La investigación de la AFI sacudió las internas del macrismo entre Provincia y Nación. Enojo en el entorno vidalista con el jefe político que espió a su propio partido.
Mientras continúa su curso la investigación por la presunta red de espionaje durante la gestión de Mauricio Macri, se recalientan las internas hacia adentro de Juntos por el Cambio. El destape de operaciones de inteligencia sobre integrantes del propio macrismo desató la furia del entorno cambiemita de la Provincia de Buenos Aires, que ahora amenaza con soltarle la mano a su propio jefe político.
Desde la aparición de expedientes de seguimiento y espionaje contra ex funcionarios bonaerenses de Cambiemos, la mesa chica del macrismo provincial está al borde de una rebelión contra el ex presidente y se entorno directo. En ese sentido, en pleno contexto de reordenamiento de tropas de cara a las próximas contiendas electorales, la segunda línea de la oposición ahora se muestra dispuesta a tomar la delantera y marcar su propio espacio.
Según trascendió en la esfera política, la cúpula encarnada en figuras como María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo e incluso Diego Santilli comenzó a manifestar puertas adentro su fuerte descontento con Mauricio Macri, quien en la última semana intentó apaciguar las aguas hacia el interior de su propia coalición. “Ya no le atienden el teléfono a Macri”, fue el escenario planteado anoche en el programa Animales Sueltos.
Es que, después de cuatro años de mantener la lealtad y dar pelear por el proyecto nacional de Cambiemos, la operación de espionaje descubierta por la AFI fue recibida como un fuerte gesto de mezquindad por parte del jefe político que supo hacer gala del “equipo” mientras tuvo el poder en la Casa Rosada. Cabe recordar que el protagonismo que adquirió Vidal y que propició incluso la posibilidad de ser el cuadro político bajo el mentado “Plan V” en 2019, fue descartado por orden de la estructura Macri-Marcos Peña, quienes insistían en centralizar el liderazgo en el ex presidente de Boca.
A pesar de la lealtad demostrada por el vidalismo durante todo el año pasado, la gestión de Mauricio Macri no reparó en espiar a sus propios funcionarios y mantener vigilado al sector que, ya en su momento, amenazaba a la plana mayor con tomar protagonismo propio. La reciente aparición de evidencia de espionaje sobre Ritondo, Vidal y otros referentes, terminó de dinamitar la bronca por parte del macrismo bonaerense con su propio jefe.
Si bien las fricciones todavía se mantienen cerradas y en silencio hacia adentro de la coalición, el clima se vuelve cada vez más espeso en la estructura opositora que, en las últimas semanas, ya comenzó a poner en marcha el posible “operativo retorno” de Vidal en territorio bonaerense. (Diagonales).
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