En momentos en que se consolida el aletargamiento del contexto internacional, América del Sur enfrenta condiciones menos propicias de crecimiento económico y más dificultades para crear empleos para los países que menos aprovecharon la bonanza internacional de la década pasada. Tal el caso de Argentina.
En la reciente publicación Panorama Laboral 2014, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertó sobre un menor crecimiento económico para los países de América del Sur. La razón es la caída de los precios internacionales que se viene observando desde 2012 y el aumento en las tasas de interés. La reversión no es drástica, pero implica un contexto menos favorable que el observado entre los años 2002 y 2012, lo que lleva a reducir las expectativas de crecimiento.
El informe de OIT destaca que tanto la CEPAL como el FMI estimaron un crecimiento de entre el 1,6% y 1,8% para el 2015, lejos de las tasas de más del 5% anual que la región disfrutó hasta el año 2012.
Con menores tasas de crecimiento, se debilita la capacidad de creación de empleos. La OIT señala que esto, por ahora, no se refleja en más desocupación, pero en el futuro el desempleo crecerá porque la participación laboral no puede caer indefinidamente y hay un flujo de jóvenes que continuamente se incorpora al mercado de trabajo.
Al considerar los diferentes desempeños que han mostrado los países en este periodo de bonanza, el informe de la OIT advierte que la tasa de ocupación urbana de Argentina pasó de 52,1% a 53,9%, mientras en el resto de los países de Sudamérica el promedio de tasa de ocupación pasó de 54,2% a 58,2%.
Así, mientras en la Argentina la tasa de ocupación se incrementó en 1,8 puntos en la década, en el resto de los países de Sudamérica el aumento fue de 4,0 puntos porcentuales.
Esto datos muestran que el empleo aumentó en la Argentina, pero bastante menos que en el resto de la región.
La información desagregada que publica la OIT muestra que entre los países de América del Sur con mejor desempeño en al ámbito laboral se destacan Uruguay (9,4 puntos porcentuales de incremento en la tasa de ocupación), Colombia (6,9 puntos porcentuales) y Chile (6,3 puntos porcentuales). Salvo Ecuador, donde el empleo disminuyó -1,8 puntos porcentuales, Argentina es el país sudamericano que menos empleos generó durante la bonanza.
Otra diferencia con respecto al resto de la región es que el aumento en la tasa de ocupación en la Argentina estuvo concentrado en los primeros años del ciclo.
Uno de los factores que explican esta particularidad es que la generación de empleo fue impulsada por la fuerte licuación de costos laborales que produjo la mega-devaluación del año 2002. Es decir, al contexto internacional favorable se le sumó la situación interna de salarios excepcionalmente bajos. Como era previsible, las remuneraciones tendieron a recuperarse y como los aumentos de salarios no fueron acompañados por políticas que los hicieran sustentables, la creación de empleos se debilitó. Así, a partir del año 2011, la tasa de ocupación urbana cae, haciendo visibles los costos de haber profundizado reglas que castigan la productividad y potencian la burocratización y la litigiosidad laboral.
Según la OIT, en la Argentina tampoco se aprovechó el ciclo externo favorable para construir instituciones que den sostenibilidad al crecimiento de la producción y el empleo. El fin de la bonanza desnuda la falta de visión de la dirigencia argentina para implementar políticas internas que sustenten el progreso ante el previsible cambio de contexto externo.
Al examinar el informe, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) comentó: “Si bien la reversión del ciclo no se presenta de manera abrupta, lo que ayuda a una reconstrucción de instituciones económicas y sociales menos costosa y más viable para la Argentina, la degradación institucional es tan profunda que se necesitará mucho profesionalismo y visión política para compensar el desperdicio de oportunidades de los últimos años”. (Empresas News).
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