Famosa
localmente por sus tomates triturados, legumbres y frutas enlatadas, Inca participará de Aliment.AR con la intención de
restablecer el intercambio comercial con países limítrofes. Testimonio de una empresa
que refleja lo que pasa en el país.
“Queremos recuperar el intercambio comercial
que teníamos con los países de la región y que perdimos totalmente en los últimos cinco años.
Por eso creemos que va a ser
importante participar de Aliment.AR, una exposición argentina con marca
propia que puede ser muy atractiva para posibles clientes”, afirma Alejandro
Bestani, director de Inca, reconocida marca de legumbres, frutas enlatadas y
derivados de tomates, sobre la participación que tendrán en la primera exposición internacional B2B de alimentos, bebidas y tendencias que se realizará del 8 al 10 de
noviembre en Tecnópolis.
Inca es una empresa familiar que tiene casi 80
años de trayectoria en el mercado argentino y comercializa 45 tipos de productos
en casi todo el país a través de supermercados, grandes mayoristas y pequeños
distribuidores. Con fábricas propias en Ramallo y la ciudad mendocina de San
Rafael, la empresa tiene unos 200
empleados y en su cadena de producción intervienen unas 2700 personas de manera
indirecta. Salvo algunos productos Premium
importados, como atún, champiñones y palmitos, la materia prima es adquirida a
productores de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y San
Juan.
En
Aliment.AR se enfocarán en promocionar algunos productos puntuales como
arvejas, porotos, garbanzos, tomates triturados y frutas enlatadas. “Aunque
vamos a llevar todas nuestras variedades porque a veces hay clientes que
quieren comprar la línea completa”, dice Bestani quien además participará de la novena edición de la ronda de negocios
internacional LAC Flavors. “Alguna vez participamos de ferias internacionales
más tradicionales, pero no en actividades de este tipo donde hay un contacto
directo con posibles clientes”, comenta.
Volver al
mundo
Pese a su destacada preponderancia en el
mercado interno, Inca quedó afuera del comercio exterior por cuestiones
relacionadas a la poca competitividad del tipo de cambio y demoras en los
reintegros de los derechos de exportación. “Con una retención del 5% nos
dejaban afuera de la cancha. Si bien continúan los problemas con el tipo de
cambio, sé por gente que exporta que hay una intención de este gobierno de
acelerar esos reintegros”, cuenta Bestani, que además es responsable del
Departamento de PyMes de la Coordinadora de las Industrias de Productos
Alimenticios (Copal).
No
obstante, Bestani asegura que hay
cuestiones macro a solucionar, como la estructura de costos logísticos. “Esto
hace que tengamos una competencia muy dura con Brasil, a pesar de que importa
este tipo de materia prima. Desde nuestra fábrica de Ramallo hasta Montevideo,
el flete terrestre cuesta unos 1600
dólares. Mientras que a nuestro competidor brasileño que está en la ciudad de Pelotas,
una vez y media la distancia nuestra, le sale 1000 dólares. En proporción por
kilómetros, le cuesta menos de la mitad”, detalla.
Otra
cuestión a resolver, opina, es la del
alto costo financiero para mantener y ampliar el capital de trabajo. “Esa variable
llega al 30% anual mientras que el precio de las legumbres salidas de fábrica
se ha incrementado solo un 7% en lo que va del año. Si bien el margen operativo
que tenemos es bueno, en ese aspecto perdemos violentamente en la
competitividad con el resto del mundo”, dice.
Sin
embargo, el ejecutivo ve una intención por parte del Estado de abordar estas
problemáticas que, si bien las soluciones se verán a largo plazo, alienta a
recuperar el terreno perdido en el exterior. “Hay una intención de dinamizar
las exportaciones y los funcionarios se acercan a las cámaras de nuestra industria
para interiorizarse sobre estas problemáticas. Eso genera expectativas favorables
y por eso hay que empezar a moverse ahora. Los clientes no se logran de un día
para el otro. Primero hay que mostrarles la mercadería, interiorizarlos sobre
la marca y algunos posiblemente también quieran visitar nuestras plantas”,
reflexiona.
Bestani
explica que en el corto plazo apuntan fundamentalmente a retomar los mercados
de naciones vecinas como Uruguay, Paraguay, Bolivia e incluso Brasil, que si
bien es un competidor del rubro confían en que tal vez pueda despertarse el
interés de algunas regiones puntuales. Mientras tanto, Inca mira fijamente el
futuro y aspira a obtener el financiamiento que le permita adquirir nuevas
maquinarias para aumentar la producción e incorporar nuevos productos a sus
líneas comerciales.
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