Según un nuevo informe del Políticas Económicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, nuestro país sólo es superado por Venezuela, Sudán, Congo, Libia y Angola.
La comparación surge de datos del último año para 224 países publicados por el FMI. La liberación de una serie de precios a su cotización internacional, así como la política de “recomposición tarifaria” son algunos de las causantes.
En el plano regional, Argentina es el segundo país con mayores niveles de inflación sólo por detrás de Venezuela. Y también el segundo país que más perdió poder de compra de su salario mínimo.
La inflación acumulada en los últimos 14 meses supera el 30% promedio, en todos los rubros. Los mayores aumentos se dan en los bienes y servicios más inelásticos (vivienda, agua, electricidad y otros combustibles).
RESUMEN EJECUTIVO DEL INFORME
• La política oficial de desinflación, sigue sin lograr resultados consistentes. Transcurridos dos años del nuevo régimen económico, la variación interanual de precios se posiciona en niveles similares a los del año 2015.
• En la coyuntura más próxima inciden tarifas de transporte, luz, gas, prepagas y educación. La estacionalidad de aumentos muy concentrados en pocos meses, determina un piso de inflación mensual difícil de quebrar a la baja.
• Pero por fuera de los bienes y servicios regulados por el Estado, la variación de precios interna tampoco se morigera a la velocidad suficiente. El componente “núcleo” del índice de precios nacional crece cerca del 22% interanual.
• Dejos de ralentizarse, algunas características del proceso hacen pensar en una profundización para los próximos meses. Ocurre que, producto de la devaluación del 13% del último trimestre, se verificó un aumento significativo en el precio de los insumos más difundidos para el entramado productiva.
• Así, la inflación mayorista presentó un alza del 9,6% en el primer bimestre, mientras que el componente importado tuvo un aumento cercano al 12% en igual período. Este fenómeno no hace más que anticipar la inercia latente que, con heterogeneidades, se transferirá en los próximos meses al consumidor final.
• Dicho esto, el alza sostenida de precios que se verifica en Argentina, lejos está de ser la norma. En un mundo de baja nominalidad, son pocos los países que transitan problemas de inflación sostenidos a lo largo del tiempo; menos aun cuando subsumen el resto de la política económica a su mitigación.
Nos proponemos desarrollar una comparativa internacional y regional, para contextualizar las particularidades del caso argentino en el concierto global.
• La aceleración de precios del último trimestre fue ostensible. Si se la anualiza, se posiciona en el 33,5%. Retrocediendo en la serie, se debe volver a julio de 2016 para encontrar un trimestre de mayor variación de precios.
• Evaluando la serie larga el IPC CABA, se cae en cuenta de que el promedio de inflación mensual fue del 2,1% para el período entre mitad de 2012 y fines de 2015. Lejos de moderarse, la variación de precios promedio desde el inicio del nuevo régimen económico fue de 2,5%, esto es, 0,4 puntos porcentuales mayor.
• La dispersión general redundó en una fuerte modificación de precios relativos que llegó hasta casi 50 puntos porcentuales de diferencia entre distintos rubros de consumo. Por caso, el aumento de precios en “vivienda, agua y electricidad” fue del 63,2% en los últimos catorce meses, según el Indec, mientras que para prendas de vestir y calzado, fue tan sólo del 15%.
• En la comparativa agregada, Argentina se posiciona en la sexta posición global. Es dable señalar que las primeras cinco posiciones están ocupadas por países con una gran inestabilidad macroeconómico y/o institucional.
• En el plano regional, Argentina es el segundo país con mayores niveles de inflación, sólo por detrás de Venezuela. Además, el último año, fue el que más lejos estuvo de alcanzar su meta de inflación, con un desvío de más de siete puntos porcentuales.
• Semejante variación de precios internos alteró la distribución del ingreso, vía salarios reales. Como medida comparativa, el salario mínimo en nuestro país fue el segundo de mayor deterioro relativo, con una caía del 6,1% y solamente por debajo del caso venezolano.
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