En Argentina, la esperanza de vida de la mujer con diabetes es 8,2 años menor que en las que no tienen la enfermedad
El 14 de Noviembre se conmemora en todo el mundo el Día de la Diabetes, establecido en 1991 por la Federación Internacional de Diabetes y la Organización Mundial de la Salud con el fin de concientizar acerca de las causas y el tratamiento de esta enfermedad en constante aumento. La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la producción de insulina (hormona producida por el páncreas que se ocupa de eliminar el azúcar de la sangre), y que por lo tanto produce un exceso de azúcar en la sangre de las personas1. Entre los riesgos que supone padecer esta enfermedad, las personas con diabetes tienen entre dos a tres veces más infartos de miocardio y ACV que aquellas que no la tienen.
El exceso de peso, uno de los principales factores de riesgo para contraer Diabetes, viene aumentando de modo continuo a lo largo de las cuatro ediciones de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR): 49% en 2005, 53,4% en 2009, 57,9% en 2013 y 61,6% en 20182. Este crecimiento ha sido mayormente a expensas de la obesidad que, aumentó casi un 75% entre el 2005 y el 2018.
Según lo expresado en la última ENFR, la aparición de diabetes mellitus tipo 2 (DM2) suele ser lenta, con un largo período asintomático: entre un tercio y la mitad de las personas con DM2, se encuentren sin diagnóstico, situación que incrementa tanto las complicaciones como la mortalidad prematura.
Mujer y diabetes
En las mujeres, esta enfermedad es especialmente riesgosa. Según Javier Mauricio Farías (MN 105947), Jefe de Servicio Endocrinología y Diabetes en Sanatorio Güemes, “si bien la incidencia de la diabetes es menor en las mujeres que en los hombres, es importante saber que las mujeres con Diabetes Tipo 2, especialmente aquellas con obesidad, tienen una mayor prevalencia de cáncer de mama y otras enfermedades oncológicas (como el cáncer colorrectal).”
“En las mujeres con Diabetes Tipo 2 se presentan otras comorbilidades como obesidad visceral, hipertensión arterial, síndrome de ovario poliquístico, artrosis, apneas del sueño y mayor incidencia de fracturas por presencia de neuropatía diabética. El riesgo es especialmente mayor durante la menopausia, porque ya sea por la pérdida del efecto protector de los estrógenos o por un efecto negativo de la menopausia, los datos publicados muestran que las mujeres en la menopausia tienen mayor mortalidad cardiovascular”, concluyó Farías.
Para María Cristina Faingold (MN 60197), Directora de la Carrera de Médico Especialista en Endocrinología de la UBA, Jefa del Servicio de Endocrinología Unidad Asistencial Dr. César Milstein y médica de la Unidad de Diabetes del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, “la diabetes mellitus no presenta en general diferencias sustanciales en cuanto a diagnóstico, síntomas de presentación, métodos de control, tratamiento, tipos de complicaciones, etc. entre hombres y mujeres. Sin embargo, sí hay elementos diferenciales en cuanto al manejo en algunas situaciones concretas, o en cuanto a pronóstico o complicaciones.”
“La pubertad y la adolescencia hacen más difícil de tratar y controlar la enfermedad, como sucede en general con otras enfermedades crónicas en esta etapa de la vida, en ocasiones motivado por la propia edad, y a ello hay que añadirle la complejidad hormonal que presenta la mujer”, agregó la especialista.
Con la menopausia desaparece el efecto protector de los estrógenos, igualándose el riesgo cardiovascular al de los hombres en la población general, pero en mujeres diabéticas este riesgo es todavía mayor: “Las mujeres con diabetes también suelen correr un riesgo más alto de tener un ataque al corazón, y a una edad más joven que las mujeres sin diabetes, por lo que la esperanza de vida es menor que en las mujeres que no tienen diabetes (8,2 años inferior), mientras que en los hombres es 7,6 años menor. Una de cada tres mujeres morirá a causa de enfermedad coronaria en comparación con una de cada nueve mujeres que muere por cáncer de mama”, aseguró Faingold.
Consultada acerca de las razones por las cuales se da esta situación, la endocrinóloga explicó que “esto puede ser debido a que las mujeres reconocen peor los síntomas, a que suelen tener más factores de riesgo asociados y peor control metabólico. Las mujeres presentan síntomas de enfermedad coronaria más atípicos o casi inexistentes y acuden a los servicios de urgencias de forma más tardía, complicándose con el hecho de que las pruebas para el diagnóstico son menos precisas que en los varones”, concluyó.
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