LUJAN: Noviembre 22, (PUNTO CERO-EL Civismo) Más de 200 vecinos firmaron una nota expresando su malestar ante el intento de colocar una antena de telefonía celular en el predio de un hotel alojamiento.
Cuando la maniobra estaba a punto de concretarse, inspectores municipales descubrieron el engaño y procedieron a clausurar la obra.
Inspectores municipales estuvieron a un paso de fracasar y quedar en ridículo cuando se dirigieron hasta un hotel del barrio El Mirador. Cuando estaban a punto de retirarse del lugar con las manos vacías encontraron evidencias suficientes para labrar un acta y proceder a la clausura de una obra que había levantado polémica entre el vecindario.
Alertados por las denuncias de decenas de vecinos, inspectores se presentaron el sábado a la tarde en Pino Hotel para verificar si era cierto lo que decía la gente del barrio o si la verdad del asunto estaba del lado del dueño del establecimiento.
Mediante una nota firmada por 210 personas, residentes del barrio hicieron saber a la Municipalidad que cerca de la salida que da a la calle Jorge Newbery habían construido una base de hormigón de grandes dimensiones y estaban instalando una estructura metálica cuyo fin sería la colocación de una antena para telefonía celular.
Por ordenanza, desde hace algunos años está prohibido en el casco urbano de Luján poner este tipo de aparatología debido a que existen sospechas acerca de los efectos nocivos que tendrían en la población que habita en un radio cercano a las antenas.
En el caso descubierto en Pino Hotel, el dueño del lugar argumentó que la construcción se trataba de la prolongación de la red de agua para las habitaciones del fondo del hotel y que en la cima de la torre lo que se iba a colocar era en realidad un tanque de agua.
Frente a este argumento, y pese a la insistencia de un grupo de vecinos que afirmaban que el dueño de lugar estaba faltando a la verdad, los inspectores estuvieron a punto de creerle al hotelero.
Sin embargo, cuando se disponían a retirarse -convencidos de que el hombre tenía la razón-, observaron que dentro de un recipiente que simulaba ser un tanque de agua se escondía desarmada la antena de telefonía celular que iba a ser instalada por una grúa de gran dimensión contratada para la ocasión.
Finalmente, y ante tamaña prueba, al dueño del lugar no le quedó otra que reconocer que estaba en infracción. Los inspectores entonces procedieron a clausurar la obra, según pudo saber este medio.
Una fuente que estuvo en el momento de la inspección confió a EL CIVISMO que el propietario del hotel habría arreglado con la empresa de telefonía celular cobrar una suma de dinero por adelantado durante un año a cambio de permitir la instalación de la antena dentro de su predio. Además, habría acordado percibir una mensualidad a modo de alquiler por el resto del tiempo que estuviese en funcionamiento el artefacto.
Cuando la maniobra estaba a punto de concretarse, inspectores municipales descubrieron el engaño y procedieron a clausurar la obra.
Inspectores municipales estuvieron a un paso de fracasar y quedar en ridículo cuando se dirigieron hasta un hotel del barrio El Mirador. Cuando estaban a punto de retirarse del lugar con las manos vacías encontraron evidencias suficientes para labrar un acta y proceder a la clausura de una obra que había levantado polémica entre el vecindario.
Alertados por las denuncias de decenas de vecinos, inspectores se presentaron el sábado a la tarde en Pino Hotel para verificar si era cierto lo que decía la gente del barrio o si la verdad del asunto estaba del lado del dueño del establecimiento.
Mediante una nota firmada por 210 personas, residentes del barrio hicieron saber a la Municipalidad que cerca de la salida que da a la calle Jorge Newbery habían construido una base de hormigón de grandes dimensiones y estaban instalando una estructura metálica cuyo fin sería la colocación de una antena para telefonía celular.
Por ordenanza, desde hace algunos años está prohibido en el casco urbano de Luján poner este tipo de aparatología debido a que existen sospechas acerca de los efectos nocivos que tendrían en la población que habita en un radio cercano a las antenas.
En el caso descubierto en Pino Hotel, el dueño del lugar argumentó que la construcción se trataba de la prolongación de la red de agua para las habitaciones del fondo del hotel y que en la cima de la torre lo que se iba a colocar era en realidad un tanque de agua.
Frente a este argumento, y pese a la insistencia de un grupo de vecinos que afirmaban que el dueño de lugar estaba faltando a la verdad, los inspectores estuvieron a punto de creerle al hotelero.
Sin embargo, cuando se disponían a retirarse -convencidos de que el hombre tenía la razón-, observaron que dentro de un recipiente que simulaba ser un tanque de agua se escondía desarmada la antena de telefonía celular que iba a ser instalada por una grúa de gran dimensión contratada para la ocasión.
Finalmente, y ante tamaña prueba, al dueño del lugar no le quedó otra que reconocer que estaba en infracción. Los inspectores entonces procedieron a clausurar la obra, según pudo saber este medio.
Una fuente que estuvo en el momento de la inspección confió a EL CIVISMO que el propietario del hotel habría arreglado con la empresa de telefonía celular cobrar una suma de dinero por adelantado durante un año a cambio de permitir la instalación de la antena dentro de su predio. Además, habría acordado percibir una mensualidad a modo de alquiler por el resto del tiempo que estuviese en funcionamiento el artefacto.
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