Juan Zabaleta dejó el Ministerio de Desarrollo Social y regreso a Hurlingham para recuperar el distrito que durante su ausencia estuvo en manos de La Cámpora. Encontró tantas dificultades que no puede volver a tener el control de la municipio por la resistencia del camporismo.
En la madrugada en la que se debatía el Presupuesto en la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner recibió en su despacho al intendente bonaerense con el que peor se lleva para arreglar la crisis en su distrito. Juan Zabaleta finalmente no logró convencerlo y la reunión terminó mal porque no le devuelven el manejo del municipio de Hurlingham.
Formalmente el intendente hace casi un mes dejó la cartera de Desarrollo Social para volver a su distrito y prepararse para lanzar su nueva reelección para el año próximo. A diferencia del resto de sus colegas que fueron al Poder Ejecutivo apostando a un lanzamiento del albertismo que nunca ocurrió, Juanchi quedó desprotegido porque su reemplazo no era de propia tropa, sino un camporista que responde directamente a Máximo. En cambio Jorge Ferraresi (Avellaneda), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Gustavo Menéndez (Merlo), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Ariel Sujarchuk (Escobar) dejaron como relevos a gente de su confianza y siguen controlando el municipio a control remoto.
“Le dijimos a Juanchi que no dejara la municipalidad a La Cámpora porque después iba a tener problemas porque no lo quiere Máximo”, comenta a MDZ una fuente del intendentismo del conurbano. Lo concreto es que Zabaleta volvió a su oficina pero muchas cosas no volvieron a ser igual. Por empezar no tiene firma ya que los cargos del área administrativa siguen en manos del camporismo y no amagan con renunciar.
Además Damian Selci, quien estuvo a cargo del municipio durante la ausencia de Zabaleta, aspira a competir el año que viene y enfrentar al jefe comunal. Durante su ausencia no solo modificaron el logo del municipio, sino que además se apoderaron de la caja e incorporaron más de 1.500 militantes camporistas con sueldos por arriba del promedio desbalanceando las finanzas. “Juanchi está atado de pies y manos porque no los puede echar y algunos que son funcionarios están con sueldos de 300.000 pesos”, comentan voceros del territorio.
Siempre se dice que la gran obsesión de los intendentes pasa por controlar el Concejo Deliberante para evitar el gran fantasma: ser destituidos. En Hurlingham, Zabaleta está complicado porque tiene solo 4 ediles propios dentro del bloque oficialista, donde son 12, el resto se alinean con La Cámpora. Incluso, podría perder uno si Selci decide volver a ocupar su banca y muchos dudan de la lealtad de Fabricio Acuña, hijo del exintendente, quien lo acompaña por conveniencia, dicen en el distrito. “Los camporistas saben que si quieren, tienen el número para destituirlo, pero ese escenario no va a ocurrir porque en Juntos por el Cambio no quieren meterse en esa interna”, agrega otra fuente.
Los números que se manejan en este distrito indican que Zabaleta no solo tiene un duro rival en JxC como Lucas Delfino, quien viene compitiendo desde 2015, el camporista Celsi se ha instalado y tiene un buen nivel de conocimiento. “Juanchi tiene oficio, despacio va a empezar a recuperar los espacios que le ocupó La Cámpora y va a salir a recorrer el territorio para volver a ganar el municipio, no hay que darle por muerto, ni subestimarlo”, explican sus colegas que manejan otros territorios. (Mdzol).
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