Actualmente contamos con las trivalentes y tetravalentes, producidas en dos tipos de plataformas: a base de huevos y de cultivo celular ¿En qué se diferencian y cómo funcionan?
La gripe es una enfermedad respiratoria muy contagiosa provocada por el virus de la influenza. Puede ser leve, pero también muy grave, especialmente en ciertos grupos de alto riesgo. Se calcula que las epidemias anuales causan en el mundo de 3 a 5 millones de casos graves y 290 mil a 650 mil muertes.
Debido a que los virus de la gripe cambian cada año, los expertos destacan que la forma más efectiva de reducir el riesgo de la enfermedad es la vacunación anual y oportuna.
“La reformulación anual de las vacunas responde a la necesidad de adaptarse a las cepas del virus de la influenza circulantes. Las vacunas antigripales pueden ser de tres (trivalentes) o cuatro cepas (tetravalentes) pero también pueden diferenciarse según su plataforma de producción”, explica el doctor Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica.
Las vacunas trivalentes protegen contra dos cepas de la influenza A (H1N1 y H3N2) y un linaje de la influenza B y se encuentran disponibles de forma gratuita para los grupos de riesgo como parte del Calendario Nacional de Vacunación.
Las vacunas tetravalentes (o cuadrivalentes) protegen contra dos cepas de virus de la influenza A (H1N1 y H3N2) y dos linajes de la influenza B y están disponibles en el mercado privado.
Según su tecnología de producción, en Argentina existen dos tipos, aquellas desarrolladas con la tecnología tradicional de producción en huevo y desde el 2022 se cuenta en el mercado privado con una vacuna antigripal desarrollada con tecnología de cultivo celular.
Todas estas vacunas antigripales se consideran inactivadas, es decir, que más allá de la plataforma en la que se fabriquen están formuladas con fragmentos virales responsables de generar respuesta inmune en el paciente. Son vacunas seguras para la población general, embarazadas e inmunosuprimidos.
La tecnología tradicional a base de huevos se ha utilizado durante más de 70 años. Con una amplia experiencia en la producción a gran escala y con resultados significativos en la salud pública, esta producción requiere de una gran cantidad de huevos (especialmente desarrollados para tal fin), planificación, tiempos de producción cercanos a los 6 meses, así como el uso de antibióticos.
La vacuna adyuvantada disponible en Argentina en el mercado público de forma gratuita para los adultos mayores de 65 años, también se produce a partir de la tecnología de huevos. Esta vacuna contiene un adyuvante, que es una sustancia que potencia la respuesta inmunitaria del organismo a la vacuna.
El doctor Pablo Bonvehí, jefe de la sección Infectología del Hospital Cemic explica: “resulta importante entonces que los adultos mayores se vacunen con este tipo de vacunas porque las personas mayores 65 años tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones a causa de la gripe debido a un fenómeno llamado inmunosenescencia, que es la pérdida de la capacidad de respuesta inmune, no solo frente a las vacunas, sino también frente a infecciones”.
Desde el 2022 se encuentra disponible en Argentina en el mercado privado la vacuna de cultivo celular, aprobada para su aplicación a partir de los 6 meses de edad. La producción en cultivo celular no requiere huevos de gallina, los virus inactivados utilizados para hacer la vacuna se replican en cultivos de células. Los tiempos de producción se reducen a la mitad en comparación con los métodos tradicionales.
“El Covid nos enseñó cómo trabajar con nuevas tecnologías y esto ha sido realmente un salto cualitativo importantísimo en vacunación”, acota Ángela Gentile, infectóloga pediátrica del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
La tecnología de cultivo celular evita la “adaptación al huevo”, lo que genera una coincidencia más fiel entre las cepas contenidas en la vacuna y las definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como circulantes ese año.
Con esta tecnología la similitud antigénica entre las cepas circulantes y las contenidas en la vacuna demostró ser mayor para la influenza A/H3N2 y el Linaje B Victoria. En el caso de la influenza A/H3N2 la similitud antigénica fue mayor al 96 % versus el 45 % de la producida en huevo.
“Lo que me parece más importante de estas vacunas es que al ser con una tecnología que evita el proceso en huevos tenemos muchas menos posibilidades de mutaciones”, agrega la doctora Gentile.
¿Quiénes deben vacunarse?
Toda persona mayor de 6 meses puede recibir la vacuna antigripal según criterio de su médico tratante. Es fundamental que las personas comprendidas en los grupos de riesgo reciban la vacuna antigripal ya que de esta manera se garantiza la prevención de una de las enfermedades respiratorias de mayor impacto individual y sanitario.
La vacuna antigripal se encuentra incluida en el Calendario Nacional de Vacunación y comprende la población más vulnerable, como son: mayores de 65 años, personal de salud, embarazadas (en cualquier trimestre de la gestación, para proteger a la madre y al bebe durante sus primeros meses), puérperas hasta diez días posteriores al parto (sino la recibieron durante el embarazo), niños de 6 a 24 meses y personas entre 2 y 64 años que presenten patologías crónicas (respiratorias, cardíacas, diabetes, trastorno de la inmunidad, obesidad, entre otras).
Según datos del Ministerio de Salud durante el 2022 se registró un marcado aumento de casos en el país de enfermedad tipo gripe con respecto a 2020/2021 y 2018/2019.
“En la pandemia, durante dos años, casi no tuvimos circulación de virus respiratorios, incluyendo a la influenza. Pero en 2022 tuvimos tres brotes epidémicos en la Argentina: uno en el verano, otro en otoño invierno un poco menor que el de verano y uno que ha ocurrido en los meses de primavera, es fundamental vacunarnos cuanto antes”, concluye el doctor Debbag. (ANDigital).
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