jueves, diciembre 17, 2009

Kirchner tuvo que enfrentar un reclamo de los intendentes por la crisis de inseguridad. Por Ignacio Fidanza.


(La Política OnLine). Como anticipó La Política Online, el ex presidente se subió a un acto que había organizado la Anses en el Tigre. Kirchner buscó la foto con Sergio Massa, que viene creciendo en las encuestas. Un grupo de intendentes aprovechó para encararlo y plantearle sin vueltas el temor la extrema preocupación por la crisis de inseguridad que vive la provincia. “Esta escalada se puede cargar a todo el sistema político de la provincia”, le advirtieron. La bronca con Scioli y la pelea con Clarín.
“¿Néstor no será el momento de aflojar la pelea con Clarín, ya que el año que viene va a empezar la campaña para el 2011?”, le dijo Massa a Kirchner, en un tramo de la breve, pero jugosa charla –duró unos 10 minutos- que el diputado mantuvo con el dueño de casa y los otros intendentes “rebeldes” que se acercaron al acto.
Por unos segundos un silencio helado cayó sobre los presentes y el intendente de Bahía Blanca, Cristian Breitenstein, miró a su colega del Tigre como si estuviera ante un alienígena. Kirchner tragó saliva y luego se mandó una larga parrafada sobre el nuevo rol de los medios, los cambios que se avecinan en el sector y otras generalidades que le evitaron la incomodidad de contestar la provocación de Massa.
Fue apenas la frutilla de un acto muy entretenido desde lo político, cargado de tensión, de palabras no dichas y miradas sugerentes. Es que luego de la salida traumática de Massa del gobierno de Cristina Kirchner, el ex presidente demostró porqué es un político de raza: más allá de los fastidios personales, miró las mismas encuestas que miran todos en la provincia y actuó en consecuencia.
Hoy Sergio Massa es el dirigente del peronismo bonaerense que mejor mide y se ubica a paneas unos puntos de Francisco de Narváez. Entonces, Kirchner fue en busca de esa foto y de paso se permitió mortificar a un impertérrito Daniel Scioli, que soportó con su mejor cara, el sol abrazador del mediodía del Tigre. Hasta la crisis de los Pomar, y otros episodios desafortunados, era el candidato puesto a la reelección. Hoy esa postulación –como todas- entró en zona de riesgo por la crisis de inseguridad.
"Se que todos esperan que hable de coincidencias y diferencias, pero voy a hablar de la asignación familiar", arrancó Massa en su discurso. Una manera elegante de decir que hay coincidencias y diferencias, sin caer en desplantes impropios para un anfitrión.

Horas desesperadas
En rigor, la provocación de Massa con Clarín, fue una diagonal para distender sobre el final un diálogo que venía muy denso. Es que en el acto estaban presentes, entre otros intendentes además de Massa y Breitenstein; Osvaldo Amieiro de San Fernando; José Eseverri de Olavarría y Alberto Descalzo de Ituzaingó, entre otros.
Estos intendentes caratulados como “rebeldes” por su autonomía frente a la Casa Rosada, sin embargo fueron los que finalmente le plantearon a Kirchner con toda crudeza el impacto de la inseguridad en sus distritos y su preocupante efecto disolvente sobre la autoridad del Estado. Incluso con un agregado que le puso una cuota de drama personal a la charla.
Es que el intendente Osvaldo Amieiro, todavía estaba bajo la conmoción que le produjo enterarse del asesinato ocurrido esta madrugada en Benavídez –partido del Tigre- de Francisco Roberto García. Es que este remisero, degollado salvajemente, era empleado de planta de la Municipalidad de San Fernando en el área de Espacios Públicos.
“Néstor, corremos el riesgo de que estalle una crisis que se cargue a todo el sistema político de la provincia”, fue una de las frases más dramáticas que se escucho en esa improvisada cumbre.
No hizo falta más. Apenas Kirchner subió al palco, en el marco de una prolija organización que al estilo de los actos norteamericanos incluyó suelta de globos, lanzó la frase que mañana seguramente imprimirán los diarios: pidió “decisiones políticas fuertes” para enfrentar la inseguridad.
Para muchos de los presentes fue un mensaje directo a Scioli, a quienes los presentes, según comentaron a La Política Online, vieron notoriamente bajoneado. Kirchner incluso pareció apoyar en su discurso el notable retroceso discursivo de la gestión de Scioli y Stornelli, que ahora retoma la línea Solá-Arslanian y carga las culpas de la inseguridad sobre la propia Policía bonaerense.
"Tiene que haber decisiones políticas muy fuertes para que los instrumentos e instituciones que tienen que garantizar la seguridad en Argentina sean absolutamente cristalinos", afirmó Kirchner, para que quede bien claro que aún en lo más álgido de la crisis, sigue pensando que la policía también es parte del problema.

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