BUENOS AIRES, Noviembre 24, (PUNTO CERO) El panorama político cambió por completo en la provincia de Buenos Aires luego de la renuncia obligada del gobernador Felipe Solá a postularse nuevamente como candidato a ocupar el sillón de Dardo Rocha, en un intento por corromper la ya de por sí minusválida Constitución provincial.
A las anunciadas –en exclusiva y por este medio, el pasado miércoles 8 de noviembre–, “rebeldías” en que diputados bonaerenses kirchneristas incurrieron luego de consumada esta decisión, principalmente para con los conductores del bloque Frente para la Victoria en la Cámara Baja –llámese Fernando “Chino” Navarro e Ismael Passaglia, presidentes de bancada y cuerpo legislativo, respectivamente–, pero también hacia los principales adláteres del Gobernador –Raúl Pérez, Nicolás Dalesio y Marcelo Feliú–, la cosa se sigue complicando para Felipe y sus seguidores, puesto que la avanzada trepó hasta el mismísimo Senado. Pero mejor vayamos por partes.
Aldo San Pedro retornó en el 2005 a su actividad legislativa por la puerta grande. “Bancado” absolutamente por el presidente Néstor Kirchner, y más allá de provenir de un distrito menor (Bragado), se convirtió rápidamente en el vicepresidente 2º del cuerpo, detrás de la vicegobernadora Graciela Giannettasio –presidenta natural del Senado– y de su par Juan José “Tío” Amondarain –vice 1º–.
Ahora bien, “agotado” del accionar de su más inmediato superior en escala de autoridades del cuerpo, y de las “desavenencias” en que incurre el titular del bloque –el ultrafelipista Osvaldo Goicoechea–, más la reciente renuncia de Felipe a un nuevo período, San Pedro golpeó la mesa y empezó a idear su avanzada con miras a quedarse con la Vicepresidencia 1º de la Cámara Alta y a ubicar en el lugar de Goicoechea a algún delfín kirchnerista “puro”.
“Ahora que se le termina todo a Felipe, ¿qué siguen haciendo estos dos en esos lugares?”, habría bramado San Pedro entre sus íntimos, entre los que se cuentan no son sólo a sus amigos, sino a una gran porción de los 23 senadores que conforman el bloque oficialista en ese cuerpo.
“Yo soy kirchnerista, yo fui presidente de la Cámara de Diputados y, cuando quiero, hablo con el Presidente, y este par de…sólo puede jactarse de dialogar con Solá, que en un año se tiene que ir para su casa”, continuaba un, a estas alturas, enérgico San Pedro.
El asunto es el siguiente: más allá de los propios Goicoechea y Amondarain, otro de los que comparte el status quo en la tropa felipista es el novel legislador geselino Jorge Rodríguez Erneta. Tres y sólo tres. Muy poco para un bloque de 23 miembros. Los demás, en su gran mayoría, se autodenominan kirchneristas puros.
Ahora bien, Amondarain y Goicoechea pasan gran parte de su tiempo juntos; es que, y más allá de haber llegado a ser senador gracias a los votos de la octava sección electoral bonaerense (La Plata), el primero es oriundo de Necochea y habría sido funcionario de ese municipio (las malas lenguas aseguran que tuvo que renunciar a ese puesto por un escándalo de índole sexual), lo mismo que el segundo.
En esas charlas, y atento a esta movida –cuya gesta, como manifestamos más arriba, cuenta con más de un adherente–, Amondarain manifiesta ante quien quiera escucharlo que cuenta con el total respaldo de Felipe: “No hay manera de me saquen”, dice.
Sin embargo, el “Tío” está asustado, y anda averiguando mediante permanentes consultas con periodistas adictos y no adictos a su persona, cómo sigue esa movida.
De todos modos, aquí entra en juego otro ítem importante en el esquema de Solá: la bendita gobernabilidad. Si bien asegura que ambos legisladores forman parte de su riñón político y le responden, con tal de que el kirchnerismo le deje gobernar el año que le queda en paz, es capaz de entregar a ambos.
En su natal Necochea, Goicoechea no tiene gran arraigo y aún menos capacidad de movilización militante. Por su parte, Amondarain es un hombre que nació de las huestes del histórico intendente de La Plata, Julio Alak. De su mano llegó a ser senador y luego presidente del bloque, hasta que la mayoría duhaldista se lo impidió, a mediados del 2005.
Descontento con su progenitor político, y junto a su socio diputado Raúl Pérez, rompió líneas alakistas, deambuló por diversos sectores –acercamiento al actual funcionario del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y autopostulado intendente de la capital bonaerense, Carlos Castagneto, mediante–, y actualmente no encuentra lugar en la política platense, dentro del gran espectro político que se pelea el sello K en la ciudad de las diagonales.
Entonces, la tercera pregunta de San Pedro es lógica: “¿A quiénes representan estos dos? ¿Qué peso político tienen?”.
El panorama político cambió en la Provincia. De eso no hay dudas. De todos modos, ¿a cuántos arrastrará esta ola que promete convertirse rápidamente en tsunami? (PUNTO CERO).
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