Los caceroleros salieron a protestar contra la reforma previsional que impulsa el Gobierno, en un hecho inédito contra Mauricio Macri, que históricamente tuvo las cacerolas a su favor. Es verdad que las protestas fueron de muchísima menor envergadura de aquellas que enfrentó Cristina Kirchner, pero igual sorprendió la reacción de una clase media hasta ahora muy fiel a Cambiemos, que acaba de ganar las elecciones en todo el país hace dos meses.
La volatilidad de la clase media argentina es una medicina amarga que probaron varios de los líderes que inicialmente tuvieron su apoyo, pero igual impactaba este lunes por la noche el ruido de las cacerolas en barrios porteños muy macristas como Belgrano, Recoleta, Barrio Norte, Caballito, Colegiales, Saavedra, Palermo y Nuñez, entre otros.
Incluso se empezó a juntar gente en la Plaza del Congreso que luego de la batalla de este lunes quedó cortada por un doble vallado. También se movilizaron a Plaza de Mayo y cortaron puntos centrales como Callao y Corrientes, Córdoba y Billinghurst y se manifestaban en esquinas emblemáticas de las protestas contra Cristina como Callao y Santa Fe, santa Fe y Scalabrini Ortiz, Las Heras y Pueyrredon, Baunes y Olazabal en Villa Urquiza.
La confusión que se generó por la espontaneidad de las protestas fue tal, que en la Rosada no podían garantizar al comienzo si los cacerolazos eran en contra o a favor del Gobierno.
Pero los cánticos fueron determinantes: "Macri basura, vos sos la dictadura", se escuchó tanto en Corrientes y Scalabrini Ortiz como en la zona del shopping del Alto Palermo, en donde el PRO arrasa en las urnas desde más de una década.
"Los viejos no se tocan", fue otro de los cantitos que se repitió en las esquinas porteñas, en un claro mensaje contra el proyecto que estaba siendo tratado esta noche en Diputados.
En Callao y Corrientes, en tanto, LPO pudo hablar con votantes de Macri desilusionados. "Yo lo voté, soy un cuatro de copas, puse en todos los grupos, en todos los portales que había que votarlo y sacar a los chorros y ahora no puedo pagar los impuestos", dijo un anciano a este medio.
"Me dicen que me tengo que conformar con 550 pesos, me quieren matar", agregó una señora.
La irrupción de desencantados del macrismo, como era esperable, fue muy festejada en las redes por los kirchneristas, con bromas de distinto tipo como el randazzista ex intendente de Chivilcoy, Anibal Pitelli, que posteó en Twitter una foto de una columna que salía de Palermo Chico hacia el Congreso con el siguiente texto: "Caminando al Congreso. Espero me den los 300 pesos, el chori y la coca que me prometió la puntera de Cabello y Lafinur".
La policía con motos impidió inicialmente que caceroleros que venían por la calle Solís se juntaran con los que se manifestaban en la destruida Plaza del Congreso, pero finalmente se corrieron y la manifestación en el mismo lugar durante toda la tarde se desató una batalla campal, terminó confluyendo, con la idea de avanzar luego hacia Plaza de Mayo.
También hubo protestas en el interior, en Córdoba, Rosario y otras ciudades del interior, así como en barrios de La Plata como Villa Elisa y en el microcentro de esa ciudad, en distintas ciudades del Conurbano como Quilmes y hasta frente a la Quinta de Olivos, como le pasó en su momento a Cristina Kirchner.
Cuando caía la noche en Rosario, se comenzaron a escuchar las primeras cacerolas que sonaban desde los balcones. Con el correr de los minutos, los vecinos se fueron concentrando en las esquinas y se sumaban los automovilistas con bocinazos.
Desde el remozado barrio de Pichincha, en las esquinas de Avenida Pellegrini como en las intersecciones de las calles del microcentro, la clase media empezó a movilizarse hacia el Monumento a la Bandera coreando el hit improvisado "Macri sos un cheto, no te metas con los viejos". (La Política On line).
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