Hoy domingo con la puesta del sol recibimos el año nuevo judío, Rosh Hashaná.
Mientras que el año nuevo secular se festeja con fuegos artificiales y brindis a la medianoche, en este día se recuerda que fuimos creados por las propias manos de Di-s e insuflados con un alma divina. Vivimos Rosh Hashaná como un reencuentro con nuestro Padre y Rey celestial, el Todopoderoso. Por ello la plegaria de Avinu Malkenu (Padre nuestro, Rey nuestro) es central en la liturgia de Rosh Hashaná y Iom Kipur.
Hay una anécdota que ilustra esta idea a la perfección.
Un hombre era tan pobre que no podía enviar a sus hijos a estudiar a la escuela, por lo que decidió enseñarles el mismo en su casa. Para que la educación sea efectiva decidió ser muy estricto durante las horas de estudio y al terminar las clases volvía a ser un padre amoroso. Cierto día vio a sus hijos llorar y les preguntó: ¿Por qué sufren, hijos míos? Porque nuestro maestro nos castiga demasiado, respondieron con la voz entrecortada por el llanto. Habla con él –agregaron - para que sea más misericordiosos
Deseo a todos ustedes un año de crecimiento material y espiritual, con salud, abundancia, energías renovadas y bendiciones en todos los aspectos de la vida.
¡Ketivá Vejatimá tová, shaná tová umetuká! ¡Que sean inscriptos y sellados en el libro de la vida y que tengan un año bueno y dulce!
Dr. Carlos Víctor Zalazar Suárez.
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