miércoles, enero 15, 2020

La enfermedad de Lyme, una extrañeza para los argentinos. La producen ciertas especies de garrapatas.

Si bien un estudio llevado adelante hace unos años en la Argentina por el INTA descartó la presencia de este tipo de garrapatas en el país, la noticia acerca de la salud de Justin Bieber puso en agenda esta patología.
Según dicen, en 1909 Suecia fue el primer país que describió los síntomas relacionados a esta enfermedad, pero recién en 1975 se la reconoció como tal en EEUU, luego de una epidemia en un pueblo denominado Lyme, en el estado de Connecticut. De ahí su nombre.
La enfermedad de Lyme es producida por una bacteria, la Borrelia burgdorferi, y transmitida por garrapatas, aunque no todos estos insectos son capaces de transmitirla ni tampoco todas las Borrelia son productoras de la enfermedad: Existen unas 19 especies de garrapatas, de las cuales sólo 5 la producen.
Las garrapatas transmisoras de la enfermedad de Lyme pertenecen a la familia Ixodioidea, y viven en zonas templadas y húmedas del hemisferio norte. Las especies presentes en Europa son distintas a las de EEUU y, aunque la enfermedad es la misma, difieren en ciertos aspectos. Las americanas, por ejemplo, son más agresivas.
“En 1987, con mi título de especialista en Enfermedades Infecciosas recién estrenado-acababa de terminar mi residencia, incluyendo su jefatura, en el Hospital Muñiz-me trasladé a Suecia para acompañar a mi marido que cumpliría con una beca en ese país. Con la temeridad lógica de la juventud creía saber todo acerca de las enfermedades infectológicas pero ni bien llegué, a mediados de la primavera, me encontré con una enfermedad que sólo conocía de los libros: la enfermedad de Lyme. Con el correr de los meses ya no fue solo una enfermedad teórica sino que comencé a ver pacientes, presencié ateneos de discusión con los casos más complejos y participé en campañas de prevención y difusión”, explica la Dra. Cristina Freuler (MN 58098), Jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán.
Contagio, diagnóstico y tratamiento
Las garrapatas no saltan ni vuelan, se prenden al animal o al humano al tomar contacto con él, y, si están infectadas, transmiten la Borrelia recién a partir de las 36 horas de contacto. Es por eso que una de las medidas de prevención más importante sea estar atentos y revisarse a uno mismo y a los niños diariamente para desprender la garrapata, con mucho cuidado, no más allá de las 24 horas de prendida. Son garrapatas muy chiquitas, en general no miden mucho más de 2 mm, por lo cual son difíciles de ver y de desprender; existen unas pinzas especiales para facilitar el procedimiento.
En muchos casos, principalmente en Europa, la infección puede pasar desapercibida y el individuo no tener ninguna manifestación. Si la tuviera, lo más típico es la aparición de una mancha rojiza alrededor de la picadura, a veces también manchas similares en otras partes del cuerpo, que se agrandan con los días y luego desaparecen. Puede haber fiebre pero no necesariamente. Si se hace diagnóstico en esta etapa el tratamiento es muy simple, con antibióticos orales tales como la amoxicilina. La enfermedad también puede presentarse en forma más difusa involucrando otros órganos como ser articulaciones, músculos y el sistema nervioso. Esto ocurre frecuentemente cuando no se diagnosticó o no estuvo presente la primera etapa de la enfermedad. En estos casos los antibióticos generalmente serán inyectables. La duración del tratamiento varía de acuerdo a los órganos involucrados.
El diagnóstico se realiza por el cuadro clínico. En la Argentina además se busca el antecedente viajes a países donde exista la enfermedad. Los estudios de laboratorio no son muy precisos y, como pueden dar falsos positivos, ante un resultado de ese tipo debe solicitarse un estudio más complejo para confirmar el diagnóstico. El Instituto Malbrán -Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas dependiente de la ANLIS (Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud)- hace solamente los estudios para detección, no así los de confirmación.
La enfermedad de Lyme crónica está muy discutida, es decir que en aquellos pacientes que aún tratados persistan sintomáticos, habría que plantearse la posibilidad de otra enfermedad, dado que los síntomas son poco precisos y los estudios de laboratorio, bastante inespecíficos.
La enfermedad no deja inmunidad, es decir que una persona puede re-infectarse y presentarla en más de una ocasión. Tampoco existe una vacuna, sólo queda cuidarse de las garrapatas.

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