Las ayudas estatales están sobre todo focalizadas en los sectores más postergados. Sumando las medidas, la Argentina ya hizo meses de aislamiento, lo que afectó el comercio.
La pandemia provocó la desaparición de miles de comercios y pymes. La gente dejó de ir a los lugares para comprar y ahora lo hace por la web. El sector gastronómico es el más afectado, pero también muchos comercios que tienen altos costos fijos, de alquiler, empleados y otros.
En 2020 más de 90 mil locales comerciales y 41 mil pymes cerraron. Sólo en turismo y gastronomía, desaparecieron 12 mil hoteles y restaurantes con la pérdida correspondiente de unos 200 mil puestos de trabajo. El último índice de pobreza del INDEC arrojó 42%, pero la duda es qué ocurrió realmente en la primera mitad de este año, cuando la segunda ola de la pandemia provocó mucho más muertos y contagiados que la primera.
Para Agustín Salvia, sociólogo y director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, algunas políticas están perjudicando a la clase media: “Estamos llevándola a que apueste a la especulación financiera y a la buena suerte. Porque cuando el nivel de pobreza aumenta, significa que parte de esa clase media está cayendo en situación de pobreza”, sostiene.
La pandemia no hizo más que agravar una marcada tendencia en las últimas décadas: el achicamiento de los ingresos y de la propia clase media. Los últimos años de la gestión de Cristina Kirchner, como el gobierno de Mauricio Macri y el año y medio de Alberto Fernández, tuvieron como denominador común una fuerte ayuda a los más vulnerables, relegando a la clase media de las prioridades.
Todos los gobiernos hablan de la importancia de las pymes pero muy pocos hicieron algo por ese sector.
En los mejores momentos del kirchnerismo con la suba de los commodities en 2008 o la burbuja de consumo de 2012, e incluso en el “veranito” económico del macrismo en 2017, la pobreza nunca bajó del 25%, de los cuales 10 puntos correspondían a la clase media baja empobrecida.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) recomienda fomentar la equidad del sistema socioeconómico y sostiene: "Los gobiernos deben enfocarse en estimular la clase media”. Para ello, entre otros puntos, sugiere reducir los aportes patronales. Para Salvia, ante un escenario de "quiebre estructural tanto en lo productivo como en el mercado de trabajo, y ya que no va a venir una lluvia de inversiones, el motor de este país es que crezca la clase media y se generen miles de emprendimientos”.
Un informe de la consultora Abeceb indica que “el peso de la clase media en el total de la población muestra una caída”.
Se necesitan 2 años de salarios promedio para comprar un auto, lejos de los 14 sueldos de 2013; alcanzar una propiedad requirió en promedio en 2020 de 132 sueldos promedio.
Las medidas que el Gobierno destaca como ayuda a la clase media en 2021 son la modificación del impuesto a las ganancias que beneficia a más de un millón doscientas mil personas, el acceso a la ayuda estatal llamada REPRO II para los comercios afectados por las restricciones por la pandemia, el congelamiento de tarifas y la obra pública en todo el país. El programa REPROII cerró mayo con un récord de más de 55 mil inscriptos -1 millón de empleados- aunque muchos luego son rechazados por incumplir requisitos.
A quienes acceden les alcanza para costear parte de los sueldos de los empleados -$ 22 mil- sin aportes patronales, pero en muchos casos apenas logran empatar los gastos.
El segundo punto está dirigido a un sector importante de la clase media que dejará de pagar el impuesto a las ganancias a partir de julio. Pero se aplica 90 días después de su aprobación junto a una devolución del dinero de quienes pagaron desde enero el impuesto, en cinco cuotas a partir de julio. Pero el monto devuelto ya no será el mismo porque cinco meses en la Argentina equivalen, por la inflación, a una pérdida del 20%. De 1.200.000 beneficiados por ganancias, ¿cuántos son monotributistas? Porque si bien dejarán de pagar, ahora tendrán que afrontar el 35% de aumento del monotributo. El Gobierno estableció ese incremento en las escalas pero también un sorpresivo retroactivo a febrero de este año, por lo cual muchos contribuyentes se despertaron con una deuda que no tenían.
La tercera medida responde a la idea del ministro de Economía en las sombras, el actual gobernador Axel Kicillof, asesor de Cristina Kirchner, de planchar las tarifas. En modo electoral, autorizó un aumento de sólo el 9% en la electricidad en el AMBA y del 6% en el gas en todo el país. Pero ese congelamiento difícilmente actúe como dinero extra que la clase media destine a más consumo o ahorro. El Gobierno informó que unos 900 mil hogares tienen deuda con Edenor y Edesur, que más de 3 millones son los morosos con el servicio de gas y más de 400 mil los que le deben a Aysa por el servicio de agua corriente.
Más aún, muchos emprendedores tienen deudas con el Estado por créditos, no subsidios, otorgados.
“Cuándo entenderemos que la mayor cantidad de los empleos no lo generan las grandes inversiones sino los pequeños y medianos emprendimientos. Y que ante esta situación esos pequeños emprendedores ya no contratan empleados, trabajan con sus propios familiares y en otros casos directamente cierran”, advierte Salvia. Considera que la única salida al presente laberinto es a través de la creación de fuentes de trabajo, tanto en sectores dinámicos como en pequeñas y medianas empresas e, incluso, en la propia economía social.
No está claro de qué manera se recuperarán los miles de puestos de trabajo que se perdieron en 2020. (Asteriscos TV).
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