Nuevamente nos encontramos ante un alerta epidemiológico cuyo
responsable es un virus. El 1o de mayo la OMS (Organización Mundial de
la Salud) emitió un comunicado exhortando tener en cuenta la posibilidad
de expansión de este virus y la enfermedad que provoca en humanos.
¿De qué se trata en realidad? Los últimos años nos vimos enfrentados al
incremento de enfermedades virales que apenas se conocían o que
considerábamos muy lejanas: dengue, Chikungunya, Zika, Fiebre Amarilla… y
ahora el virus Mayaro. Todos estos virus pertenecen a una misma
familia, los arbovirus, y por lo mismo tienen características muy
parecidas.
El virus Mayaro no es nuevo, se describió por primera vez
en 1954 en Trinidad y Tobago, lo cual no quiere decir que no haya
existido antes. Produce una enfermedad muy similar a la de los virus
comentados anteriormente aunque pareciera que de curso más benigno. Esta
similitud en los signos y síntomas lleva a pensar que en muchos casos
se lo confunde con estas otras enfermedades y no se diagnostique
correctamente. En el país existe un algoritmo por el cual ante una
sospecha de enfermedad por arbovirus, se estudian primero, por
frecuencia, dengue, Chikungunya, etc. pero si éstos dan negativo se
continúa con la búsqueda del virus Mayaro.
Lo que causa
preocupación es la similitud con los virus mencionados anteriormente. Si
asumimos que aquellos aumentaron o surgieron por una mutación del
virus, que los hizo más afines a los seres humanos, o por un aumento en
el número de mosquitos debido al cambio climático, este virus puede
comportarse de la misma manera. Se sabe que el mosquito que lo transmite
más frecuentemente, al menos hasta ahora, es el Haemagogus. Este
mosquito vive fundamentalmente en zonas boscosas y húmedas, su hábitat
perfecto es la jungla y lo encontramos por ende en toda la selva
amazónica, alimentándose habitualmente con sangre de monos. El
Haemagogus es también transmisor de la Fiebre Amarilla junto al Aedes.
Los “gustos” del Aedes son, sin embargo, distintos: es un mosquito de
zona urbana que pica fundamentalmente a los seres humanos. Se sabe que
las epidemias ocurren generalmente cuando un individuo va al bosque y es
picado accidentalmente por un Haemogogus, vuelve a la ciudad e infecta a
un mosquito del género Aedes que luego irá diseminando el virus al
picar a personas sanas. La preocupación actual es cómo asegurar que esto
mismo no ocurra con el virus Mayaro.
El período de incubación es
relativamente corto, y se ha descrito que varía entre 1 y 12 días. El
curso de la enfermedad es autolimitado, con una duración de 3 a 5 días,
en los que se presenta fiebre, decaimiento general, cansancio y en
muchas ocasiones la piel se brota. Aunque no se descarta que en algunos
pocos casos pueda haber complicaciones graves a nivel de corazón o
cerebro, lo más grave que ocurre en forma habitual –algunos hablan de
hasta en el 50% de los casos- son dolores articulares importantes, que
pueden durar semanas o meses. No existe un tratamiento antiviral
específico.
Por el momento el virus se ha descripto sólo en el
continente americano aunque distintos países han diagnosticado la
enfermedad en viajeros provenientes de estas zonas. En el mapa podemos
observar los distintos brotes descriptos en el mundo. Recordemos que
hablamos de brotes cuando hay un aumento del número habitual de una
enfermedad, con lo cual la aparición de un solo caso en, por ejemplo,
Suiza cuenta como tal.
Acosta-Ampudia et al. Emerging Microbes & Infections (2018) 7:163
Como ocurre con todas las enfermedades infecto-contagiosas: no debemos
preocuparnos, más bien debemos ocuparnos. En este caso y para todos los
virus de esta familia, la lucha contra el mosquito es nuestra única
protección.
Dra. Cristina Freuler, MN 58098
Jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán
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