Iván tiene 39 años y es oriundo de Cipolletti. Un accidente lo dejó sordo de sus dos oídos. Ahora, gracias a un inventor de la zona, Luis Campos, pudo volver a oír. "Me miró sorprendido y, hablando con dificultad, me preguntó ‘¿no me vas a poner nada en los oídos?’”, cuenta el ingeniero a Info Región.
Al servicio de la ciencia como herramienta para los necesitados y en contra de toda la corporación medicinal, el ingeniero Luis Campos es reconocido en todo el mundo por sus inventos relacionados con el acceso a la tecnología de personas con diferentes discapacidades.
El hombre oriundo de Banfield inventó hace 15 años un dispositivo que en estos días se volvió tapa de los diarios: logró que Iván, un hombre de 39 años que había perdido la audición en sus dos oídos por un accidente laboral, pueda volver a escuchar.
Una historia que recorre el mundo. Todo comenzó hace un año y medio cuando por medio de un seminario el ingeniero Campos se traslado hasta Cipolletti, en Neuquén, para hablar sobre sus descubrimientos relacionados a las tecnologías aplicadas a la discapacidad.
“Siempre que doy los seminarios evalúo a chicos o personas con distintas discapacidades para ver cuáles son sus necesidades y ver qué dispositivo uno pode realizar. Ahí propuse la idea de utilizar uno de los inventos, el SEVITAC-D, un aparato que parece un dedal que procesa la información vibrotáctil. Allí conocí a Iván”, señala a Info Región Campos.
Contó que cuando se vieron por primera vez, Iván – acostumbrado a ver audífonos- no podía creer que lo que Campos tenía para mostrarle era un simple dedal. Tampoco pensó que su vida podía volver a cambiar.
“Me miró sorprendido y –hablando con dificultad- me dice ‘¿no me vas a poner nada en los óidos?’”, recuerda. La respuesta fue negativa, y a cambio le pidió el dedo índice. Conectó todo, y el dispositivo comenzó a funcionar. “Todavía recuerdo sus ojos, su sensación de sorpresa y alegría. El equipo no filtra sonidos, y la primera sensación que sentís es el ambiente sonoro, ya que nunca estamos en silencio por completo. Me miró y luego miró sus manos, y realizó un sonido de sorpresa que ni él mismo esperaba. Y así escuchó su propia voz, luego de quince años”, contó.
“Hace quince años que no escuchaba mi voz”, le expresó Iván a Campos. “Lo más triste fue quitarle el equipo, porque era sólo una prueba. Sin embargo, gracias al apoyo que recibió pudo obtener su propio dispositivo, y hoy, hoy escucha”, señaló al tiempo que enfatizó: “No hay nada más placentero que sentir que uno puede hacer cosas para mejorar la vida de otra persona. La felicidad es inmensa”, subrayó.
El dispositivo. SEVITAC-D es un artefacto no invasivo que cualquier sordo bilateral severo puede usar. Se trata de un aparato que parece un dedal que se conecta a un procesador del tamaño de un teléfono que, a su vez, tiene un micrófono. Ese micrófono se coloca a 15 centímetros de la boca y, si bien capta todos los sonidos que hay a 4 metros de distancia, le da mayor importancia a las voces.
Una vez que ese sonido percibido llega al micrófono, el procesador lo convierte en un estímulo vibrotáctil que se transmite al dedo y que el nervio a su vez transmite al cerebro.
Un cambio de paradigma. El descubrimiento del ingeniero de Banfield, que realiza sus investigaciones en Guadalajara, México, patea el tablero en el campo de la medicina y las tecnologías, ya que propone una transformación y descubrimientos tan nuevos, que no cuentan con precedentes firmes.
Esta situación lo llevó a que no le abrieran las puertas en muchos congresos de fonoaudiología y a que ningún referente institucional o gubernamental se acercara a escuchar y ver lo que él tenía para mostrar. “Uno lo hace todo a pulmón, no me rindo porque me mantiene la felicidad que veo en la gente a la que le doy una mano”, señaló a este medio.
Indicó que el prejuicio por parte de los científicos tiene que ver con la desvalorización del aparato. “Imaginate cuando escuchás por primera vez que una persona puede escuchar a través del dedo, es algo que no se puede creer. Y sí, es increíble, pero es real”, apuntó.
“Muchas veces siento que estoy solo remando porque es difícil que nadie de más arriba te escuche. Esto es algo nuevo a nivel mundial, y estamos haciendo investigaciones muy importantes para la ciencia. Estamos dilucidando un camino que tiene que ver con el placer de sentir los sonidos”, resaltó Campos.
El dispositivo cambia el panorama respecto a lo que la ciencia ha descubierto sobre el oír, y como toda transformación y descubrimiento genera apoyos, y también rechazos. Sin embargo, las pruebas que Campos tiene son la gente a la que ayudó, personas como Iván. Testimonios empíricos, no de manual, testimonios que pueden manifestar su propia verdad, y también escucharla. (Inforegión).
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