En la nueva normalidad ya no se puede esperar ganancias extraordinarias. Algunos de los temores del pasado, como la reducción del estímulo de la Fed, los precios bursátiles altos o la desaceleración de la economía china, se han hecho realidad.
La lista de temas que preocupaba a los inversionistas a inicios de 2013 incluía la incertidumbre reinante en torno a las economías de Estados Unidos y China, la posibilidad de que la Reserva Federal de EE.UU. empezara a retirar su estímulo y algunas señales que indicaban que las acciones estadounidenses se habían vuelto caras y el Promedio Industrial Dow Jones acumulaba un alza de 11% en camino a un aumento de 26% en todo el año.
Ahora los inversionistas tienen básicamente las mismas preocupaciones, pero creen que algunas cosas están cambiando.
Muchos consideran que 2013 fue un año excepcional, no un preludio del futuro. Incluso si los principales indicadores bursátiles cerraran 2014 al alza, una creciente cantidad de estrategas prevé que el mercado sufrirá un repliegue de más de 10% en algún momento.
"Será un recorrido más turbulento", señaló Jim Dunigan, director de inversiones de PNC Wealth Management, que administra recursos del orden de los US$ 127.000 millones.
Parte del problema es el alza del año pasado. Las acciones suben entre 10% y 12% en un año promedio, una cifra que incluye la distribución de dividendos y excluye la inflación. No obstante, el índice S&P 500 avanzó 30% en 2013, una cifra que aumenta a 32% al incluir los dividendos. Se trata de su mayor crecimiento anual en 16 años. A su vez, el alza del Dow del año pasado fue la mayor en 18 años.
Numerosos analistas advirtieron el año pasado que los inversionistas, llenos de optimismo acerca de lo que deparaba 2014, estaban celebrando antes de tiempo. Ahora el mercado está pagando los platos rotos. Aunque el desempeño de las empresas y la economía no ha defraudado las expectativas de los inversionistas, no ha sido lo suficientemente deslumbrante para propulsar las acciones.
No es la única razón. Algunos de los temores que los inversionistas abordaron en forma hipotética el año pasado, como la reducción del estímulo de la Fed y la desaceleración de la economía china se han vuelto realidad. El flojo desempeño de las acciones puede ser normal en un año en el que la economía china modera su crecimiento frenético de los últimos años y la Fed desmonta paulatinamente un programa que inyecta miles de millones de dólares en el sistema financiero todos los meses. Tal vez este año, con sus altibajos e incertidumbres, sea un preludio de lo que se avecina.
"El año pasado observamos algunos retornos desmedidos", dijo Bob Browne, director de inversiones de Northern Trust Corp., entidad que gestiona unos US$ 880.000 millones en activos. "Pensamos que estamos en un entorno en el cual es sostenible lograr retornos de entre 6% y 8% al año, incluyendo dividendos". Los inversionistas los van a obtener "con muchos baches" y este año los retornos podrían estar más cerca de 6% que de 8%, añadió.
"Hemos tenido un estímulo muy agresivo de la Fed que ahora está disminuyendo", explicó Dunigan, de PNC. Poco a poco, señala, el desempeño de las acciones va a depender más de los fundamentos económicos y menos del estímulo del banco central. "Mi experiencia me dice que estas transiciones son desordenadas", manifestó.
Algunas de las placas tectónicas que sustentan el mercado se están desplazando. Poco a poco, las acciones se han encarecido si se comparan con las ganancias de las empresas que las emiten. El alto precio de los títulos bursátiles hace que los inversionistas sean más cautelosos, al igual que ocurre con un alza en los precios de cualquier producto o servicio. Las empresas, por lo tanto, tienen que registrar ganancias y ventas espléndidas para justificar sus valuaciones.
Hay múltiples formas de evaluar los precios de las acciones y todas apuntan en la misma dirección: los precios están muy por encima del promedio y aunque todavía no alcanzan niveles extremos, se están acercando.
Aunque la Fed aún mantiene su estímulo a la inversión en renta variable, un reciente estudio de Ned Davis Research sugiere que los precios bursátiles son altos y que tanto las instituciones como las familias han invertido bastante, con lo cual ha disminuido la cantidad de fondos disponibles a la espera de una buena oportunidad para entrar al mercado de acciones. La firma advierte que si bien no está anticipando algún problema inminente, hay "riesgos de un retroceso significativo este año".
Han pasado cinco años y el actual mercado alcista ha perdido vitalidad. Lo más probable es que no muera, sino que siga experimentando los altibajos que lo han caracterizado este año.
Salvo que se produzca un regreso de la "exuberancia irracional" que se apoderó de los inversionistas en los años 90, parece difícil que las acciones estadounidenses repitan los retornos excepcionales conseguidos en 2013 y hasta podrían caer. (Empresas News).
Ahora los inversionistas tienen básicamente las mismas preocupaciones, pero creen que algunas cosas están cambiando.
Muchos consideran que 2013 fue un año excepcional, no un preludio del futuro. Incluso si los principales indicadores bursátiles cerraran 2014 al alza, una creciente cantidad de estrategas prevé que el mercado sufrirá un repliegue de más de 10% en algún momento.
"Será un recorrido más turbulento", señaló Jim Dunigan, director de inversiones de PNC Wealth Management, que administra recursos del orden de los US$ 127.000 millones.
Parte del problema es el alza del año pasado. Las acciones suben entre 10% y 12% en un año promedio, una cifra que incluye la distribución de dividendos y excluye la inflación. No obstante, el índice S&P 500 avanzó 30% en 2013, una cifra que aumenta a 32% al incluir los dividendos. Se trata de su mayor crecimiento anual en 16 años. A su vez, el alza del Dow del año pasado fue la mayor en 18 años.
Numerosos analistas advirtieron el año pasado que los inversionistas, llenos de optimismo acerca de lo que deparaba 2014, estaban celebrando antes de tiempo. Ahora el mercado está pagando los platos rotos. Aunque el desempeño de las empresas y la economía no ha defraudado las expectativas de los inversionistas, no ha sido lo suficientemente deslumbrante para propulsar las acciones.
No es la única razón. Algunos de los temores que los inversionistas abordaron en forma hipotética el año pasado, como la reducción del estímulo de la Fed y la desaceleración de la economía china se han vuelto realidad. El flojo desempeño de las acciones puede ser normal en un año en el que la economía china modera su crecimiento frenético de los últimos años y la Fed desmonta paulatinamente un programa que inyecta miles de millones de dólares en el sistema financiero todos los meses. Tal vez este año, con sus altibajos e incertidumbres, sea un preludio de lo que se avecina.
"El año pasado observamos algunos retornos desmedidos", dijo Bob Browne, director de inversiones de Northern Trust Corp., entidad que gestiona unos US$ 880.000 millones en activos. "Pensamos que estamos en un entorno en el cual es sostenible lograr retornos de entre 6% y 8% al año, incluyendo dividendos". Los inversionistas los van a obtener "con muchos baches" y este año los retornos podrían estar más cerca de 6% que de 8%, añadió.
"Hemos tenido un estímulo muy agresivo de la Fed que ahora está disminuyendo", explicó Dunigan, de PNC. Poco a poco, señala, el desempeño de las acciones va a depender más de los fundamentos económicos y menos del estímulo del banco central. "Mi experiencia me dice que estas transiciones son desordenadas", manifestó.
Algunas de las placas tectónicas que sustentan el mercado se están desplazando. Poco a poco, las acciones se han encarecido si se comparan con las ganancias de las empresas que las emiten. El alto precio de los títulos bursátiles hace que los inversionistas sean más cautelosos, al igual que ocurre con un alza en los precios de cualquier producto o servicio. Las empresas, por lo tanto, tienen que registrar ganancias y ventas espléndidas para justificar sus valuaciones.
Hay múltiples formas de evaluar los precios de las acciones y todas apuntan en la misma dirección: los precios están muy por encima del promedio y aunque todavía no alcanzan niveles extremos, se están acercando.
Aunque la Fed aún mantiene su estímulo a la inversión en renta variable, un reciente estudio de Ned Davis Research sugiere que los precios bursátiles son altos y que tanto las instituciones como las familias han invertido bastante, con lo cual ha disminuido la cantidad de fondos disponibles a la espera de una buena oportunidad para entrar al mercado de acciones. La firma advierte que si bien no está anticipando algún problema inminente, hay "riesgos de un retroceso significativo este año".
Han pasado cinco años y el actual mercado alcista ha perdido vitalidad. Lo más probable es que no muera, sino que siga experimentando los altibajos que lo han caracterizado este año.
Salvo que se produzca un regreso de la "exuberancia irracional" que se apoderó de los inversionistas en los años 90, parece difícil que las acciones estadounidenses repitan los retornos excepcionales conseguidos en 2013 y hasta podrían caer. (Empresas News).
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