Aportes del Tesoro y préstamos del Fondo de Emergencia que comenzará a devolver en diciembre permitieron a Salazar mantener las cuentas en una zona de equilibrio durante el año pasado. Además de esos 200 millones, de los cuales 96,5 hay que devolver, 2020 terminó con 165 millones de deuda flotante.
El Gobierno de Cecilio Salazar elevó la Rendición de Cuentas 2020 al Concejo Deliberante, que le dio ingreso formal en la última sesión, y los concejales ya tienen disponible el material para analizar la ejecución de recursos y gastos del ejercicio del año de la pandemia.
Aunque la situación local no cambió demasiado respecto de 2019, aportes de Nación y Provincia permitieron que los números reflejen una situación que puede calificarse de “equilibrio”, en un año tan complejo como el de la pandemia, con un déficit o un superávit —según se quiera leer el resultado, que no deja de ser ínfimo— que se ubica entre el 1,5 y el 3 por ciento del total del Presupuesto.
El resultado financiero, ingresos corrientes contra gastos corrientes, arroja 32,7 millones de superávit; contando el pago de deuda y los ingresos por endeudamiento aprobado, se reduce a 24,3 millones; el total de recursos percibidos contra los gastos devengados, sin contar recursos extrapresupuestarios, arroja un déficit de alrededor de 60 millones sobre un Presupuesto total de más de $ 2100 millones.
Esa situación de “equilibrio” sólo fue posible gracias al aporte de Nación y Provincia. Las administraciones de Alberto Fernández y Axel Kicillof inyectaron alrededor de 200 millones de pesos a la de Cecilio Salazar. De ese monto, hay $ 96,5 millones que llegaron como préstamo y que deben ser devueltos en 18 cuotas desde diciembre de este año.
En aportes del tesoro nacional o provincial, ATP y ATN, San Pedro recibió más de 100 millones de pesos, una suma no reintegrable que permitió al Estado local mejorar respecto del déficit del año anterior.
La dependencia de Provincia sigue presente en San Pedro y es muy importante: los recursos propios por el cobro de tasas y derechos fueron de 460 millones, apenas el 22 por ciento del total de los ingresos totales percibidos en el ejercicio 2020 y el 29,7 de los de libre disponibilidad.
La deuda flotante fue de alrededor de 164 millones de pesos, de los cuales 126 millones corresponden a “cuentas comerciales a pagar” y 10,7 millones a contratistas.
Hay que tener en cuenta en el análisis que 2020, el año de la pandemia, tuvo a la Municipalidad con actividades reducidas, diversas áreas sin operar y las secretarías de Salud, Seguridad y Desarrollo Humano la frente de las tareas para afrontar las consecuencias del coronavirus COVID-19.
Como bien dijo el presidente de la Comisión de Presupuesto, Martín Pando, cuando defendió los números de Salazar de 2019, “el déficit preocupa, tensiona el devenir de la gestión, retrasa pagos, retrasa la ejecución de obras y no es cómodo para nadie tener este tipo de resultados”. Pero también había dicho: “Podemos manejarlo”.
Como analizó La Opinión en julio, al final del primer semestre, que lo tuvo al secretario de Gobierno, Silvio Corti, a cargo de Economía, el Municipio había alcanzado equilibrar las cuentas y pagar prácticamente toda la deuda flotante de 2019, que había sido de 175 millones.
La “economía de guerra” de la primera mitad del año continuó en la segunda y el alivio de los recursos provinciales y nacionales permitió alcanzar fin de año con números alentadores, aunque siempre gracias a esa inyección extra de recursos, que el Gobierno local calificó de “imprescindible”.
“No sólo se trató de ayuda externa, también desde el Municipio se extremó el control de los gastos, como así también se profundizó la implementación de medidas tecnológicas para recobrar la recaudación perdida”, destacó el Gobierno en la Rendición de Cuentas elevada al Concejo.
Y es cierto: a pesar del año de pandemia, de la caída en los índices de coparticipación y la retracción de la actividad económica que obligó a bonificar tasas y derechos, los ingresos propios estuvieron apenas por debajo de las previsiones, aunque no dejan de ser muy pocos en relación al volumen total de recursos y gastos.
No debe soslayarse, y el Gobierno lo destacó en la memoria descriptiva, que 2020 fue un año sin aumento de sueldo para los trabajadores hasta diciembre, cuando apenas otorgaron un 10 por ciento tras un bono de 12 mil pesos pagado en cuatro cuotas. Ello permitió que el gasto en personal insumiera el 67,6 por ciento de los recursos de libre disponibilidad, que en 2019 había ascendido al 83 por ciento y en 2018 al 78. (Semanario La Opinión).
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