"Lo que ha venido sucediendo estaba dentro de lo probable. Que el gobierno tuviera algunos logros importantes como la salida del cepo, el levantamiento de las retenciones a las exportaciones y la solución del problema con los holdouts, asegurando la gobernabilidad en su primera gran jugada", manifiesta Fara, quien responde la entrevista desde Copenhague, donde es uno de los dos latinoamericanos que asiste a la conferencia anual de la Asociación Europea de Consultores Políticos.
Según el influyente profesional porteño, por otro lado, también era esperable que si "el gradualismo inicial parecía que no alcanzaba, hubiera una presión fuerte por reducir el déficit y comenzaran a aparecer problemas (como el debate inesperado por la ley antidespidos). Al tener que debatir con más fuerza, tarde o temprano el oficialismo iba a intentar polarizar, y el clima ya no sería de tanta calma".
Fara considera que "el gobierno está aprendiendo, no creo que podamos observar tendencias claras hasta el último trimestre, porque para la gente es todavía muy prematuro sacar conclusiones. Es para tomar todo con pinzas. Sí ha tenido desajustes en los tiempos políticos de algunos anuncios que lo hacen aparecer deficitario en materia social. A esto se le deben sumar problemas de comunicación y reacciones un poco improvisadas cuando se enfrentó a crisis como los Panamá Papers.
—¿Las medidas de ajuste que implementó el gobierno rasgaron su base electoral?
—Macri obtuvo el 34 por ciento en la primera vuelta. De modo que hay 18 puntos que son de prestado en la segunda vuelta. No creo que hasta ahora haya rasgado su base electoral. Lo que se está desgastando es lo que sumó en el ballottage. Pero así como se fue, puede volver si las condiciones económicas mejoran.
—En el gobierno sostienen que no hubo caída pronunciada de Macri pese a los tarifazos y la inflación. ¿Sus números dicen lo mismo?
—Hasta hace un mes nosotros notamos una caída persistente en la aprobación de 3 puntos promedio por mes. Arrancó en 65 por ciento en diciembre, y ahora está cerca de 50 por ciento. Pero esos números no dicen nada si no se los pone en contexto. Teniendo en cuenta el tamaño del ajuste que está realizando, la creciente preocupación por el desempleo, además de la inflación, no está tan mal. Por ahora es una Presidencia que se sostiene en las expectativas. Sin embargo, la inercia de la opinión pública no cambia de un día para otro. Para un segmento ya hubo decepción, y ahora esperará a ver para creer. Sin resultados concretos no modificará su desencanto.
—¿La ausencia de liderazgo en el peronismo es el gran trébol de 4 hojas del gobierno nacional?
—Ayuda sin duda, pero yo no me quedaría dormido, porque "el otro también juega". Si al gobierno nacional no le va bien, existe algo llamado Partido Justicialista que puede capitalizar ese descontento en una elección puramente legislativa como la del año próximo. Sin embargo, el oficialismo está haciendo todo lo que tiene a la mano para que ese trébol siga teniendo 4 hojas: negocia con los gobernadores, promueve nuevas fragmentaciones, le da aire a un peronismo PRO, se sienta a hablar con los sindicatos, no entra en confrontaciones que no le conviene.
—¿Hay posibilidad cercana de que el PJ institucionalice un nuevo liderazgo?
—Me parece difícil. A diferencia del 99 que el peronismo encaraba su rol opositor con figuras nacionales como Reutemann, Ruckauf y De la Sota, eso hoy no existe. Urtubey recién comienza su instalación nacional. Randazzo es una incógnita, y hay muchos gobernadores nuevos preocupados por tener una relación racional con el gobierno nacional para que no se desmadren sus finanzas en tiempos duros. Más allá de eso, Cristina sigue teniendo ascendencia sobre muchos cuadros políticos luego de estos 12 años, le dio un relato al peronismo (y no hay internamente un relato alternativo con fuerza), y el impacto negativo de la crisis económica sobre la base social peronista la refuerza. Por otro lado, es claro que al gobierno no le conviene que el peronismo institucionalice un nuevo liderazgo, y eso va a pesar, como el alfonsinismo disfrutaba tener enfrente a Herminio Iglesias. Por último, un capítulo aparte es Massa, hoy la figura política con mejor imagen a nivel nacional, a quien tampoco le conviene que el peronismo se ordene fácil, ni pronto.
—¿Por qué el objetivo actual del gobierno es limar las chances de Massa?
—Porque es la principal amenaza, políticamente hablando. Para quienes votaron a Scioli en el ballottage, pero creen que él y CFK ya fueron, y para los que votaron a Macri, pero creen que este no era el cambio esperado, la opción puede ser Massa (no hay mucho más en el tablero), quien será candidato el año próximo nada menos que en la provincia de Buenos Aires. Como se vio en el debate por la ley antidespidos, el oficialismo cambió su voto en Diputados para licuar la capacidad de maniobra del Frente Renovador.
—¿Para Macri es todo ganancia confrontar con los aparatos simbólicos del kirchnerismo?
—Es ganancia en la medida que la sociedad no se harte de la polarización y la profundización de la grieta. El problema es si la mayoría se cansa y busca otras opciones. Porque hay más de dos actores en el escenario. En el corto plazo, y de cara a la elección de 2017, obviamente le conviene porque la mayoría no querría que el kirchnerismo vuelva al poder.
—¿Cristina tiene viabilidad política o sus aspiraciones de volver al poder quedaron limadas?
—Las posibilidades de CFK dependen de 1) cómo le vaya al gobierno, y 2) que aparezcan nuevos liderazgos en el peronismo (en su amplio espectro). Si al gobierno le va bien y figuras como Massa, Urtubey o Randazzo construyen una alternativa (afuera o adentro del PJ), el futuro de Cristina estará muy complicado. Sin embargo, solo para tomar la foto actual, el gobierno está en desgaste, los liderazgos alternativos internos no aparecen y Massa sigue afuera. Eso hace que, por ejemplo, en el Gran Buenos Aires la imagen de la ex presidenta haya tenido una recuperación destacable.
—¿El futuro político de Macri se define en las elecciones de mitad de mandato?
—Sí, porque resulta difícil en el sistema político argentino sobrevivir a una derrota en la primera elección legislativa de medio término que atraviesa un presidente. El caso De la Rúa es obvio. Por eso todos los cañones van a estar apuntados a mejorar el ánimo en 2017, y pudiendo mostrar al menos control de la inflación. Quizá no sean tan importantes los logros concretos, como que se tenga la sensación de que se va por el camino correcto.
—¿Tiene futuro político Macri con precios altos?
—Digamos que parece difícil con inflación dura de domar. El año que viene la herencia recibida ya no será tan tenida en cuenta. Los electorados evalúan si el liderazgo estuvo a la altura de las circunstancias, en el corto plazo, más que indicadores objetivos de resultados. Por eso, cuando el gobierno nacional llegó a la conclusión de que sin baja de inflación palpable nada sería factible, es que decidió pasar del gradualismo a un ajuste aún más profundo.
—¿El triunfo de Macri, el juicio político a Dilma y la cada vez más insostenible situación política en Venezuela son elementos que inclinan que el péndulo latinoamericano gira hacia la centroderecha?
—Es posible. Pero ojo: que el péndulo puede tener paradas intermedias. Porque más allá de los errores políticos y económicos de los gobiernos, lo cierto es que el ciclo de altos precios de los commodities de exportación concluyó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario