El último domingo de enero de cada año se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Lepra, enfermedad milenaria que aún es padecida en países como los del centro de África, China, India y Brasil. En Argentina es una enfermedad endémica, donde desde hace 10 años se detectan entre 300 y 400 casos nuevos de lepra por año. Es más frecuente en adultos que en niños, ya que estos representan menos del 2% de los casos nuevos descubiertos anualmente.
Esta enfermedad infecciosa afecta algunas zonas rurales y urbanas de nuestro país, siendo las áreas más comprometidas las de clima templado y tropical: el noroeste, el noreste y centro argentino, abarcando las provincias del Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Buenos Aires y Capital Federal, aunque también se puede ver en otras zonas debido a migraciones internas y del exterior. Existían hasta 2015, 426 pacientes bajo tratamiento, de los cuales 269 fueron diagnosticados en ese año.
¿Qué es la lepra?
Se trata de una enfermedad infecciosa crónica producida por el Mycobacterium leprae (bacilo de Hansen), cuyo período de incubación es muy prolongado (hasta 10 años), dependiendo de la inmunidad del paciente. Afecta preferentemente la piel y los nervios periféricos e igualmente puede afectar mucosas y órganos internos.
Contagio y síntomas
El contagio es dificultoso y se produce entre un enfermo no tratado y una persona sana susceptible. Se realiza por contacto directo y prolongado (domiciliario o laboral) y a través de secreciones de las vías respiratorias, requiriéndose en promedio 5 años antes de que aparezcan los síntomas.
Las manifestaciones de la enfermedad pueden ser muy variadas y múltiples, como por ejemplo manchas blanquecinas o rojizas, pérdida de la sensibilidad en las lesiones, manos, brazos, pies y piernas, pérdida del vello y de la transpiración, hormigueos, debilidad muscular, engrosamiento de la piel y nódulos en la superficie corporal, infecciones y lesiones que ocasionan discapacidades y deformidades.
Hay una forma de lepra que es la tuberculoide, en la que predominan las lesiones que son como manchas donde no hay sensibilidad; y, una forma más severa, la lepralepromatosa, en la que predominan los nódulos y las deformidades.
La enfermedad es curable
El tratamiento es ambulatorio y consiste en la combinación de distintas drogas antibióticas y antiinflamatorias por vía oral y por periodos de entre 6 y 12 meses según el tipo de lepra que se presente. La enfermedad es curable si se cumple con el tratamiento en forma completa.
La clave es la consulta temprana ante un signo clínico para el diagnóstico precoz, el tratamiento adecuado del paciente y el control de su familia. La prevención consiste en diagnosticarla y tratarla precozmente y controlar a las personas que vivan en la misma casa. El paciente tratado puede desarrollar su vida en forma normal.
Asimismo, existen campañas contra la lepra para su prevención, diagnóstico y tratamiento, llevadas a cabo por la Sociedad Argentina de Dermatología y Sociedad Argentina de Leprología.
Juan Sebastián Rusiñol
M.N. 74521
Médico dermatólogo
Servicio de Dermatología del Hospital Alemán.
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