El hecho ocurrió en la madrugada de este jueves 9 de diciembre en un predio de la calle Camino a Navarro, en en el barrio Villa Arrarás. Hubo un cómplice menor aprehendido, pero los dos que dispararon están prófugos.
Pasando la "curva de la muerte" de Camino a Navarro, llegando a mitad de camino a Barrio Bicentenario, llegó un móvil del Centro de Operaciones y Monitoreo (COM), que colaboraba en la búsqueda de tres motochorros que, según alertas, venían cometiendo robos a mano armada en la zona de Alem y 25 de Mayo, en la zona sur del casco céntrico. Una de las víctimas había alertado a la Guardia de Ordenamiento Urbano (GOU) y de allí se dio el aviso a la Policía.
En un trabajo coordinado, se supo que uno de los delincuentes iba en una moto y otros dos en otra. Se siguió el recorrido del rodado con dos ocupantes y se supo que en la calle Camino a Navarro, uno de los invididuos se bajó y se internó en un predio boscoso de la zona de Villa Arrarás, a unos 250 metros de la curva de la calle Argerich, donde se encuentra una formación ferroviaria.
Cuando la camioneta del COM llegó al lugar, el sujeto, que estaba escondido entre los árboles y aprovechando la oscuridad, recibió al chofer municipal y la policía que lo acompañaba a los tiros. A ella, la sargento Ayelén de los Ángeles Sandoval, una agente de la Patrulla Rural que estaba haciendo horas adicionales para el COM, una bala "le rozó" la cabeza y quedó inmediatamente inmóvil en el suelo.
El empleado municipal, un oficial retirado de la Policía Federal, hace años chofer del móvil del COM, no dudó: la sacó de la línea de fuego en medio de una lluvia de balas que surcaban el aire en la oscuridad de ese predio y, una vez que la puso a resguardo, tomó el arma reglamentaria de ella, una Bersa Thunder (los empleados no cargar arma) y comenzó a repeler la agresión. "Hubo más de 30 disparos, no los mataron porque Dios no quiso", contó a La Posta un familiar del empleado.
Mientras la balacera se producía, se modularon los pedidos de refuerzos que momentos después llegaron y terminaron con la aprehensión de un individuo: era un menor de 16 años de edad. Los otros dos sujetos que delinquían con él son buscados aún por la Policía, son los que dispararon.
Sandoval, la policía baleada, fue trasladada al Hospital Vicente López, donde se le retiró el casquillo de la bala alojada en su cuero cabelludo. Milagrosamente, está fuera de peligro. Estuvo a milímetros de haber perdido la vida. Su compañero, héroe de la madrugada rodriguense, está también con vida por pericia, pero también por milagro, ya que los empleados municipales no tienen chaleco, pese que hace años que se piden estos y más materiales imprescindibles.
La noticia trascendió en portales regionales y nacionales y ahora las investigaciones se enfocan en encontrar a estos peligrosos delincuentes. (La Posta Noticias).
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