Según un informe del Banco Ciudad, el goteo de los depósitos en dólares del sector privado se redujo a cerca de U$S 150 millones semanales, una vez superada la crisis del dólar, cuando se llegaron a perder U$S 1000 por semana. Por su parte, los valuados en pesos volvieron a crecer por las subas en las tasas y la mayor tranquilidad de los mercados.
Después de la tormenta provocada por los controles al dólar, la situación de los depósitos en los bancos comenzó a regularizarse. Según un informe del Banco Ciudad, durante las agitadas jornadas post elecciones llegaron a perder U$S 1000 millones por semana. Actualmente el monto del goteo se redujo a cerca de U$S 150 millones semanales, mientras que la contracción de los plazos fijos se mantiene en torno a los U$S 200 millones semanales. Con estos números el monto de los depósitos va convergiendo a un nivel de U$S 12.000 millones.
Por su parte, los depósitos en pesos han retomado su crecimiento, después de dos meses de virtual estancamiento. En noviembre aumentaron un 2,2 por ciento mensual. Las razones de este fenómeno se encuentran en las elevadas tasas de interés y el “cepo cambiario” creado por el gobierno, que restringió las posibilidades para la compra de dólares pero además comenzó a dar señales de que podría mantener el nivel actual de tipo de cambio.
Es que luego de la corrida, las tasas comenzaron a aflojar. En el pico que tuvieron a mediados de noviembre, en el que la tasa de préstamo mayorista (BADLAR) llegó a un 22,9 por ciento, actualmente se encuentra en un 18,6. “Al percibir que las tasas estaban muy altas, el público intentaba retener el crédito que tenía; ahora que ya se alcanzó el pico, las tensiones en el mercado comenzaron a aflojar” comentaron a LPO desde un estudio especialista en temas financieros. “Estamos en un momento de transición monetaria con un cepo” explicaron.
El relajamiento en estas variables vino en un primer momento por presión del gobierno, que intimaron a los bancos a bajar las tasas de interés pasivas a un techo del 20 por ciento, “lo que luego fue reforzado con medidas más genuinas, como la recuperación de depósitos y la desaceleración del crédito, lo que ayudó a mejorar la liquidez de las entidades” informa el reporte del Banco Ciudad.
Pero los especialitas del mercado no terminan de comprender por qué el gobierno no termina de convalidar una suba en las tasas. Eso se expresó por ejemplo durante la semana, cuando el Central volvió a emitir moneda para recomprar los bonos que había vendido la ANSES ese mismo día. Y es que con cada expansión de la base monetaria, se aflojan las tensiones sobre la tasa de interés pero al mismo tiempo se generan presiones inflacionarias, según los economistas.
Por su parte, la desaceleración en el nivel de crédito se expresó en un crecimiento importante de esta variable durante noviembre, pero que apenas llegó a ser la mitad de lo que fue en septiembre. Las principales afectadas por este nuevo panorama fueron las empresas, mientras que el crédito al consumo continúa en franca expansión, como lo muestran las ventas minoristas en ascenso que se mantuvieron a pesar de las turbulencias financieras.
Después de la tormenta provocada por los controles al dólar, la situación de los depósitos en los bancos comenzó a regularizarse. Según un informe del Banco Ciudad, durante las agitadas jornadas post elecciones llegaron a perder U$S 1000 millones por semana. Actualmente el monto del goteo se redujo a cerca de U$S 150 millones semanales, mientras que la contracción de los plazos fijos se mantiene en torno a los U$S 200 millones semanales. Con estos números el monto de los depósitos va convergiendo a un nivel de U$S 12.000 millones.
Por su parte, los depósitos en pesos han retomado su crecimiento, después de dos meses de virtual estancamiento. En noviembre aumentaron un 2,2 por ciento mensual. Las razones de este fenómeno se encuentran en las elevadas tasas de interés y el “cepo cambiario” creado por el gobierno, que restringió las posibilidades para la compra de dólares pero además comenzó a dar señales de que podría mantener el nivel actual de tipo de cambio.
Es que luego de la corrida, las tasas comenzaron a aflojar. En el pico que tuvieron a mediados de noviembre, en el que la tasa de préstamo mayorista (BADLAR) llegó a un 22,9 por ciento, actualmente se encuentra en un 18,6. “Al percibir que las tasas estaban muy altas, el público intentaba retener el crédito que tenía; ahora que ya se alcanzó el pico, las tensiones en el mercado comenzaron a aflojar” comentaron a LPO desde un estudio especialista en temas financieros. “Estamos en un momento de transición monetaria con un cepo” explicaron.
El relajamiento en estas variables vino en un primer momento por presión del gobierno, que intimaron a los bancos a bajar las tasas de interés pasivas a un techo del 20 por ciento, “lo que luego fue reforzado con medidas más genuinas, como la recuperación de depósitos y la desaceleración del crédito, lo que ayudó a mejorar la liquidez de las entidades” informa el reporte del Banco Ciudad.
Pero los especialitas del mercado no terminan de comprender por qué el gobierno no termina de convalidar una suba en las tasas. Eso se expresó por ejemplo durante la semana, cuando el Central volvió a emitir moneda para recomprar los bonos que había vendido la ANSES ese mismo día. Y es que con cada expansión de la base monetaria, se aflojan las tensiones sobre la tasa de interés pero al mismo tiempo se generan presiones inflacionarias, según los economistas.
Por su parte, la desaceleración en el nivel de crédito se expresó en un crecimiento importante de esta variable durante noviembre, pero que apenas llegó a ser la mitad de lo que fue en septiembre. Las principales afectadas por este nuevo panorama fueron las empresas, mientras que el crédito al consumo continúa en franca expansión, como lo muestran las ventas minoristas en ascenso que se mantuvieron a pesar de las turbulencias financieras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario