La Esclerosis Sistémica es un trastorno
autoinmune, crónico, de causa desconocida, que produce cambios
degenerativos, fibrosis difusa y otras anormalidades en la piel, las
articulaciones y los órganos internos 1 . Entre los órganos más
afectados están el esófago, el tubo digestivo inferior, los pulmones, el
corazón y los riñones 2 . La enfermedad afecta principalmente al sexo
femenino y el pico de inicio de la enfermedad está entre los 20 y los
50 años 3 . En Argentina presenta una prevalencia de 296/1.000.000 de
habitantes, con una disminución importante de la calidad de vida y
una elevada mortalidad, siendo la principal causa de muerte, el
compromiso pulmonar 4,5 .
Su curso clínico es heterogéneo, sin embargo, las manifestaciones
más características son el engrosamiento y endurecimiento de la piel
y el síndrome de Raynaud, una anormalidad en la circulación de
sangre en los dedos de las manos y los pies, que provoca que
adopten una coloración azulada 1,2 . Otros signos son:
Hinchazón y limitación del movimiento de los dedos de las
manos y los pies
Manchas rojas en las manos y la cara
Inflamación y dolor articular y muscular
Inflamación de esófago
Acidez gástrica
Inflamación del esófago
Los signos y síntomas son muy variables y se dan en distintas
combinaciones en cada paciente. Por ejemplo, el 40% de las
personas con Esclerosis Sistémica desarrolla úlceras o llagas y, 9 de
cada 10 sufre de problemas digestivos 2 .
El Diagnóstico de la Esclerosis Sistémica se realiza mediante el
examen físico, el análisis de la historia clínica y, pruebas de
laboratorio u otras pruebas funcionales que demuestren afectación de
órganos internos 1,2 .
Hasta la fecha no ningún medicamento capaz de modificar el curso
de la enfermedad, no obstante, hay varios tratamientos que alivian
algunos de los síntomas y reducen el daño orgánico.
Ante un diagnóstico positivo de Esclerosis Sistémica, se
recomienda al paciente incorporar hábitos que lo ayuden a
sobrellevar los síntomas, como dejar de fumar, evitar el uso de
drogas vasoconstrictoras, proteger sus manos del frio e intentar
mantenerlas calientes, adoptar una dieta saludable y ejercitarse
con frecuencia.
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