El quid de gobernar en la actualidad
tiene que ver, entre otras cosas, con: 1) administrar correctamente las
expectativas, y 2) siempre tener una agenda renovada que sintonice con la
mayoría social (ser siempre “el cambio”).
El gobierno de Mauricio Macri estuvo
muy atado durante todo 2016 a la agenda socioeconómica, por obvias razones, con
altos y bajos. Altos como levantar el cepo, lograr el acuerdo con los holdouts,
impulsar el blanqueo y reducir las retenciones al campo. En baja como la
inflación, la recesión y el ajuste en las tarifas de servicios.
Eso hizo que la nueva administración
cambiara su enfoque estratégico por el camino, como fuimos advirtiendo en esta
columna durante el año pasado.
Pasó de creer en la bendición en las
inversiones a apostar a la clásica reactivación vía consumo interno. Pasó de
obsesionarse po;r bajar el déficit fiscal a comprender que lo importante es
ganar la elección legislativa de 2017.
En las últimas semanas el gobierno
promovió -entre otros- los siguientes temas:
·
-la baja en la edad de imputabilidad,
·
-el control de los antecedentes a la inmigración,
·
-la baja en el costo laboral vía ART,
·
-la modificación en el régimen de feriados,
·
-la negativa a financiar el fútbol,
·
-más medidas de apoyo al campo.
·
Las posiciones tomadas en estos
issues en general tienden a sintonizar con el público que votó a Cambiemos en
2015: preocupación por la seguridad, por los costos de las empresas, por el
campo, por medidas “populistas” como fútbol y feriados.
De esta manera el gobierno está
tratando de “des-economizar” la agenda, teniendo en cuenta que la reactivación
va a seguir retrasada a los ojos de los votantes. Además lo muestra
activo, ofensivo, apuntando a que se le mantenga el crédito mientras la
recesión se va.
Cambiemos no necesita que todo ande
fenómeno para ganar la elección de este año. Sí necesita 1) mantener las
expectativas de que siguen siendo el cambio, aunque no lo materialicen en la
medida de lo esperado, 2) alentar el miedo de que el único gobierno que perdió
la primera legislativa se tuvo que ir (la Alianza), y 3) mostrar que si pierde
puede volver el infierno tan temido (CFK).
A favor corre que la segunda parte
de este año será lo mejor de 2017 en materia económica, justo cuando los
argentinos irán a la urnas. Quienes lo conocen hace muchos años dicen que Macri
es un hombre de suerte, factor que como decía Maquiavelo debe estar asociado a
la figura del Príncipe.
En contra juega el paso del tiempo:
cierta sensación para no pocos ciudadanos de que no pasa nada, que gobierna para
ricos, que los pronósticos no se cumplen, que no era el cambio esperado, etc.
La gente vota por expectativas y haciendo balance, no por solo
por realidades y por la presencia de factores negativos.
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