las etapas esperables. Se trata de una secuela más que ha dejado la pandemia del COVID 19.
“El confinamiento impidió desarrollar una vida corriente, en la que se acude al colegio y se generan vínculos sociales. El encierro y la imposibilidad de asistir a clases presencialmente, llevó a que muchos pequeños tuvieran muchas horas de exposición frente a dispositivos electrónicos. Como consecuencia, una parte importante de la población infantil sufre actualmente un retraso en los procesos de socialización y de comunicación”, explica Verónica Maggio, directora de la Diplomatura en Trastornos del Lenguaje Infantil desde una perspectiva Neurolingüística de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
La doctora en fonoaudiología enumera y detalla algunas de las pautas de alarma, a distintas edades, con la finalidad de identificar la necesidad de realizar una consulta fonoaudiológica, y recurrir a un tratamiento temprano de los déficits que la pandemia ha dejado:
A los 18-24 meses: dificultad para seguir órdenes como “Dame, tomá, vení, sentate, etc.”.
A los 2 años y 6 meses: dificultad para comprender órdenes como “Abrí la puerta”, “Trae el zapato”. A veces, puede responder a esas órdenes si se le repiten mucho o si se les señala lo solicitado.
Entre los 18 y 23 meses: uso de menos de 10 palabras entendibles.
A los 24-30 meses: uso inferior a 50 palabras.
A los 30 meses: uso persistente de gestos para hacerse entender, en lugar de producir palabras. En ese mismo período: el pequeño puede decir números, colores, letras, etc.; pero es incapaz de pedir lo que quiera a sus papás o de manifestar si algo le duele.
Otro signo de alarma también a los 30 meses es repetir todo al pie de la letra, sin interpretar lo que se le está diciendo, y/o usar un lenguaje propio e inentendible.
A los 30-36 meses: no lograr la unión de dos palabras; puede que diga palabras aisladas, pero es incapaz de combinarlas.
Puede ocurrir que el niño hable, pero no se entienda lo que dice o que solo la mamá logre entenderlo, y otras veces ni siquiera ella pueda hacerlo.
En otras ocasiones: puede que el niño intente producir palabras, pero solo es capaz de decir algunas sílabas desdibujadas.
Entre los 4 y los 5 años: que no pueda contar brevemente qué hizo en el jardín, que no recuerde las palabras, o que hable repetitivamente de un solo tema de su interés.
Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas, la Dra. Maggio recomienda no sólo recurrir a un especialista, sino también ayudar a estimular el lenguaje: “Es importante hablar a los niños cara a cara, y lentamente, mediante el uso de frases cortas con palabras simples. También acentuar las palabras más importantes de la frase”. Por otro lado, cuando el niño señala cosas, la especialista remarca que es importante nombrarlas.
“Otra oportunidad que tenemos los adultos para estimular el lenguaje es utilizar diferentes situaciones cotidianas y darle pequeños comandos para cumplir, del tipo ‘traeme un vaso’, ‘andá a buscar tus zapatos’. Y enseñarle canciones infantiles como “Cabeza, hombros, rodillas, pies”, en donde tenga que señalar y, ocasionalmente, copiar lo que escucha”, sugiere la académica de la Universidad Austral.
Finalmente, la Dra. Maggio concluye que la lectura de cuentos simples con imágenes, acentuar las palabras importantes, pedirle que señale los personajes y -en la medida que pueda- que cuente con sus palabras lo que ve, es algo que se puede realizar con frecuencia desde muy temprana edad.