martes, mayo 03, 2016

El riesgo de perder contacto con la realidad más dura. Por José Calero.

Mientras se espera el cumplimiento de las promesas de "felicidad" que llegan del gobierno, hasta ahora las medidas adoptadas van a contramano de esos objetivos: fuerte ajuste sobre el bolsillo de la gente.

A pocos días de que Mauricio Macri cumpla cinco meses en el poder, su gobierno ya tiene varios frentes de tormenta, entre los cuales sobresalen la protesta social en ascenso y la amenaza de un primer paro nacional.

Las medidas adoptadas hasta ahora pusieron el acento en la necesidad de ordenar las cuentas públicas y recuperar la confianza de la comunidad financiera internacional pagando casi 10.000 millones de dólares a los fondos buitre.

Se cerró ese acuerdo y el gobierno espera volver a aparecer en el radar de los fondos de inversión internacionales para encarar las obras de infraestructura necesarias y dinamizar el empleo, que junto con la inflación son el punto más conflictivo de la recién iniciada administración macrista.

Pero mientras se espera el cumplimiento de las promesas de "felicidad", hasta ahora las medidas adoptadas van a contramano de esos objetivos.

Las políticas adoptadas -en un país que al menos en las elecciones apareció dividido por mitades- han redoblado las preocupaciones de los sectores postergados, y generado en las clases medias un parate de consumo que se empieza a sentir con fuerza.

El volumen de ventas en supermercados y autoservicios se desplomó 4% en el primer trimestre respecto del mismo mes del 2015, según la consultora Scentia.

El descenso fue más pronunciado en los hipermercados (8,5%) y súper (5,1%), mientras que en los canales de cercanía, como autorservicios chinos o las cadenas Carrefour Express y Día, muestra cierta recuperación.

Conclusión: la gente decidió hacer compras de menor volumen, apenas lo urgente y necesario para el día a día.

El recorte se empieza a generalizar en las familias, las pymes y también las grandes compañías, al calor de tarifazos y aumentos de combustibles que rompen los bolsillos, mientras los despidos en el Estado y en algunos sectores privados empiezan a volver una quimera la búsqueda de trabajo.

Cuando el mercado interno se achica, en un mundo que compra cada vez menos, la economía se va paralizando.

Poco ayuda para esto la estrategia elegida por el Banco Central de mantener tasas de interés estratosféricas, que están enfriando aún más la economía y ya han puesto en guardia al equipo de Alfonso Prat-Gay, en una interna con Federico Sturzenegger que va en aumento.

El Gobierno podrá repetir, como lo hizo el ministro de Trabajo, que no hay un aumento del desempleo, pero en la economía juegan un rol decisivo las expectativas de la gente, y está claro que los fuertes aumentos de precios, la excesiva precaución y los rostros de susto que van invadiendo los hogares juegan en contra de los objetivos enunciados por Macri.

Con cierta malicia, uno de los principales dirigentes del PJ y exintendente lo reflejó con esta frase: "El macrismo carece de información sobre lo que pasa en el conurbano profundo y en otras zonas del interior, como Rosario. La gente ve que el sueldo alcanza cada vez menos y ellos arman estrategias con la información que recaban en Palermo y Recoleta".

Seguramente por especulación política ese dirigente con aspiraciones exagere, pero el alza de precios en las góndolas, y las subas de tarifas, cuando la mayoría de las paritarias está pendiente, está haciendo un ruido cada vez mayor, que en cualquier momento se transformará en estruendo a las puertas de la Rosada.
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Gremios que se impacientan
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Justamente a pocas cuadras de la Casa de Gobierno, los gremios hicieron sentir su descontento y se declararon "enemigos" de la política económica de Macri.

De paso, le avisaron que ya no hay margen para cargar culpas en el gobierno anterior, y le advirtieron que ni se atreva a vetar la eventual aprobación de la ley antidespidos, si es que la Cámara de Diputados la convierte en ley.
"Cuando uno compra la vaca, se hace cargo del ternero", disparó el metalúrgico Antonio Caló y jefe de la CGT Alsina, que apoyó a Daniel Scioli en las presidenciales pero trató de mostrar un discurso moderado en el acto a Independencia y San Juan.

Pero Caló sí le envió un mensaje a Macri en medio de la manifestación de las centrales sindicales: se acabó la luna de miel, los gremios exigen que el costo del ajuste no recaiga en los trabajadores.

Lo raro es que casi a la par del acto multitudinario en el Monumento a los Trabajadores, Macri aseguró que su gobierno está trabajando en la "misma agenda" que los sindicatos.

Algo no cierra. (Asteriscos TV).

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