En la guerra entre el plazo fijo tradicional y el plazo fijo UVA, los ahorristas ya tomaron partido. Cuáles son las perspectivas.
Con las últimas estimaciones de los economistas respecto a que la inflación se mantendrá en torno al 7% mensual, más allá que en junio fue inferior (6%), expertos señalan que el plazo fijo tradicional se está posicionando como la inversión ganadora frente a su alternativa que ajusta por UVA.
Es que la renta que paga una colocación bancaria se ubica en torno al 7,97% a un lapso de 30 días, ya que la tasa nominal anual (TNA) es de 97%, para depósitos inferiores a los $30 millones.
En cambio, de acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central en julio, los economistas encuestados por este informe, con proyecciones optimistas o moderadas, estiman que en el corto plazo la inflación se ubicará entre 7,4% a 7,6% mensual.
Por lo tanto, de acuerdo a las expectativas, el plazo fijo tradicional vuelve a ganar atractivo entre los inversores ya que superará al índice de precios al consumidor (IPC).
Y esto se está plasmando en la preferencia de los ahorristas: en los últimos doce meses las colocaciones que ajustan por UVA cayeron cerca de un 20%, lo que representa una reducción de más de $75.000 millones.
"Si en mayo y junio el plazo fijo tradicional superó a la suba de precios internos, el ´veranito´ de los ahorristas que confían en la clásica imposición a 30 días podría extenderse algún tiempo más. En concreto, de acuerdo al último informe del REM, los depósitos a interés a tasa fija tienen muy buenas posibilidades de salir airosos entre el corriente mes y octubre próximo", considera Andrés Méndez, director de AMF Economía, a iProfesional.
Plazo fijo tradicional versus inflación
Ahora bien, de acuerdo al nuevo relevamiento realizado por el Banco Central, varios de los analistas consideran que, al menos hasta octubre, la inflación se va a ubicar por debajo de la tasa de interés que paga un plazo fijo tradicional. Claro, siempre y cuando no suceda algún hecho disruptivo desde lo económico y/o político hasta entonces, que pueda cambiar dichas perspectivas.
"Todo indica que tanto en julio como en agosto sería extraño que la suba de los precios internos supere al rendimiento de los plazos fijos tradicionales, que rinden más al tomar en cuenta los 31 días que tienen estos dos meses. Por ende, ni aún los pronósticos más pesimistas contemplan un nivel de inflación que supere el rendimiento mensual de una colocación bancaria", resume Méndez.
De acuerdo al REM, recién en septiembre, en caso de concretarse las expectativas más pesimistas de inflación, podría quedar su rendimiento expuesto a un resultado negativo.
"No obstante, la mediana de los pronósticos de los precios de la economía está muy cercana a la retribución de los plazos fijos, situación que refleja que casi el 50% de las estimaciones atribuyen un rendimiento negativo a este tipo de colocaciones", advierte Méndez.
Una situación similar podría registrarse en octubre, aunque en este caso la estacionalidad vuelve a jugar a favor del plazo fijo, por la mayor cantidad de días de dicho período (31 jornadas).
Plazo fijo luego de las elecciones
Si bien pensar en una estimación de inflación a fin de año en Argentina resulta una eternidad y parece algo imposible de hacer con exactitud, por la gran incertidumbre política electoral y económica, los economistas consideran que los precios pueden empezar a escalar a un mayor nivel por el sinceramiento de las variables con el cambio de gobierno. Por lo tanto, de no subir las tasas de interés cerca del final del 2023, el plazo fijo comenzaría a perder desde entonces.
"En noviembre existe un 50% de consenso que la tasa mínima actual quedará algo ajustada frente a las expectativas del mercado, situación que se tornará singularmente más crítica en diciembre próximo, período en el que se disparan los pronósticos sobre una corrección cambiaria, que impactará directamente en los precios internos. De hecho, los pronósticos ´pesimistas´ esperan una inflación mensual superior al 10%", detalla Méndez a iProfesional.
En este sentido, para fines de octubre, cuando se defina el rumbo electoral, puede volver a ganar atención el plazo fijo UVA, que es el que ajusta por inflación con un período mínimo de encaje de 90 días.
"Podrían ser una buena alternativa para atravesar la transición entre la política económica actual y la que rija a partir del 10 de diciembre próximo. No obstante, dado su rezago que de 45 días frente al índice inflacionario, su cobertura podría resultar imperfecta en primera instancia dado que sólo serviría para sortear las restricciones del plazo fijo tradicional, pero no tendrán una respuesta inmediata ante la aceleración de la inflación que provoque un sinceramiento de las variables económicas", refleja Méndez.
Por lo pronto, los ahorristas tienen, para los próximos meses, un atractivo para invertir en un plazo fijo tradicional, ya que se proyecta que, al menos hasta octubre, le ganará al comportamiento de los precios de la economía. (IProfesional).
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